martes, 26 de abril de 2011

MADERA DE SÁNDALO

CONVERSACIONES CON MI HIJA LAURA – V
Cuando el sabor se huele y el olor se gusta

Antonio Campillo Ruiz


   En el cine las limitaciones de la percepción sensorial, sólo audio y vídeo, han suscitado en algunos especialistas, a pesar de su difícil solución, arduas investigaciones. ¿Por qué sólo dos sentidos para “percibir” la realidad cinematográfica? Lo lógico y oportuno, salvo impedimento fisiológico, sería que lo ficcional pudiera percibirse por nuestros cinco sentidos.

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla

   El gran sofisma de los técnicos, que no creadores narrativos, es la comparación entre cine y realidad. El cine nunca es realidad. Creo que ningún buen narrador cinematográfico se lo ha planteado así cuando ha empezado el rodaje de una película. El cine, como ya hemos señalado otras veces, es una fantasía, una ilusión, un sueño, que acontece en nuestro cerebro. En más de una ocasión hemos hablado Laura y yo acerca de que la narración cinematográfica no tiene existencia sin la "magia" del espectador, puesto que las imágenes poseen una naturaleza física estática que tiene que ser activada y dinamizada por la mente de quien visiona el filme. Además, la perspectiva bidimensional es capaz de llevar al engaño con facilidad. ¡Qué compleja es la percepción! ¡Y qué subjetiva!

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla

   El olor-visión y el odorama fueron un intento fallido de involucrar en “la correcta realidad de lo virtual” un nuevo sentido, el olfato. Como el lector puede comprobar a través del enlace que se ha creado, tanto el olfato como el gusto son dos sentidos de una pureza y complejidad fisiológicas elevadas e íntimamente relacionados. El estado molecular de las sustancias debe ser gaseoso en el caso del olfato; líquido, en disolución líquida o semilíquida, en el del gusto. Sin embargo, el estrecho vínculo entre ambos se traduce en una excitación gustativa al oler sustancias volátiles y en una sensación olfativa al gustar sustancias que desprende compuestos volátiles. Posiblemente esta fuera la motivación en el ánimo de quienes pretendieron implicar al olfato, ya que a través de este sentido se excita, aunque parcialmente, el que está relacionado con él y es casi complementario.

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla

   Bien, tanto Laura como yo creemos que fueron innecesarias las investigaciones y pruebas técnicas que condujeron a investigadores y expertos a un fracaso sin posibilidad de sustitución. El cine continuó sin parecerse, ni por asomo, a la realidad con este invento, fuera cual fuese la forma de utilizarlo. Incluso muchas veces la narración cinematográfica era menos extraordinaria que la realidad.

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla

   Hablamos largo tiempo de la peculiaridad de los humanos para recrear hechos, concebir relatos y entender narraciones, empleando sólo los dos sentidos que facilitan la interpretación de la imagen dinámica. Cuando la comprensión suscita una verdadera sensación fílmica, el cerebro es capaz de recomponer, relacionar y procurar, emociones no percibidas por el resto de los sentidos. Claro que para ello, los elementos técnicos de la narración cinematográfica deben ser muy, pero que muy correctos. Es decir, el realizador debe sugerir perfectamente toda clase de emociones susceptibles de generar los códigos, que los neurotransmisores harán llegar a los centros de percepción y recuerdo de nuestra mente, a pesar de ser virtuales. Entonces se producirá la percepción sentida pero no vivida.

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   ¿Sabes?, Laura, siempre que tengo oportunidad de revivir las exquisitas imágenes de esta joven alquimista de las especias, recuerdo uno de los muchos pensamientos de রবীন্দ্রনাথ ঠাকুর: “Sed como la madera de sándalo que perfuma hasta el hacha que la corta”.


   Tal vez el ejemplo más complejo y más difícil de admitir sea aquel que, queriendo ser conmovedor, es imposible de relacionar con recuerdos o vivencias anteriores. Siempre que existan estos, provocar en el espectador una percepción turbadora es relativamente fácil. Cuando no existe en nuestro cerebro un patrón comparativo de agitaciones internas anteriores, la explicación de fenómenos provocados por emociones no perceptibles es tan difícil que buscamos, quizás en vano, algún hecho que en nuestra memoria haya sido tan potente como el expresado en la narración. Con frecuencia no es posible encontrarlo y nuestra frustración se traduce en incredulidad, rechazo y, a veces, en anhelo de experimentación.


   Jean-Baptiste Grenouille, nacido de la mente de Patrick Süskind en la novela “Das Parfum, die Geschichte eines Mörders”, fue el protagonista en la gran pantalla de una película con el mismo título original “El perfume: historia de un asesino”. La dirigió Tom Tykwer en 2006. Escritor y adaptador cinematográfico expresan cómo todos los habitantes de una ciudad provinciana, Grasse, son poseídos de un deseo incontrolable, el conocimiento del amor, gracias al extraño proceso de oler el perfume de quien ha provocado la desgracia de Jean-Baptiste, la vendedora de ciruelas accidentalmente muerta. Al carecer el espectador de ese recuerdo odorífico femenino, le resulta imposible satisfacer, ni siquiera virtualmente, lo que sienten los habitantes de Grasse y el mismo protagonista. En verdad, solo se puede suponer el leitmotiv de la narración literaria o cinematográfica. 


Es importante visionar el vídeo a plena pantalla

4 comentarios:

  1. Una esplendida conversación con Laura...

    Nunca me había planteado tanto sobre los olores y los sentimientos, la verdad... Pero lo pensaré seriamente...

    Gracias...

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  2. Me alegro, Beatriz. Olemos y gustamos con muy poca precisión porque no ponemos atención a unos sentidos tan importantes.

    Necesitamos miles de millones de moléculas para oler o saborear mientras otras criaturas sólo necesitan unas pocas. Cuestión de evolución.

    Como el caso de Jean-Baptiste, oler es leer al ser que se evapora y se desintegra para nosotros. Es un proceso tan simple como delicioso

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  3. Qué entrada más espléndida, Antonio, la he disfrutado con los cinco sentidos ya que su magnífica elaboración se presta a ello.

    Es cierto que de los cinco sentidos, quizás los que han quedado más anquilosados para percibir nuestro exterior sean los del gusto y el olfato. Quiero pensar que se debe a aspectos básicos de nuestra evolución; primitivamente estos sentidos eran básicos para sobrevivir en el entorno hostil, hoy día, no lo son, quizás se han transformado en fuente de percepciones más cercanas a lo hedonista.

    Comparto contigo en que en el cine solo usamos los sentidos de la vista y el oído y excluimos (aparentemente) los demás. Y en el caso de la Literatura, la cosa se limita aún ya que hacemos uso (aparentemente) solo de la vista . Y he repetido aparentemente, porque creo que inconscientemente, en el cine y en la Literatura (y en realidad en cualquier acercamiento a la comprensión de la realidad) usamos los cinco sentidos, unos explícitamente, otros, implícitamente. Cuando en el cine o Literatura vemos o leemos caricias, póngase por ejemplo, el tacto entra en juego implícitamente, ya que nuestra experiencia empírica de ellas nos hace "entenderlas" aunque no usemos ese sentido en ese momento. Pienso que esto es aplicable igualmente a escenas donde aparece el sentido del olfato (como en "El Perfume") o el gusto: estos sentidos entran en juego indirectamente (aunque no lo parezca) ya que en caso contrario sería totalmente incomprensible para nuestro cerebro la percepción entendible de esta información.

    Los vídeos que has seleccionado me han parecido una maravilla, Antonio. Todos, pero especialmente el primero, que me ha hecho recordar una reflexión de Punset en "El alma está en el cerebro", donde llega a la conclusión de que a nuestro cerebro no le interesa contarnos la verdad, reflejarnos un mundo verdadero, sino el que necesitamos. Titánico esfuerzo de supervivencia.
    El de las especias, es bellísimo. Y el de la parte final de "El Perfume" (excelente libro y buena película, a pesar de su mala crítica), me parece una obra de arte.

    En definitiva (que vuelvo a extenderme más de lo necesario), te felicito sinceramente por este halago que has hecho a los sentidos con este post, basado de un exquisito y refinado gusto para percibir la realidad que nos rodea.
    Gracias por tu trabajo, Antonio.

    Un abrazo.

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  4. Querida amiga Marisa, cierto, la evolución nos ha jugado una mala pasada. La percepción nos conduce a errores como el creer que si leemos “vemos”, cuando en realidad “oímos”.

    ¿Tienes telepatía? Hasta el último momento estuve dudando entre acompañar el texto con un vídeo de Punset, finalmente deseché el del científico porque he utilizado sus entrevistas y vídeos en otras ocasiones. Además, como tengo enlazada su web al blog…

    Creo, como tú, que “La joven de las especias” es la película más bella de los documentos que he utilizado. ¿La conoces? Los ojos, la perfumada tienda… Desgraciadamente no podemos aprehenderla con todos los sentidos.

    Gracias por tu sinceridad y amistad.

    Un fuerte abrazo, Marisa.

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