martes, 3 de mayo de 2011

PSEUDOCIENTÍFICOS

MEDIAS MENTIRAS

Antonio Campillo Ruiz

   La Verdad
Jules Joseph Lefebvre
    Musée d’Orsay

   Querida Verdad, como sabes, este planeta nuestro, el que tenemos, es muy joven y en su normal proceso de envejecimiento sufre transformaciones violentas y rápidas que son impredecibles, así como transformaciones  lentas y profundas previsibles cuyos cambios son difíciles de apreciar. En fin, el planeta pasa por un conjunto de alteraciones propias de la juventud.


   Su especial situación en este minúsculo sistema solar situado lejos del centro de nuestra Vía Lactea, una de las miles de millones de galaxias que conforman el Cosmos, ha provocado que desde su nacimiento estuviese sometido a unas fuerzas, radiaciones y movimientos, cuanto menos sorprendentes. La estabilidad de la órbita que describe depende de varios factores pero son tan sencillos como la explicación de la estabilidad de una bicicleta en marcha y sus cinturones electromagnéticos lo protegen de las nocivas radiaciones que provienen tanto del Sol como del espacio exterior.


   Y a ellas vamos, querida Verdad, a las radiaciones. La vida, como la conocemos, no sería posible sin dos pilares fundamentales: la protección a radiaciones ionizantes exteriores  y el proceso de contaminación atmosférica que produjeron las cianobacterias formadoras de los estromatolitos y gracias a las cuales poseemos alrededor de un 21% de oxígeno en nuestra atmósfera.    


   Con el devenir de los tiempos los seres humanos, que parece ser que hemos evolucionado hasta alcanzar una “alta tecnología”, nos hemos preocupado de lo más horroroso que pueda proceder del pensamiento de ese cerebro que ha experimentado cambios tan profundos: CREAR NECESIDADES. Sí, querida Verdad, se han soslayado, abandonado y no investigado, procesos muy importantes para la sostenibilidad de la vida vegetal, animal y humana, en pro de unos intereses espurios que están transformando el planeta. 


   Uno de los más importantes es la energía. Es evidente que sin ella ningún ser vivo poblaría el planeta ya que su existencia depende de la energía que posibilita su vida. Esta energía vital es bien diferente de la utilizada para producir cambios que permitan una previsible evolución que alcance mejoras sustanciales en los individuos de una u otra especie. Desde que se produjo lo que llamamos revolución industrial, pareciera que “el progreso” come y derrocha watios. Aparentemente, sólo la energía parece ser la responsable de todos los beneficios que posee el ser humano en su transcurrir por la vida cuando, probado está, que los medios para obtener este mágico sustento cada vez son menos perfectos, menos investigados y más peligrosos, si exceptuamos las llamadas energías renovables y posiblemente la fusión nuclear.

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   Existe una, para mí mal llamada, alta tecnología que es producida por fisión nuclear y provee los platos más rebosantes de la comida más energética que es devorada sin racionalidad y con elevadas pérdidas innecesarias en su transporte, transformación y distribución. Pero no es esto lo peor, querida Verdad, creo que lo peor es la banalidad con la que se trata y los inaceptables argumentos que algunos humanos sin escrúpulos quieren imponer al resto de miles de millones de seres.

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   Es incomprensible que personas presumiblemente bien formadas y en puestos de trabajo desde los que pueden tener influencia sobre Ti traten de ocultarte, sustraerte, amañarte. Y lo deplorable es que lo traten de hacer con un problema difícil, muy difícil de solucionar. Lo primero que intentan es plantear un proceso de desinformación, debido a la potencial complejidad del tema y la poca preparación científica de la inmensa mayoría de los seres humanos que, por otro lado, no están obligados a conocer ni aprender los mencionados temas, ya que este conocimiento corresponde a profesionales específicos.

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   Pero, hete aquí que muchos de los humanos que deben estudiar, saber y aplicar, unos conocimientos válidos para todos tratan de confundir con el significado de palabras tan peculiares como radiación, vida media y contaminación. Procuran establecer un paralelismo entre las radiaciones naturales de nuestro joven planeta y las producidas por la tecnología mal gestionada y peor desarrollada de la fisión nuclear. Después, minimizan procesos peligrosísimos para el normal desarrollo de la vida enmascarándolos con argumentos tan irracionales como poco científicos.

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   Verdad, los procesos contaminantes procedentes de las transformaciones de nuestro planeta y la inmensa contaminación que proviene de la radiactividad artificial mal gestionada no tienen nada que ver entre sí. Algunos autodenominados científicos no pueden presentar ni un solo protocolo de investigación, aunque fuese muy mediocre, sobre una de las causas de contaminación más peligrosas, la radiactividad artificial. Los inmensos gastos ocasionados en muchas naciones, que confían en estos pseudocientíficos, se tratan de explicar por la proporcionalidad rendimiento-gasto-ocasionado, no siendo fiables los estudios y resultando frecuentemente muy negativos los cálculos realizados.    

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   Por otro lado, la cantidad de radiaciones ionizantes máximas recomendadas para no alcanzar niveles perniciosos no está basada en investigaciones precisas que cumplan, como ya he mencionado, un protocolo de investigación reflexivo, prudente y real. Cada ser vivo de nuestro planeta, como bien saben estos mediocres pero autosapientes científicos, posee un metabolismo peculiar y por tanto la asimilación de cualquier compuesto que provenga del exterior del mismo, desde la simple comida hasta el veneno más pernicioso, será transformado de forma singular y propia.
 
¿Por qué te denostan, Verdad?
¿Por qué se banaliza un proceso que puede revertir en unas transformaciones tan importantes como perjudiciales?
¿Por qué en tan sólo cincuenta y seis días ha dejado de ser importante una de las catástrofes más perjudiciales de la era tecnológica moderna para el medio ambiente, la de la central de Fukushima?  
¿Por qué tratan de suplir su malquehacer con justificaciones impropias de científicos ya que todavía se desconoce el verdadero metabolismo que sufren las partículas radiactivas ionizantes artificiales en los seres vivos del planeta?
¿Por qué tratan de impedir que te conozcamos, Verdad, explicando que la limpieza del medio con agua y detergentes basta para eliminar las consecuencias de nubes de polvo y gases radiactivos artificiales?
¿Por qué edulcoran y manifiestan unas conclusiones ex cátedra ante los pobres mortales, que apenas sabemos, desde un medio convertido en dios del saber, la televisión, también ionizante y con necesidad de energía?
¿Por qué crean necesidades absurdas e innecesarias que transforman el entorno de forma irrecuperable?
¿Por qué los científicos conscientes de lo que se viene en llamar proceso de investigación no aparecen en los medios?

Querida Verdad, siento mucho originar tantas preguntas y siento mucho más tener motivos para hacerlas.


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NOTAS A LOS LECTORES.- La realización de “El síndrome de China” de James Bridges, 1978, fue previa al accidente, tres días antes de ser estrenada, de la central nuclear Three Mile Island, cerca de Harrisburg, Pensilvania, EEUU, el día 28 de marzo de 1979. La película escenifica “un posible accidente” que se materializó en la realidad casi exactamente.


Frédéric Back, realizador de Cine de Animación canadiense, ha sido ganador, entre multitud de premios nacionales e internacionales, de dos Academy Award Oscar por las realizaciones “Crac!” en 1982 y “The Man Who Planted Trees”, “LHomme qui plantait des arbres” en 1987; además fue nominado en otras dos ocasiones. Igualmente, fue premiado con el Premio Extraordinario en el “XXX” y “XXXI Certamen Internacional de Cine de Cortometraje de Murcia”. Sus dibujos, realizados al pastel, poseen una calidad irrepetible. Sus guiones representan, casi siempre, la inocencia y bondad de los niños frente a la hostil sociedad que heredarán.

Todas las palabras que poseen hipervínculos se encuentran en color rojo y no el clásico azul debido al fondo verde del blog.

8 comentarios:

  1. Gracias, Antonio.
    Son necesarios muchos artículos como este.
    Un abrazo.

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  2. Qué gran Verdad cuentas y con qué valentía y lucidez, Antonio. Una Verdad de las que hacen pupa...

    En primer lugar, agradecerte esa selección de vídeos que personalmente, me sacan del desconocimiento (no absoluto pero sí grande) sobre la energia nuclear y que encuentro muy pedagógicos.
    Nunca he entendido, quizás debido a ese desconocimiento o ignorancia de la que te hablaba, por qué las mentes de los científicos, tan sabias y supinas ellas, no conceden más tolerancia a formas de energía (solar, eólica...) menos peligrosas y más respetuosas con el medio ambiente. Mi ignorancia alcanza a dilucidar que quizás motivos económicos relacionados con la rentabilidad de bolsillos llenos, les lleven a tomar esas decisiones tan...(iba a escribir, inmorales).
    Solo sé (que no sé nada) que la energía nuclear con todas sus ventajas, avances, rentabilidad, "seguridad", ha asesinado a miles de personas. Me importa poco muy que sean accidentes imprevistos o bombas atómicas lanzadas para matar a Villanos que atentan contra naciones superpotentes y dignísimas. Solo sé que una forma de energía que atenta contra el ser humano y destruye la naturaleza, no es una fuente de energía, es una amenaza, grande y grave.
    En mi supina ignorancia, la Ciencia y sus pollitos, los científicos, está (en teoría) para facilitar y mejorar la vida del ser humano ¿Cómo es posible que esta forma de energía, terrorista de civiles pero Rey Midas de magnates, siendo tan destructiva no sea conmutada por otras formas de energía más humanas (y civilizadas? ¿Qué es la Ciencia? ¿Economía o progreso?
    Tengo amigos científicos, físicos y químicos, con los cuales he hablado este tema, y mis argumentos siempre son derrumbados por otros argumentos "científicos". Lo entiendo, es mi enorme ignorancia de ser humano anhelante de un mundo mejor y más respetuoso.

    El último vídeo que dejas no lo conocía. Es una maravilla. Lo quiero ver como la gran metáfora de lo que llamamos "civilización", "progreso"... Exquisita herencia para nuestros niños. Aunque, en mi supina ignorancia, tengo la esperanza y quiero creer, que ellos serán mucho más inteligentes que nosotros y sabrán que esa forma de "avanzar" es un atajo rápido hacia la propia autodestrucción. Confío en ello. Sería muy triste pensar lo contrario.

    Gracias por esta entrada, Antonio. Disculpa mis digresiones filosóficas, pero ante la barbarie que no se entiende solo nos queda...la filosofía.

    Un fuerte abrazo, amigo.

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  3. Amigo Torcuato, creo que para emitir una opinión sobre un proceso tan delicado y aparentemente necesario, tal y como nos lo han hecho creer, es necesario que primero se conozca el fundamento científico y después se opine con conocimiento de causa y no porque le dirijan el pensamiento con, nunca mejor dicho, medias mentiras.

    Cuando nos quieren hacer comer piedras de molino unos empingorotados pseudocientíficos, no tengo más remedio que enfadarme un poco.

    Un abrazo.

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  4. Mi querida amiga Marisa, sí, la Ciencia, con mayúscula debe facilitar el bienestar general y los científicos realizar investigaciones serias y reales.

    Tú sabes de esto mucho más que yo. La Historia está plena de medias investigaciones que, cogidas por los pelos, han acabado por sí mismas en conclusiones verídicas y útiles.

    Pero, ¡Ay, si hubiesen sido falsas! ¡Vaya chasco! Como no quiero poner ejemplos ni nombrar a grandes científicos lo dejamos aquí.

    Pero, ya sabes, Marisa, que siempre hay un pero, en el caso que nos ocupa, cuando se ha probado en reiteradas y desgraciadas ocasiones que la radiactividad artificial es tan impredecible como el funcionamiento de aparatos que siempre, repito, siempre se enfrentan con un posible mal funcionamiento y no se reconoce, y se intenta una y otra vez vencer pero no convencer (¿recuerdas?), con irracionales argumentos, me parece que es un juego muy, pero que muy peligroso.

    Lo que más me alegra es tu entusiasmo cuando has podido disfrutar de “ILLUSION?”, esa pequeña joya de Frédéric Back. Creo que sería de obligada utilización en las clases de Historia, en todos los niveles, para que los alumnos pudiesen contemplar cual ha sido uno de los pilares de la sociedad consumista moderna: ¿qué es eso de “crear necesidades”?

    Te agradezco “tus digresiones filosóficas”. Sin ellas no enriquecería mi pensamiento, querida amiga. A la vez, me congratulo por tu capacidad de visión tanto social como económica y cinematográfica.

    Eres un sol, mi querida amiga Marisa.

    Un fuerte abrazo

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  5. Necesidades, revolución industrial, “progreso”… Me parece que son la causa de que ese planeta joven, algunos días, parezca más viejo que Matusalén.

    Bueno, yo siempre consideré a la energía nuclear rápida pero nefasta, y claro, no soy científica, ni química… pero es cierto, me preocupó ya hace muchos años… Bien dice Marisa, no se entiende que no se esté dando paso a energías más limpias y renovables… La única explicación que viene a mi mente es efectivamente el egoísmo, el enriquecimiento rápido, el importar aquí y ahora…

    Ya no hablamos de Japón y del desastre, probablemente por muchos años, que supondrá toda esa radiactividad… Ese país y sus ciudadanos tendrán seguramente secuelas mortales y no parece importarle a nadie después de esos cuarenta días de duelo…

    Y no nos sirve de nada oponernos a ella, no está en nuestras manos amigo… Yo personalmente firmo en contra desde hace años, y muchos, muchísimos ciudadanos… pero ellos mandan. Y nos seguiremos oponiendo, claro… pero ellos buscarán las mejores excusas.

    NO A LA ENERGÍA NUCLEAR!!!...

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  6. He tenido la suerte de descubrir tu blog en la tertulia de Belluga y me gusta tu vision del uso de la energia nuclear. Creo que es un proceso complicado, mal conocido y peor administrado del que hacemos un uso más politizado y mediatizado por la humana ignorancia que por la racionalidad imprescindible en un asunto tan complejo. Pero me temo que esto es lo que, como grupo humano, damos de si (en este y otros aspectos) como nuestra historia sobre este "joven planeta" evidencia. Ah! de paso me ha enantado conocer los fractales. No me sabia consumidor de ellos en los hervidos nocturnos. Gracias por desasnar un poco a los que, como yo, tenemos tanta necesidad de ello.

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  7. Sí, querida Beatriz, pero debemos rebatir con argumentos serios. No podemos hacer como otras personas: tratar de enseñar lo que no es correcto. Eso es una trampa que está basada, probablemente, en un interés que nunca le dicen a la mayoría de los ciudadanos.

    Nuestra fuerza está en el saber. Si nuestro saber es recto probado y experimentado nunca podrá nadie intervenir sobre él ni modificarlo. En la película “Soylent green” de
    Richard Fleischer, 1973, ante un hecho horroroso, el protagonista decía: “…¡hay que decirlo!, ¡hay que decírselo a todos!...” Y esto, Beatriz, es lo que debemos hacer, explicarlo para que se comprenda lo que tratan de escamotear.

    Un abrazo.

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  8. Mariano, nos damos por bienvenidos los dos a los dos blogs: tu al mío y yo al tuyo.

    Sí Mariano, en esos hervidos que nos recomienda todo el mundo por lo “buenos” que son, probablemente tengan esas propiedades culinarias, algo mágicas, precisamente por ser unos preciosos fractales.

    Te he escrito un e-mail tan largo que cuando lo abras me vas a maldecir.

    Yo, me felicito por leerte y por tus visitas a estas páginas ya que “tu verbo escrito” es tan agradable como tus conversaciones.

    Un abrazo.

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