viernes, 24 de septiembre de 2010

CAPRICHO VIRGINAL

AGNÈS SOREL

María Luisa Arnaiz Sánchez

 Agnès Sorel como la Virgen, Jean Fouquet. 
 Royal Museum of Fine Arts. Amberes

   Cuando se extinguió la dinastía de los Capeto en 1328, predicha según la tradición por el último Gran Maestre de los templarios en la hoguera, corría 1314, subió al trono de Francia el primer Valois con el nombre de Felipe VI, pero Enrique III de Inglaterra por vía de su madre reclamó la corona de lo que constituía el reino galo, hecho que no iban a permitir los franceses para los que desde noviembre de 1316 regía la Ley Sálica. Esta circunstancia dio lugar a los prolegómenos de la Guerra de los Cien Años, 1337-1453, empero baste saber que, cuando en 1422 heredó el trono el coprotagonista de la anécdota que voy a contar, Eduardo III de Inglaterra fue al mismo tiempo coronado rey de Francia con el nombre de Enrique I.

Carlos VII, Jean Fouquet

   Juana de Arco nació en 1412, “oyó” sus primeras voces en 1424 y murió en la hoguera en 1431 en Rouen, tras haber combatido por la liberación de Orleans en 1428 y haber profetizado la coronación del delfín Carlos, “Señor Delfín, me llamo Jehanne, la Pucelle; y el Rey del Cielo te envía una palabra a través de mí, por la que tú serás consagrado y coronado en Reims, y que tú serás el lugarteniente del Rey del Cielo, que eso es ser rey de Francia”. Veinticinco años después de muerta, Carlos pidió a Roma la revisión de su proceso, denegándosela el papa Nicolás V que no quería problemas con los ingleses, y fue su sucesor, el papa Calixto III (Alfonso Borja, tío del futuro papa Alejandro VI), el que reconoció su inocencia en 1456.  

Juana de Arco
 
   Carlos VII nació en 1403 y fue el penúltimo hijo del esquizofrénico rey Carlos VI e Isabel de Baviera-Ingolstadt, quien había organizado  en 1393 la fiesta conocida como el “Bal des Ardents”, donde el rey salvó la vida de milagro, pereciendo cuatro de sus amigos al ir todos disfrazados de “salvajes” con trajes impregnados en cera resinosa. El acusado de la tragedia fue el duque de Orleans, hermano del rey, porque se había paseado en el baile con una antorcha que prendió fuego a uno de los caballeros, sin embargo parece que el incidente fue fortuito. Hay que decir también que se le atribuyó el último hijo de la reina, aunque lo más probable es que fuera difamada por el poder adquirido al ser la regente. 
 
Le bal des ardants, miniatura del XV

   Yolanda de Aragón, hija de Juan I de Aragón y Violante de Bar, se casó con el duque de Anjou. Financió a los nacionalistas franceses, los armañanes, frente a los borgoñones, partidarios de los ingleses al trono de Francia, y puso su fortuna al servicio de Carlos VII, dado que Isabel de Baviera defendía los intereses de Inglaterra en contra de su propio hijo (ni siquiera lo apoyó cuando fue asesinado Juan Sin Miedo en 1419). Su protección y compromiso llegó hasta darle a su hija María de Anjou como esposa. Mientras, su hijo primogénito, coronado rey de Nápoles y Sicilia, murió sin sucesión, heredando los títulos su segundo hijo, René de Anjou, que se casó con Isabel, duquesa de Lorena, al servicio de quien entró Agnès Sorel.

Yolanda de Aragón y Carlos, delfín de Francia
 
   Agnès Sorel nació probablemente en 1420 y procedía de la región de Picardía. Su padre, Jean Soreau, le proporcionó una esmerada educación y, cuando entró como dama de compañía de la cuñada del delfín, Isabel de Lorena, no fue por lo que se le asignó como gajes del oficio, diez libras al año, que no representaban ninguna ganancia, sino por las buenas relaciones que podía entablar, como así fue, pues pronto llamó la atención de Carlos VII. En 1444 Agnès alcanzó el título, primero que se hacía en Francia, de “Maitresse en Titre”, esto es, amante oficial del rey, relegando a un segundo plano a la reina María de Anjou. En contraste con su primera asignación el rey le regaló el primer diamante tallado conocido por valor de 20600 escudos y le otorgó numerosos feudos. 

Agnès Sorel
 
   El futuro Luis XI, nacido en 1423, no soportaba las humillaciones que sufría su madre y un día la persiguió, espada en mano, hasta la cama del rey donde se había refugiado Agnès a la carrera. Carlos VII desterró a su hijo al Delfinado porque ella era la amante perfecta que no solo lo entretenía sino que dictaba la moda en la corte con sus vestidos muy escotados, incluso sin espalda, las colas de ocho metros y los peinados piramidales. Le dio tres hijas y un hijo al rey, a los que él legitimó. Los cronistas la tildaron de disoluta y los moralistas la acusaron de haber hecho del casto rey un pervertido. Jean Jouvenel des Ursins escribió al rey en son hostel mesme il mist remesde tant en ouvertures de par devant par lesquelles on voit les tétins, tettes et seings de femme”.

Agnès Sorel. Museo de Bellas Artes. Angers
 
   Cuando se instaló en Mesnil, cerca de Rouen, le sobrevino un “flujo de vientre” y murió a las pocas horas, no sin antes nombrar a Étienne Chevalier su albacea. Como Agnès había sido protectora de Fouquet, Chevalier le encargó un retablo con una virgen que la tradición  tiene por retrato de la favorita. Los rumores acerca de que había sido envenenada se esparcieron rápidamente, incluso se pensó en el delfín, enemigo de cuanto ella sostenía, si bien no hubo nada que lo inculpara. Su muerte ocurrió el 11 de febrero de 1450 en Anneville y Carlos VII, que pronto se consoló de su pérdida y le sobrevivió hasta 1461, le costeó dos tumbas, una en Jumièges, donde está su corazón, y otra en Loches, donde reposa su cuerpo.

Tumba de Agnès Sorel. Loches
 
   Exhumados sus restos en septiembre de 2004, un equipo médico con el Dr. Charlier del Hospital Universitario de Lille a la cabeza ha estudiado trozos de piel y pelos con diferentes técnicas, verificando  que las muestras contienen insólitas cantidades de mercurio. Esto podría indicar envenenamiento, pero el mercurio está en la base de los purgantes y, como se han encontrado huevos de lombrices en otras partes de su cuerpo, así como restos de una planta usada en esa época contra los parásitos, lo más verosímil es que la víctima estuviera tomando medicinas contra su padecimiento y que ingiriera una dosis excesiva que la llevó a la tumba. “Los resultados de estos experimentos en el ESRF, en contraste con otros experimentos llevados a cabo en otros institutos, han probado que el mercurio no llegó al pelo después de la muerte, sino antes, y que es la causa de la defunción” dice el Dr. Charlier.

 Palacio real. Loches


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