martes, 29 de junio de 2010

RISA Y SEXO


RISUS PASCHALIS

María Luisa Arnaiz Sánchez

Baubo

   El “RISUS PASCHALIS” fue una exhibición obscena que perduró en la iglesia católica hasta los primeros años del siglo XX. Maria Caterina Jacobelli dice que encontró el término leyendo la obra de Vladímir Propp “Edipo alla luce del folclore. Quattro studi di etnografia storico-strutturale” y su asombro fue tan grande que se propuso averiguar lo que se escondía bajo hecho tan inaudito. En España la editorial Planeta publicó en mayo de 1991 su obra “Risus paschalis. El fundamento teológico del placer sexual”, la cual me proporcionó cierta información desconocida, otra que ya utilizaba e indiferencia por su colofón. El “risus paschalis” es un acontecimiento  que discurre del siguiente modo: durante el transcurso de la misa de Pascua Florida o de Resurrección el cura oficiante debía suscitar la risa de los fieles y para ello se servía de todo lo que su imaginario sexual le dictaba, esto es, utilizaba un salaz vocabulario, mostraba sus genitales, e incluso simulaba el coito. Documentada en Reims en 852, la costumbre se extendió por casi toda Europa y perduró hasta 1911 en Alemania con el nombre de Ostergelächter. ¿Cómo?, ¿que los curas apelaban a la sexualidad y al placer para expresar la resurrección de Jesús?

El sombrero del cura
 
   Muchos investigadores han buscado cómo interpretar esta suerte de farsa de la iglesia católica, siendo sus respuestas controvertidas. La teóloga Jacobelli examina tres episodios distantes en el tiempo y en el espacio para probar que el risus paschalis oculta una índole sagrada:

Hathor
 
Episodio de Hathor. Egipto, siglo XII a. C.

En el “Papiro Chester Beatty” se cuenta que “Ra, ofendido con el dios Baba, se echó boca arriba y su corazón estaba gravemente herido…La Eneada divina…dirigió gritos hacia el rostro del dios Baba…el delito que has cometido es abominable…El dios grande pasó todo el día echado en su tienda...vino Hathor, la dama del Sicómoro Meridional, se puso frente a su padre, el Señor del Universo, y descubrió su sexo frente a él. Y el gran dios rió. Se alzó y se sentó con la Eneada divina…” 

Baubo. Museo Nacional de Dinamarca
 
Episodio de Baubo. Grecia, siglos VII - VI a. C.

En el “Himno” homérico a Démeter se cuenta que la diosa, errando apenada en busca de su hija, encontró refugio en Eleusis, donde rechazó toda comida y bebida. Una sierva, de nombre Iambe le hizo reír con guasas. En “Protréptico” Clemente de Alejandría es más explícito pues dice “Baubo…le ofreció un vaso de ciceón (agua de cebada) y, como la diosa lo rechazara…se levantó las ropas, empujando hacia delante sus pudendas y mostrándolas…entonces la diosa…sonrió de corazón”.

Amaterasu

Episodio de Amaterasu. Japón, siglo VIII d. C.

En el primer libro del “Kojiki” se cuenta que Amaterasu, la diosa del sol, fue retada por su disconforme hermano a ver quién concebía el mayor número de dioses y, tras vencer la diosa, Susano destrozó el palacio, donde ella y sus damas tejían el mundo. Encolerizada, se encerró en la Morada Celeste, de forma que reinaron las tinieblas.  Los dioses intentaron que saliera y, hasta que Ame-no-Uzume no “mostró los pezones…y desató las cintas de su traje hasta los genitales…(y los) kamis se echaron a reír”, Amaterasu no se asomó, momento en que fue atrapada y devuelta al mundo, que recobró la luz.

Ame-no-Uzume. Ekin Muian

   Interesada desde siempre por cualquier tipo de narración, cotejé las historias de los tres episodios expuestos por la doctora Jacobelli  y, a la luz de las funciones descritas por V. Propp para los cuentos maravillosos, analicé el mitologema codificado en dichos relatos. De forma simplificada lo que se desprende es:

alejamiento: Ra se separa de la Eneada divina, Démeter se marcha del Olimpo y Amaterasu abandona el cielo.

fechoría: Advenimiento de una catástrofe cósmica determinada  por la ausencia del sol (Ra), de los cereales (Démeter), y de la luz (Amaterasu).

AGRESORES: Baba, Hades y Susano.

ayudantes: Hathor, Baubo y Ame-no-Uzume.

reparación: Los tres dioses ríen, luego se acaba la crisis.

regreso: Todos retornan a su sede.

¿Cuál es la enseñanza que se quiere transmitir con estos mitos? Bien sencilla: es necesario preservar la fuente de toda vida. ¿Por qué la risa? Es sabido: reír es exteriorizar que ha pasado el peligro.

Narcisos

   Ahora bien, por haber sido introducidos ademanes tan escabrosos en lugar tan sagrado y momento tan solemne para los creyentes católicos, me pregunté: ¿no son similares los trances de pérdida y resurrección ocurridos a Core y a Jesús?, ¿qué relación se puede establecer entre la joven raptada y el hebro inmolado? Conviene recordar el mito de Démeter y PErséfone (respectivamente, en latín Ceres, de donde ‘cereal’, y Proserpina).

Démeter y Perséfone
 
   Un día Core recolectaba flores silvestres junto con las hijas del Océano cuando un narciso, hecho brotar por Gea como señuelo, llamó su atención.  Al acercarse a verlo, se abrió la tierra y apareció el dios Hades que impera en el Tártaro o mundo de los muertos y la raptó. Nadie pareció oír sus gritos salvo su madre que abandonó el Olimpo y salió en su búsqueda. Durante nueve días con sus noches anduvo indagando el paradero de su hija, pero, como nadie había visto nada, preguntó al sol y este le dijo que Zeus se la había dado a Hades para que fuera su esposa. Desde el momento en que Core perdió su doncellez, pasó a llamarse Perséfone.

El rapto de Pérsefone. Bernini

   Sumamente enojada, retiró su protección a los campos, causa de que las semillas dejaran de brotar, y, como la humanidad hubiera perecido sin alimentarse, el padre de los dioses le envió a Iris para rogarle que volviera a la mansión celeste. Al no dejarse persuadir, Zeus intentó sobornarla con regalos, pero ella insistía en que no dejaría prosperar las semillas hasta que su hija le fuera devuelta. El dios de los cielos entonces encomendó a Hermes que trasladara a Hades la orden de liberar a Perséfone, si bien se amparó en una condición: para ser completamente libre, no debería haber ingerido comida del reino infernal. Hades le comunicó a su esposa que podía volver con su madre pero, con el fin de retenerla, le dio a comer una granada. Unció sus caballos y voló con Perséfone y Hermes hasta ELEUSIS, donde se encontraron madre e hija. Cuando Démeter supo que su hija había transgredido involuntariamente la condición del padre de los dioses, se entristeció de nuevo, si bien encontró consuelo en el mensaje que le transmitió Rea: “Zeus accede a que tu hija solo permanezca la tercera parte del año bajo la nebulosa tiniebla. Ven y obedécele, haciendo que crezcan los frutos que dan vida a los hombres”. Así pues, Démeter volvió a ocupar su asiento entre los dioses olímpicos y permitió en ese mismo instante que las semillas fructificaran, por lo que la tierra reverdeció. Ella instruyó a reyes y príncipes de Eleusis en el ceremonial de sus ritos y les reveló sus secretos misterios.

Démeter. Cosimo Tura. 
Palazzo Schifanoia (Ferrara)
 
   Es evidente que este mito fue la manera que hallaron los hombres para interpretar la estacionalidad de las cosechas. Como en otoño, y más aún en invierno, la tierra parece yerma, carente de vida, ya que nada exterioriza el rebrotar de las plantas, al hombre le tuvo que aterrar la duda de si brotarían los frutos que lo salvarían y debió temer morir por inanición. Es lógico que concibiera algunas ideas para corregir su desdichada situación, como la de procurar el apaciguamiento de las fuerzas de la naturaleza que prevalecían frente a su voluntad de obtener los indispensables alimentos, y es de suponer que iniciara alguna suerte de ritual para inclinarlas a su favor. Al llegar la primavera, cuando comprobara el resurgir de las semillas, sacaría alguna conclusión: junto a la realidad de los ciclos naturales, creería haber predispuesto a los “dioses” a su favor. 

Campo de trigo. Van Gogh
 
   Por tanto, la codificación del mito griego descrito es la paradoja siguiente: la semilla muere, desaparece, para vivir, para renacer. He aquí la relación entre PERSÉFONE y Jesús: Perséfone, la semilla de la vida que renace, abandona el inframundo en primavera, o sea, resucita para volver a su madre, la protectora de los frutos de la tierra, luego los hombres se salvan; Jesús, fuente de vida según la iglesia católica, abandona la tumba en primavera, es decir, resucita para salvar a los hombres y la propia iglesia eleva a dogma el que su madre pueda permanecer junto a él: Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. “Munificentissimus Deus”, Pío XII, 1950.

Perséfone. Moneda cartaginesa

Resurrección de Cristo. El Greco
 
   Fuera de la función preponderante y decisiva de la mujer, como el caso de Hathor, Baubo y Ame-no-Uzume (en los pueblos nómadas es el varón el que alcanza la categoría de dios, por ejemplo Jehová y su trasunto Jesús), esta semejanza demuestra que la explicación más razonable de ambas historias es única: la manifestación de ceremonias agrícolas. Así pues, una vez más asistimos a un acto de premeditado sincretismo religioso, con otras añadiduras, llevado a cabo por la iglesia católica. Si por el regreso de Perséfone (la germinación de las semillas) el hombre se salva, si por la resurrección de Jesús el hombre se salva, yo no veo en estas fábulas nada más que la vida se renueva por ciclos, llamados estaciones. Si el gesto de Baubo era imitado por un cura predicador bajo la denominación de “RISUS PASCHALIS”, yo no veo en esta escena nada más que la vida se renueva por generaciones. Quizás lo comprendieran así los fieles y por eso duró tanto tiempo esta tradición.

Iglesia de San Miguel. Fuentidueña (Segovia)
 
   Maria Caterina Jacobelli considera que el “risus paschalis” es una metáfora del placer sexual y cree con Santo Tomás que “en Cristo existía el apetito sensual o sensualidad”, de modo que, planteada su tesis como la posibilidad de que el placer sexual tenga carácter sagrado y prescindiendo yo del aparato probatorio en que se basa, concluye así: dado que la humanidad ve la risa como inherente a la vida, dado que acompaña al brote de la vida animal y vegetal, y dado que es atributo de la divinidad, “el placer…es participación e imagen…del placer eterno, infinito, esencia del Dios uno y trino”

Baubo. Priene, cerca de Samum Kalesi (Turquía)

   A mí me convence más la conjetura de Nietzsche, para quien Baubo representa la verdad, la verdad que permanece oculta hasta que se desvela, así como que la vida está en el cuerpo (sobre todo en el femenino, que la iglesia católica ha vilipendiado hasta querer hacer de la castidad el antídoto del deseo sexual o de la lujuria). Y estoy de acuerdo con el filósofo en que Baubo transmite el mensaje de que el sentido de la vida no es otro que la materialidad de la existencia”. En la “ciudad de los cerdos” que describía Sócrates no son necesarias las historia falsas.

Baubo
 

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