viernes, 12 de marzo de 2010

CIENCIA, MAGIA Y FARMACIA


LAPIDARIO

María Luisa Arnaiz Sánchez

 
El “Lapidario” fue el primer libro que salió del taller de Alfonso X en 1253 y el primer libro escrito en prosa castellana. Es un tratado científico-mágico de astrología que ilustra y comenta las virtudes y propiedades de las piedras según las influencias de los planetas. Se basa en un manuscrito hallado en Toledo, el cual ordenó traducir el rey a Yhuda Mosca el Menor y al clérigo Garci Pérez, sus colaboradores habituales. Esta obra manifiesta el entusiasmo del rey por la alquimia, la astrología y la nigromancia. Sirvan los ejemplos siguientes:


- De la Piedra que a nombre Belyniz (Aries)
Es el «berilo», que «a color de aire claro et limpio» y «es muy luziente como el aire, de guisa quel passa todo el viso (traspasa la vista)». De él se resaltan sus cualidades ópticas y su gran transparencia, por lo que fue el material con que se fabricaron las primeras lentes; de ahí que Gordonio en el XIII hablara de “Oculo berillino”. Brillen, ‘gafas’ en alemán, proviene del latín berillus.

 
- De la Piedra a que llaman Tutya (Capricornio)
Es una sustancia que se empleó para aliviar las dolencias oculares y estuvo muy en boga porque «enxuga la lágrema de los ojos, et vieda la que no corra (la impide caer)». De ella proviene la frase No hay tu tía (‘no hay remedio’), alteración de la frase pronunciada en las boticas cuando no había tal producto y, según el DRAE, el vocablo deriva del árabe at-tūtiyā, tal como nombraban los árabes al cinc y al antimonio.

 
 Ahora bien, si el símbolo químico del antimonio es Sb (stibium en latín), ¿de dónde nace la palabra ‘antimonio’? El alemán Basilio Valentín, alquimista y monje benedictino, quiso revolucionar la medicina del siglo XV empleando stibium como panacea universal. Probó el medicamento en sus compañeros de monasterio y varios monjes murieron. El envenenamiento engendró una nueva palabra por vía del humor negro: antimoine (antimonje) <  antimonio.


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