martes, 2 de agosto de 2011

POEMAS ANDALUSÍES II

DELEITE

María Luisa Arnaiz Sánchez

Jacques Sultana

                                                             EL VELLO
                                               BEN RASIQ DE MASILA, XI

Era barbilampiño, de un puro color de oro,
capaz de hacer llorar a una nube sin agua.
Cuando le salió el vello no lo podía soportar,
como un potro es indócil a la incógnita brida.
Al verme, bajaba la cabeza desolado
y se revestía de timidez. Pensaba que el vello
haría cesar en mí el cariño que por él sentía.
Mas yo no vi en el vello de sus mejillas más que
tahalíes que ceñían los sables de su mirada.

                                                           EL BOZO
                                       AL-MUTAMID, REY DE SEVILLA, XI

El vello de la cara perfeccionó su belleza,
casando la noche con el día.
Negro sobre blanco, narciso y mirto.
La tertulia sería perfecta si su saliva fuera mi vino.

*El vello o bozo en los jóvenes fue un tópico en la poesía árabe porque su aparición era el momento en que se acababan en teoría las relaciones homosexuales entre un adulto y un muchacho.  La admiración de los árabes por la belleza fue motivo más que suficiente para seguir cantando a quienes dejaban de ser barbilampiños.

                                                A UN PAJE
                             AL-MUTAMID, REY DE SEVILLA, XI

Lo hice mi esclavo,
pero la humildad de su mirada
me convirtió en su prisionero;
de tal modo somos ambos:
al mismo tiempo
esclavo y señor uno de otro.

                                            AL REY AL-MUTAMID
                                      BEN AMMAR DE SILVES, XI

Te abrazaba la cintura tierna,
bebía de la boca agua clara.
Yo me contentaba con lo permitido,
pero tú querías aquello que no lo es.
Expondré aquello que ocultas:
¡Oh gloria de la caballería!,
defendiste las aldeas,
pero violaste a las personas…

** Al-Mutamid y Ben Ammar (Ibn Ammar), su visir, fueron amantes.

                                            Ben Said al-Maghribi, XIII

¡Oh tú, en cuyas mejillas ha escrito el vello dos líneas
que, al destruir tu belleza, despiertan ansias y cuidados!
No sabía que tu mirada era un sable, hasta ahora
que te he visto vestir los tahalíes del vello.

2 comentarios:

  1. Preciosos poemasestos que nos expones y que me hacen tan amenas las tardes del verano.

    Sin duda, acertada elección. Gracias.

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  2. Entonces compartimos gustos. Puesto que sirvieron de base a tantos poemas de los que se calla su fuente, pensé difundirlos.

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