sábado, 22 de enero de 2011

FILTRO AMOROSO

TRISTÁN E ISEO

María Luisa Arnaiz Sánchez


   Al filo del siglo XIII ya estaban escritas las composiciones sobre Tristán e Iseo. La primera fue la de Thomas d’Angleterre, escrita en anglonormando, a la que siguió la de Béroul (en la misma lengua) y las de Eilhart von Oberg y Gottfried von Strassburg (en alemán). Esta historia con ciertos rasgos decisivos de “amor cortés” se erigió en el modelo del amor en Occidente. 
   Tristán de Leonís era hijo del rey Meliadús y de Elyabel. Su madre murió en el parto y a los quince años pasó a la corte de su tío el rey Marc de Cornualles; allí venció al gigante Morlolt y, herido, llegó a Irlanda en una nave a la deriva, en donde fue acogido por Iseo la Rubia, hija del rey de la isla. Su tío le pidió que se la trajera para casarse con ella y sucedió que Brengaín, la fiel criada de Iseo, dio a los jóvenes por error un filtro amoroso durante la travesía y ambos se enamoraron. Brengaín se dejó desflorar por el rey Marc en la noche de bodas con el fin de que su ama se reservara para Tristán y, poco a poco, la pasión de los amantes se acrecentó a la par que la maledicencia cortesana. Tras caer en la trampa que les tendió el enano Frocín, Tristán fue condenado a morir en la hoguera pero huyó con Iseo al bosque. Un día el rey, un cornudo metafísico, los descubrió durmiendo con una espada entre ellos, prueba de su inocencia, y los perdonó. En este punto comienza un lai de María de Francia: “La madreselva”.

Iseo, Marc y Tristán. Cofre de marfil, siglo XIV. El Louvre


LA MADRESELVA

   “Bastante me agrada y bien lo deseo, contaros la verdad del lai que se llama Madreselva, por qué fue hecho, cómo y dónde. Mucho me han contado y hablado, y yo lo he encontrado por escrito, de Tristán y la reina, de su amor que fue tan puro, por el que recibieron abundantes dolores y después murieron en un solo día.


   El rey Marco estaba enfadado, encolerizado, con Tristán, su sobrino; lo alejó de su tierra porque amaba a la reina. A su país ha vuelto, a Gales del Sur donde había nacido. Un año permaneció sin poder regresar; luego se arriesgó a la muerte y a la destrucción. No os sorprendáis, pues el que ama lealmente está triste y afligido cuando no tiene lo que desea. Tristán está afligido y meditabundo, por eso se marcha de su tierra. Va directo a Cornualles, donde vivía la reina. Entra a solas en el bosque: no quería que nadie lo viera. Por la tarde salía cuando era hora de recogerse en casa. Con los campesinos, con gente pobre, buscaba albergue por la noche; les preguntaba las nuevas del rey, cómo le iba.


   Un día le dicen que han oído que los nobles han sido convocados y tenían que ir a Tintagel: el rey quería tener corte allí; para Pentecostés estarán todos, habrá gran alegría y solaz, y la reina también estará. Tristán al oírlo se alegró mucho: ella no podrá ir sin que la vea pasar.


   El día en que el rey se puso en marcha, Tristán regresó al bosque. Sobre el camino por el que sabía que debía pasar el cortejo puso una rama de avellano cortada por la mitad y la partió de forma cuadrada. Cuando hubo preparado esta vara, con su cuchillo escribió su mensaje en ella. Si la reina la veía, que solía ir muy atenta y ya otra vez se había dado cuenta, reconocería la rama de su amigo al verla. El sentido de lo escrito era que le hacía saber y le decía que ya había estado, esperado y permanecido mucho tiempo allí, para espiar y saber cómo poder verla, pues no podía vivir sin ella. Entre ellos dos ocurría como con la madreselva, que se agarra al avellano: cuando está sujeta y prendida y se pone alrededor de la madera, juntos sobreviven sin dificultad; pero cuando luego se separan, el avellano muere rápidamente y la madreselva también.
   - Bella amiga, así nos ocurre: ni vos sin mí, ni yo sin vos.


   La reina iba cabalgando. Mira la pendiente alrededor y ve la vara, se dio cuenta, reconoció las letras. A los caballeros que la acompañaban y que cabalgaban junto a ella les dijo que se detuvieran: quiere desmontar y descansar. Cumplen sus órdenes. Se va lejos de su gente; llama a su lado a su criada, Brengaín, que era de toda confianza.
   Se alejó un poco del camino, en el bosque encontró al que amaba más que a nada vivo: ambos tuvieron una gran alegría. Habló con él a su gusto y le dijo lo que le apeteció; luego le mostró de qué manera se reconciliaría con el rey, y que le había pesado mucho que lo alejara de aquella forma de su lado: lo hizo por las acusaciones.
   Con esto se marcha, deja a su amigo; pero cuando llegó el momento de la separación, empezaron a llorar. Tristán volvió a Gales, hasta que su tío lo llamó.


   Por la alegría que tuvo al haber visto a su amiga y por lo que escribió según dijo la reina, para recordar las palabras, Tristán, que sabía tañer el arpa muy bien, hizo un nuevo lai; lo diré brevemente: Gotelef lo llaman los ingleses, Chievrefoil los franceses.
   Ya os he dicho la verdad del lai que os acabo de contar.


   María de Francia, recordada por sus “lais”, doce relatos breves en torno al amor (los genuinos lais eran composiciones musicales que los bretones tocaban con el arpa), fue la primera escritora francesa que alcanzó un éxito inusitado en la segunda mitad del siglo XII. 


   La idea de que el amor es un lazo misterioso que enajena la voluntad de elegir es antiquísima. En Occidente el prototipo del amor vino a ser “Tristán e Iseo” (Tristán e Isolda en la paradigmática ópera de Wagner) con la imagen de un filtro mágico para simbolizar el enamoramiento, por lo que hoy no extraña que la Química nos lo explique. Pero si, como se sigue creyendo, la atracción y el amor son un hechizo, ¿por qué sostenemos que decidimos? ¿Fatalidad o Libertad? Para Tristán e Iseo, a diferencia de Don Juan que se rebela contra la fidelidad conyugal en nombre de la libertad, paradójicamente la clave es fidelidad, aunque su pasión es un caso de “amor fati”, amor al destino.


  En cuanto a la sagaz forma que utiliza Tristán para hacer llegar su mensaje a Iseo, se ha discutido bastante acerca de lo que escribió (mensaje) y el idioma en que lo hizo (código), pero yo le doy más importancia al soporte del que se valió (canal) porque, como medio material de transmisión, debe figurar entre los ingeniosos recursos empleados por los amantes para trasladar información (abanicos, cintas, adornos, etc.). La rama resultó eficaz independientemente de las grafías ya que la reina “descifró” el mensaje de un vistazo, luego la propia vara, símbolo fálico, proporcionaba el sentido (el narrador anticipa el éxito a través del símil de la madreselva enredándose al avellano pues era una imagen erótica conocida).

   En “La princesa de Clèves” de Madame de La Fayette hay una escena que atestigua lo que afirmo. La protagonista, a solas en su pabellón de campo, adornado con retratos del señor de Nemours de quien está enamorada en secreto, comienza a retozar atando cintas a una caña de Indias. Las interpretaciones dadas a este episodio van desde un acto mágico para lograr el amor, a la evocación del árbol de mayo como sustituto del amante perdido, sin embargo no es este el caso porque el señor de Nemours está enamorado de la princesa. Michel Butor cree que dicho juego representa un símbolo sexual inconsciente y arquetípico, cuyo significado es de todo punto erótico.  En consecuencia, la rama que utilizó Tristán reforzaba su mensaje: deseaba a Iseo.

Palamedes, ajedrezado, y Tristán. 
Le Roman de Tristan, 1463


2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la totalidad de la entrada. Un texto del que siempre se aprende algo nuevo, unas imágenes muy bien elegidas y un vídeo precioso que complementaba la belleza de la música... Gracias, un abrazo muy fuerte.

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  2. Me alegro yo también y son muy gratificantes tus apreciaciones. Un saludo.

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