sábado, 8 de octubre de 2011

MANOSEO

VISIÓN DE REOJO

María Luisa Arnaiz Sánchez

 Dorothea Tanning

VISIÓN DE REOJO

   La verdá, la verdá, me plantó la mano en el culo y yo estaba a punto de pegarle cuatro gritos cuando el colectivo pasó delante de una iglesia y lo vi persignarse. Buen muchacho después de todo, me dije. Quizá no lo esté haciendo a propósito o quizá su mano derecha ignore lo que su izquierda hace o... Traté de correrme al interior del coche -porque una cosa es justificar y otra muy distinta dejarse manosear- pero cada vez subían más pasajeros y no había forma. Mis esguinces sólo sirvieron para que él meta mejor la mano y hasta me acaricie. Yo me movía nerviosa. Él también. Pasamos frente a otra iglesia pero ni se dio cuenta y se llevó la mano a la cara sólo para secarse el sudor. Yo lo empecé a mirar de reojo haciéndome la disimulada, no fuera a creer que me estaba gustando. Imposible correrme y eso que me sacudía. Decidí entonces tomarme la revancha y a mi vez le planté la mano en el culo a él. Pocas cuadras después una oleada de gente me sacó de su lado a empujones. Los que bajaban me arrancaron del colectivo y ahora lamento haberlo perdido así de golpe porque en su billetera sólo había 7.400 pesos de los viejos y más hubiera podido sacarle en un encuentro a solas. Parecía cariñoso. Y muy desprendido.
Luisa Valenzuela

8 comentarios:

  1. jajajaj que fuerte! como termina todo después de un paseo de sobeto xd. Un besazo.

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  2. Relato indiscreto y novedoso. Con vuestras citas, vuestras selecciones, se comprueba lo bello que es o puede ser, escribir. Este relato es tan ligero como atrevido, tanto que suena a inocente, inofensivo y hasta agradable, muy buena la selección, como todas. Tomare insulina, perdón. BN.

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  3. Realmente divertido este fragmento, y muy visual, porque veía la escena, la sentí, me agobiaba al leer.
    Gracias por despertar mi sonrisa.
    Un abrazo.

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  4. Hola, Raquel, no se me ocurrió la palabra "sobeteo" pero qué acertada hubiera sido también.
    Saludos.

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  5. Creo, Enrique, que el relato, al derivar el desenlace hacia lo inesperado, nos hace olvidar lo que encierra de represión sexual.
    Saludos.

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  6. Algo nos dice, Isabel, que rechacemos a los sobones profesionales. ¡Qué alivio!

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  7. Desde la primera línea atrapa la narración, hice todo el recorrido casi como mirando una película, el giro insospechado del final es genial y demuestra el gran talento de esta escritora argentina
    Gracias, amiga, un abrazo!

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  8. ¿Qué tal, María? Isabel y tú coincidís en lo "visual" de la peripecia, mientras que a mí me golpeó más el abuso del individuo. ¡Reminiscencias de otros tiempos!
    Un fuerte abrazo.

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