domingo, 30 de octubre de 2011

FATALIDAD

EL ANILLO DE CARLOMAGNO

Antonio Campillo Ruiz

Retrato del Papa Inocencio X (detalle), Velázquez

EL ANILLO DE CARLOMAGNO

   El emperador  Carlomagno se enamoró, siendo ya viejo, de una joven alemana. Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque el soberano, poseído de ardor amoroso y olvidado de la dignidad real, descuidaba los asuntos del Imperio. Cuando la joven murió repentinamente, los dignatarios respiraron aliviados, pero por poco tiempo, porque el amor de Carlomagno no había muerto con ella. El emperador, que había hecho llevar a su aposento el cadáver embalsamado, no quería separarse de él.    El arzobispo Turpín, asustado de esta macabra pasión, sospechó  un encantamiento y quiso examinar el cadáver. Escondido debajo de la lengua muerta encontró un anillo con una piedra preciosa. No bien el anillo estuvo en manos de Turpín, Carlomagno se apresuró a dar sepultura al cadáver y volcó su amor en la persona del arzobispo. Para escapar de la embarazosa situación, Turpín arrojó el anillo al lago de Constanza. Carlomagno se enamoró del lago Constanza y no quiso alejarse nunca más de sus orillas.
Ítalo Calvino

NOTA: CUENTO PROGRAMADO.

6 comentarios:

  1. Interessante história.
    Um grande bj

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  2. Maravilloso Calvino. Una historia muy sugestiva y hermosa como un lago. Besos.

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  3. Un amor tan fiel como inimaginable, Antonio, fijación por lo - brillante", tan puro y fuerte como él mismo.

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  4. Gisa, me alegro de que te haya gustado esta historia. Sí, es muy interesante y seductora.

    Un fuerte abrazo, Gisa.

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  5. Desde luego Calvino es un autor que relata con una delicadeza y seducción inolvidables.
    Como sabes mucho mejor que yo, Isabel, los lagos siempre son un motivo de veneración, ninfas y damas misteriosas, que guardan sus secretos inviolables. En este caso, Calvino guarda un secreto prácticamente inalcanzable, el anillo.

    Un fuerte abrazo, Isabel.

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  6. Sí, Enrique, a lo largo de miles y miles de relatos la luz, su misterio resplandeciente y brillante, guarda un secreto tan puro como ella misma.
    El amor sentido por la dama muerta debió ser tan importante como el atractivo de su luz apagada.

    Un abrazo, Enrique.

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