lunes, 11 de julio de 2011

POESÍA HISPANOÁRABE II

CONFIDENCIA

María Luisa Arnaiz Sánchez

Ramón Casas


¿Qué haré yo, mama,
mi amigo ya se va;
yo le quiero quieto.
¡Si tanto no lo amase!

¡Ay mama, si no cesa esta locura,
ay cuitada, moriré!
Tráeme vino del tabernero,
así sanaré.

Decidme, oh gentes,
¿qué os parece?
¡Por Dios! ¡Cómo mi señor
su medicina no me da!

¿Por qué sufro, ¡oh madre!, de esta manera
cuando mi amado vive en nuestra vecindad?
Si muero de amor, ¡oh gentes!,
preguntad a mi madre.

Dime, si sois adivina
y si adivináis de verdad,
dime cuándo a mí vendrá
mi amigo Isaacq.

No se queda ni quiere decir palabra;
no sé con el pecho abrasado dormir, mama.

Mama, dile a Jacob
que la cordura de las mujeres es poca,
que pase la noche lejos de mí;
mi amor es para el que se queda.

Enamorada estoy, oh mama,
de este vecino: Alí el moreno.

Este desvergonzado, madre,
este charrán, me toma a la fuerza,
y no veo el final.

Mama, este doncel será todo mío
por las buenas o por las malas.

Dime antes de que te mate
quién soltó tus zaragüelles.
No fue el amigo nuevo, madre,
fue el antiguo.

Mama, me enamora este joven,
y no sé por qué,
y no soy capaz de decir no.

Se marchó mi amigo
y mi pena es grande, mama.
¿Cuál es mi culpa?
¿No será suya por dejarme sola?


2 comentarios:

  1. En esta segunda parte de la poesía hispanoárabe, veo que María Luisa ha seleccionado unos bonitos versos.

    Gracias por compartirlos.

    Besos.

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  2. Si te han deparado un momento agradable y despiertan tu gusto, me sentiré alentada. Gracias, Carla.

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