sábado, 27 de noviembre de 2010

GENTIL DONA

BIUNIVOCIDAD

María Luisa Arnaiz Sánchez


La mujer de la ola, Gustave Courbet, 1868. Nueva York

   En Isaías 34, 14, dice lo que sigue según las traducciones:

   A) “Las fieras del desierto se juntarán con las hienas, los sátiros se llamarán unos a otros. Allí también descansará Lilith y tendrá un lugar de reposo.” En Arquidiócesis de México.

   B) “Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará a su compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo.” En Reina Valera 1909, Corea, 1999.

   C) “Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo.” En Reina Valera Revisada, 1960, USA 1998.

   D) “Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilit y en él encontrará descanso.” En Biblia de Jerusalén – Biblia católica online.

Lilith, período clásico helenístico

   No se comprende la identificación entre Lilith, lamia o lechuza (con esos nombres es presentado un mismo referente), conforme a las traducciones seleccionadas aleatoriamente del texto bíblico y eso por no ocuparme ahora de las diferencias entre fieras y bestias, desierto y montaña, hienas y gatos, cervales (leptailurus serval) y salvajes, o sátiro, cabra salvaje y “el peludo” que, como se podrá apreciar, variada ha sido la gama donde escoger cuando el traductor se embarranca. Y, no obstante, en lo que sí vienen a coincidir las tres palabras elegidas, pese a ser irrepresentables bajo un concepto único, habida cuenta de que la primera nombra a una mujer, la segunda un engendro fantástico mitológico y la tercera un ave, es en una idea genérica y confusa de una quietud inquietante, disculpen el oxímoron, de un lado oscuro desasosegante que se percibe bien por el significado connotativo, bien por sinonimia referencial, que todo el mundo es capaz de intuir. Esos versículos, aparte del Génesis 1, 27: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”, pretenden demostrar que la primera mujer creada por Yahvé no fue Eva sino Lilith, por más que se empeñen los exegetas católicos en dar otra interpretación y se opongan a la tradición hebrea.

Adán y Eva, Book of Omens, c. 1550
Los árabes también representaban la figura humana

   Jorge Luis Borges en su “Libro de los seres imaginarios” dejó escrito: “Porque antes de Eva fue Lilith, se lee en un texto hebreo. Su leyenda inspiró al poeta inglés Dante Gabriel Rossetti (1728-1882) la composición de Eden Bower. Lilith era una serpiente; fue la primera esposa de Adán y le dio glittering sons and radiant daughters (hijos resplandecientes e hijas radiantes). Dios creó a Eva, después; Lilith, para vengarse de la mujer humana de Adán, la instó a probar el fruto prohibido y a concebir a Caín, hermano y asesino de Abel. Tal es la forma primitiva del mito, seguida por Rossetti. A lo largo de la Edad Media, el influjo de la palabra layil, que en hebreo vale por noche, fue transformándolo. Lilith dejó de ser una serpiente para ser un espíritu nocturno. A veces es un ángel que rige la generación de los hombres; otras es demonio que asalta a los que duermen solos o a los que andan por los caminos. En la imaginación popular suele asumir la forma de una alta mujer silenciosa, de negro pelo suelto.”

Lady Lilith, Rossetti

   Y Primo Levi en “Lilit y otros relatos”, siguiendo la interpretación de sus antepasados judíos, ofrece esta visión de la escamoteada Lilith: “A ella le gusta mucho el semen del hombre, y anda siempre al acecho de ver a dónde ha podido caer (generalmente en las sábanas). Todo el semen que no acaba en el único lugar consentido, es decir, dentro de la matriz de la esposa, es suyo: todo el semen que ha desperdiciado el hombre a lo largo de su vida, ya sea en sueños, o por vicio o adulterio. Te harás una idea de lo mucho que recibe: por eso está siempre preñada y no hace más que parir.”

Muchacha recostada, Sequeiros

   Puede ser que no se alcancen las concomitancias en este totum revolutum entre los textos aducidos, pero es que pretendía hablar del concepto lingüístico de biunivocidad, que implica la negación de la sinonimia y de la polisemia. Dicho concepto no puede existir de forma absoluta, pero de ahí a lo que en las traducciones citadas ocurre va un espacio injustificable, que debe responder, bajo mi punto de vista, a la ideología que subyace en los modelos que se quieren transmitir. En cuanto a la manera de narrar borgeana, se comprueba que, abiertas sucesivas muñecas rusas, por analepsis o por prolepsis nos sitúa en un antes y un después de esa fábula mistificada por el tiempo, lo cual no es sino muestra de los circunloquios con que intenta captar la atención el autor argentino sobre una anécdota inverosímil y atractiva. A tenor de lo manifestado y si se me permite la comparación, su estilo carece de biunivocidad, al menos en este texto, pues suscita múltiples posibilidades interpretativas, de ahí que resulte cargante y elitista. Por lo que se refiere al texto del escritor italiano de origen judío, sobran las explicaciones pues, la única metonimia que se permite sobre el sexo es aclarada de inmediato por medio de una sustitución léxica aséptica. El fragmento responde a un estilo biunívoco con una elocución formal que solo deja a la imaginación cómo consigue Lilith el líquido seminal para sus infinitas concepciones, lo que se sospecha que será revelado por medio del principio de cooperación del interlocutor. 

Pays charmant, Max Ernst, 1923
San Luis. Museo del Arte

   Como colofón, espero que pueda haberse entendido el concepto de biunivocidad a través de los textos aducidos y, por si hubiera alguna duda, saboréese en su lugar el romance traído para el caso, en el que en román paladino la ya no doncella protagonista ofrece lo que, como imagen invertida, espera del hombre (piensen lo que quieran), con la única insinuación interpretativa, a mi modo de ver, de que se rompa el vestido por la causa que dice o por cualquier otra que complazca y seduzca al lector. Reproduzco a continuación el romance anónimo de “La dama y el pastor” de enorme difusión en las letras castellanas, según la versión de Mallorca recogida por Jaume de Olesa en 1421. Las grafías catalanas están sustituidas por las castellanas:

Gentil dona, gentil dona,               dona de bell pareçer,
los pies tingo en la verdura           esperando este plazer.
Por y passa ll'escudero                 mesurado e cortés.
Las paraulas que me dixo             todas eran d'amorés.
-Thate, escudero, este cuerpo,     este cuerpo a tu plazer,
las tetillas agudillas                       qu'el brial quieren fender.
Allí dixo l'escudero:                       - No es hora de tender,
la muller tingo fermosa,                fijas he de mantener,
el ganado en la sierra                   que se me ua a perder,
els perros en las cadenas             que no tienen que comer.
- Allá vayas, mal villano,               Dios te quiera mal fazer,
por un poco de mal ganado          dexas cuerpo de plazer.

L’escorraguda es: 

Mal me quiere mestre Gil,             e fazelo con drecho.
Bien me quie[re] su muger            que'm echa en el son lecho. 
  
Manao tupapau, Paul Gauguin, 1892
Albright-Knox Art Gallery


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