jueves, 26 de abril de 2012

A POEM BY PICASSO

GERTRUDE STEIN

María Luisa Arnaiz Sánchez

Gertrude Stein, Picasso, 1906

Todo el mundo piensa que ella no es en absoluto como su retrato, pero no importa, al final conseguirá parecerse a él.” - Picasso

  Cuando Marie-Thérèse Walter dio a luz en 1935 a Maya, la hija de Picasso, el pintor abandonó su trabajo y se dedicó a escribir, lo que provocó la ira de su protectora y enemiga Gertrude Stein, que creyó que lo hacía para irritarla, y un día, estando en casa de Paul Rosenberg y en presencia de Braque, la millonaria y el malagueño mantuvieron este diálogo:
  
   Gertrude dijo: “Ver a un hombre que sabe hacer muy bien una determinada disciplina haciendo otra cosa que no sabe hacer y en un terreno en donde no puede vivir y desarrollarse es algo repugnante…Usted no ha leído en toda su vida un libro que no haya sido escrito por uno de sus amigos. Ni esos libros lee, porque usted no es sensible a ninguna palabra, las palabras le aburren terriblemente”.
   Picasso replicó: “¿No ha afirmado usted, siempre, que yo era un ser extraordinario? ¿Un personaje extraordinario que puede hacer lo que desee?
   Gertrude contestó: “Usted es extraordinario si se sabe atener a sus limitaciones. Su frontera, los límites los conocemos todos. Usted ahora escribe para librarse de todo lo que le agobia, que es incapaz de soportar. Por mí puede seguir insistiendo. Haga todo lo que sea, menos tratar de convencerme a mí de que lo que usted escribe es poesía”.
   Y entonces él comenzó a recitar un poema que había compuesto, del que reproduzco los versos finales:

[…] sin dolor nace el toro,
que es el alfiletero de los gritos
que silban la rapidez de la carrera,
los aplausos en la tinta ardiendo en la cazuela,
las manos removiendo el aire de cristal en fusión,
la corona de bocas
y los ojos “oiseaux du paradis”
que las banderas de la mano despiden
al borde del tejado,
baja por la escalera suspendida al cielo,
envuelto en su deseo,
el amor
y se moja los pies en la barrera
y nada campeón en las gradas.

La corrida de toros, Picasso, 1900

4 comentarios:

  1. Sí que se llevaban mal ambos, sí.
    Me caen muy bien los dos, tanto Gertrude como Picasso, así que no me meteré con ninguno. No obstante, creo que tenía razón ella: cada uno está dotado para algo por encima de otras cosas, y él pintaba como no lo hacía nadie.
    Y el señor Don Pablo tuvo su punto de mala uva al pintar a Gertrude, jajaja.
    Besos para ti, Marisa.

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  2. Coincido contigo y con la opinión de Gertrude respecto de que Picasso se hallaba muy lejos de la poesía. Sin embargo,hoy, a los setenta y cinco años del bombardero de Guernica, qué magníficos "versos" se inscriben en su famoso cuadro.
    Muchos besos, Isabel.

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  3. A cada um o seu dom, concordo. Mas como saber se o dom não é múltiplo se não o experimentamos?
    Um bj

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  4. Supongo, Gisa, que Picasso era muy consciente del arte para el que estaba dotado pero, com tantos otros, se llevó bien con todas las Musas. Un beso.

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