domingo, 6 de diciembre de 2009

MÁS SOBRE LA FAMA INDECENTE.

Quería ampliar un poco, solo un poco, el comentario inicial que realicé sobre el cortometraje que envié ayer, día 5.


Claro, creo que a las personas sensibles y comprometidas con los seres humanos, les debe impactar. A pesar de no considerarme un modelo de ser humano, a mi me impactó tanto que lo envié a todas las personas con las que me comunico y lo coloqué en el blog. Hacía tiempo que no veía la escenificación de una realidad, llamada injustamente social, que se produce todos los días y que, desafortunadamente, admitimos.
Alguien puede decir que es una “película” (lo es), que es una “interpretación” del realizador (lo es), que “¿cómo es que una chica tan mona se dedique a estas cosas?” (que se dedican igual que cualquier hombre e incluso lo hacen mejor), que “eso era para Pérez Reverte” (alias “el converso”), que también lo podría ser y lo fue en un tiempo, pero ante todas estos falsos razonamientos basta indicarles a quienes los diga, si tienen un poco de memoria, que recuerden la famosa fotografía, Premio Foto Press y no se cuantos más, del pequeño niño negro muriéndose y un buitre, a tres metros, esperando "pacientemente"
Viendo esta fotografía, así como la recreación de la película, no tenemos más remedio que decir, los humanos de bien, que esta sociedad está podrida, es individualista hasta decir basta, que está regida por ignorantes chupasangres que se autodenominan “dirigentes políticos”, que las naciones que gastan millones de millones en armamento (un poquito también España) para fomentar matanzas y exterminios de humanos para su lucro personal son de tal indecencia que premian “las mejores fotografías, películas, escritos, etc.”, para solaz de una noche engalanada y en la que se pasean los vestidos, bolsos (Rita) y otros abalorios mientras se comenta la miseria, la enfermedad y la muerte.
Occidente ha hecho de nosotros, sus habitantes, unos seres sin sensibilidad, sin raciocinio, sin amor, sin felicidad y sin futuro. Si a esto le añadimos que, probablemente, la guerra expresada en la película podría ser una “guerra santa” guiada por la fe de la religión que sea, en el país que sea, ya tenemos todos los ingredientes de la estupidez humana juntos: política y religión. Los dos grandes males de “nuestro querido occidente”.  


Antonio Campillo Ruiz.

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