viernes, 12 de agosto de 2011

POLVO, AMOR Y MUERTE

TERRAZA DE VERANO II
CUANDO EL SALVAJE OESTE…

Antonio Campillo Ruiz


   A los pocos segundos de comenzar el ronroneo del proyector haciendo caminar las bobinas con celuloide ante su potente luz, la sala quedó en silencio. Se escuchó la clásica melodía de presentación de la productora 20th Century Fox. De improviso, con la indicación de New Orleans, 1843, sin más rótulos, apareció una escena cuyo dramatismo encogió el corazón de todos. Solo se escuchaban las palabras por las que se regían los hechos que acontecían en la pantalla. Al terminar la escena, tan súbitamente como se había iniciado, aparecieron los títulos de crédito con la imagen de su protagonista: ¡era John Wayne! A pesar de haberlo visto en los prospectos de mano, su aparición provocó un murmullo de aprobación y todas las butacas crujieron al acomodarse en ellas, como para no moverse ni un milímetro, los espectadores que las ocupaban.


   Los títulos de crédito estaban acompañados de una música que recordaríamos durante mucho tiempo. La película era “Los comancheros”, “The comancheros”, de Michael Curtiz, 1961, que aquella tarde festiva narraría hechos que sigue fielmente el  western: los pistoleros, el saloon, las ciudades en plena expansión, contrabandistas, racismo…, y violencia, mucha violencia, achacada a los pueblos originarios del llamado oeste americano.


Es importante visionar el material audiovisual a plena pantalla


   Cuando el capitán Jake Cutter, John Wayne, ranger de Texas, y su prisionero/amigo Paul Regret, Stuart Whitman, jugador, pendenciero y vividor, aparecen en la pantalla, la acción se suaviza hasta conseguir una pausa en un montaje veloz y eficaz pero muy irregular técnicamente. La vida de los colonos que han dominado una tierra salvaje es tan idílica que hasta el espectador querría ayudar a quienes la trabajan con tanto ahínco.

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The Comancheros (1961) from Richard Bellamy on Vimeo.



   Similitudes y pretendidas diferencias con otros westerns rodados en la década, e incluso anteriores, son notables: Tully Crow reinterpretándose como Liberty Valance; el reto entre Jake Cutter y Tully Crow aunque en principio pareciesen socios; el bandido Graile, reyezuelo de ese pueblo de comancheros con una vida autosuficiente, incluyendo sus fiestas, y el pueblo del General Mapache; o la imprescindible la carga de la caballería del ejército americano sobre unos ebrios comanches torpes que buscan su muerte, salvando in extremis a los protagonistas de una muerte menos cruenta que las ocasionadas por ellos…   

Es importante visionar el material audiovisual a plena pantalla


   La decadencia del género ha sido un hecho. Sin embargo se ha tratado de revivir en numerosas ocasiones, bien con películas propias de auténtico western y muy acertada dirección e interpretación, bien rodando argumentos del viejo oeste que ayudaron al éxito de películas clásicas. Aunque parezca que el género no renace en sus figuras y espacios clásicos, Monument Valley, desiertos o ciudades de colonos, se constata su intento de renovación en espacios y tiempos totalmente diferentes. ¿Por qué? Posiblemente no sea muy difícil la respuesta.  



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2 comentarios:

  1. Ahora no, pero recuerdo de niña me encantaban las películas del oeste, de pistoleros, de indios, de carabanas, la verdad es que no me perdía ninguna, y es que John Wayne trabajaba en casi todas, un estupendo actor.

    Excelente entrada, Antonio, en esta terraza de verano, es un placer venir aquí.

    Besos.

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  2. Creo que en nuestra infancia el Oeste americano fue uno de los géneros cinematográficos por excelencia. Muchas obras maestras del cine forman parte del western.

    El tiempo ha sido implacable con unas ciudades que han cambiado las típicas construcciones de madera por inmensos rascacielos, los caballos por los potentes coches todoterreno y las reservas indias por tierras de aborígenes que tratan de conservar sus costumbres y exhibiciones folklóricas.

    Carla, me alegro mucho de que sigas “Terraza de verano II” y que te plazcan las películas.

    Un fuerte abrazo.

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