viernes, 12 de febrero de 2010

LA ENSEÑANZA SEGÚN ADOLFO ARISTARAIN.


DEDICADO A LOS ENSEÑANTES.

Antonio Campillo Ruiz

Cuando Adolfo Aristarain escribió el guión de “Lugares comunes” creo que estudió en profundidad qué es un profesor, qué es un equipo de enseñanza y qué les mueve a dedicar su vida a ella.

Federico Luppi, magistralmente, nos conduce con bastante desasosiego, a un planteamiento en el que la profesionalidad y la capacidad son relegadas ante hechos administrativos, cuando no de índole ideológica. A pesar de ello, la concepción de enseñanza que transmite a los nuevos enseñantes y las consecuencias que puede conllevar, son  tan verdaderas, tan importantes y de tal profundidad ética que al oír su disertación no tenemos más remedio que aplaudir a quien ha podido llegar a este grado de lucidez.

No es fácil alcanzarlo. Se debe poseer un convencimiento absoluto de la importancia de la enseñanza para el ser humano. Se debe estar totalmente convencido de la importancia de los jóvenes con vocación, aptitudes y capacidades para la mejora continua del proceso de enseñar.

Enseñar es mostrar y, “…mostrar no es adoctrinar, es dar información pero dando también, el método para entender, analizar, razonar y cuestionar una información. No obliguen a sus alumnos a estudiar de memoria, no sirve. Lo que se impone por la fuerza se rechaza y en poco tiempo, se borra. Ningún chico será mejor persona por saber de memoria en qué año nació Cervantes. Pónganse como meta hacerlos pensar, que duden, que se hagan preguntas. No los valoren por las respuestas, las respuestas no son la verdad, buscan una verdad que siempre será relativa. Las mejores preguntas son las que se vienen repitiendo desde los filósofos griegos”.


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