sábado, 26 de enero de 2013

LA MUJER SOÑADA

UN PERSONAJE OBSESIVO

Antonio Campillo Ruiz

Mujer en tres etapas, 1894, Edvard Munch

   La duración de un relato es como la de un sueño: no decidimos ni el momento en que nos dormimos ni en el que nos despertamos. Sin embargo, el autor sigue avanzando, continúa conformando a sus personajes y quisiera hacer un gesto, lanzar la mano hacia el escrito y tocar al protagonista, mimarlo con delicadeza y cogerle con suavidad, dejarse llevar en ese mundo creado por él pero vedado para sí mismo. El escritor siempre queda fuera, queda por ahí, en nuestro mundo, en un lugar que es insospechado para quien acaba de nacer, aún teniendo una edad avanzada. No hace nada. No puede moverse. Mira entre complacido y absorto a su personaje y sus vicisitudes con la esperanza de procurar que su historia pueda ser inteligible. Habrá pasado toda la vida y no habrá hecho nada más que describirle, hablar de un retazo de su existencia. Aquel día, el relato había nacido con somnolencia. No se había materializado el sueño y sabía que no dormiría. Trataría de conseguir, cuando menos, una pequeña parte de virtudes, defectos, gustos o pensamientos, de esta escurridiza mujer que le decía con reiteración “…escríbeme, dame vida, ponme en el lugar preferente de tu pluma…” Y así trató de hacerlo sin conseguirlo porque no podía decir nada de ella. No podía inventar sus horrores ni explicar sus fobias. Eran tan intensas que escapaban a su imaginación. Hubo un momento, sólo uno, en el que pudo vislumbrar alguna de las peculiaridades de ella pero, a pesar de solicitarlo, no se dejaba reconocer, ni admitía que un extraño buscase en su vida escudriñando sin delicadeza sus pensamientos. Su altivez sometía su inmensa satisfacción de ser relatada, escrita en un papel que perduraría por siempre y todos lo podrían leer.
Cuando el sueño del escritor se convirtió en realidad, cuando pudo realizar un retrato memorable de ella, los suaves garabatos realizados en el blanco papel se convirtieron en un registro de maldades que eran despreciadas por todo aquel que las leía. Su trabajo se vio recompensado por el beneplácito de ella: leía todo lo escrito en la oscuridad de la noche, cuando nadie la podía ver, con tal deleite que su expresión delataba su satisfacción. Nunca pudo estar seguro de su acierto o fracaso. La incertidumbre le corroía como autor que lo único que pretendía era expresar la posibilidad de tocar a su criatura, su creación. La repugnancia de sus maldades consiguió vencer la claridad de su exposición, la verdad de describir, relatar para siempre a una criatura que ha sido creada por él. Un personaje con una vida y una historia que aceptaba sin mentiras, sin vericuetos morales ni malentendidos que desvirtuasen la realidad. Sabía que ella se encontraba cerca, que le vigilaba, le leía. Trataba de alcanzarla cuando despertaba pero ya había desaparecido entre el sonido de las sábanas de la noche. Su sueño se hizo cada día más leve, más huidizo. Su obsesión por descubrirla, verla, tocarla, se iba transformando en una insufrible inquietud. Leía y leía a su criatura, su obra, un firmamento intrincado y personal. Amaba y odiaba su escrito, a la mujer que describía y a la tinta con la que había dado vida a tal engendro. Su misión ahora sería tratar de destruirla por siempre.

Antonio Campillo Ruiz

20 comentarios:

  1. " La duración de un relato es como la de un sueño".

    Solo un principio así, podría tener un desarrollo y un final como el que ha tenido.
    El escritor como padre y madre a la vez de un parto ficcional de una criatura, el personaje, modelada al antojo no solo de su imaginación sino de su experiencia y de su semejanza., de sus sueños pero también de sus pesadillas, de su realidad pero también de sus anhelos. Volátil criatura, o monstruo tirano, pero engendro de sus palabras y sus latidos.
    No he podido dejar de pensar mientras te leía en el personaje de Augusto Pérez en la novela de "Niebla" de Miguel de Unamuno, personaje que se rebela contra su propio creador, Unamuno, recordándole su destino sometido a la pluma de él como el destino del propio Unamuno sometido a su trágico destino.

    Me ha encantado, Antonio. Más que nunca. Excelente tu texto.
    Y esos cuadros de Munch, son la guinda del pastel.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Como siempre, Marisa, tu guía y comentarios complementan exquisitamente mis breves pensamientos. Estoy absolutamente de acuerdo en lo que expones. Existe, sin embargo, un matiz que es excesivo: podría copiar a D. Miguel pero tratar de imitarlo sería una osadía y una falta de educación. Augusto Pérez es un rebelde y, ni por un momento he pensado en él porque quien se rebela contra una creación imperfecta, incompleta, es el autor no el personaje. En cualquier caso, si este pequeño relato ha servido para recordar a D. Miguel, me felicito por ello. Fue uno de los pensadores y escritores más admirado por mí.
      Hablamos.

      Un fuerte abrazo, querida Marisa.

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  2. El arte nos permite expresar nuestras emociones más íntimas. Seguramente el creador quedará atrapado en ella. Sin embargo creo que es la única forma de transmitirlo a los demás. Autor y obra fundidos.
    Un abrazo Antonio muy buen el post.

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    1. Así es, Lou. Quedar atrapado en un punto sin retorno puede suponer no poder corregir, haya nacido el personaje bien o mal y esto condiciona sueños y relato. Por ello es tan importante que el autor sea quien determine las acciones que deben tener lugar en la obra. Después, estando de acuerdo con él mismo, es cuando debe asumir y modelar la unión con sus personajes. Muy agradecido por tu comentario.

      Un fuerte abrazo, querida Lou.

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  3. Pasan muchas cosas con los personajes, hay algunos muy persistentes, exigentes, obsesivos. Hay personajes que tocan muchas puertas, que inspiran a muchos, pero que a veces no se conforman con lo que dicen de ellos y se buscan a otro, y a otro, así, hasta que llegan con un buen escritor, cuando no lo logran se buscan a alguien que teclee lo que ellos dictan, hay personajes muy locos. Te propongo buscarnos personajes de amplio criterio, jajaja.
    ¡Me encantó tu entrada!, tiene mucha magia y destreza... ¿O estoy soñando? quizá tú tamibén estas soñando que te comentamos, que tienes un blog... o no te has dado cuenta que eres el personaje de una novela!!! jajaja
    Un fuerte abrazo.

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    1. Sí, Sara, lo que expresas es muy importante. ¿Nos estarán soñando cuando soñamos? Las virtudes o defectos de los personajes siempre se encuentran en la punta de la pluma de quien los crea y permanecen en la mente justo el tiempo de soñarlos, justo el tiempo de pensarlos. Es posible que todo sea un círculo de sueños en el que nos vemos inmersos.

      Un fuerte abrazo, querida Sara.

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  4. Pues fíjate, Antonio, que yo no es que crea mucho en las casualidades. pero mira tú por donde que hace dos semanas que volví a releer Siddharta de Hermann Hesse, y empezaron a surgir comentarios sobre ese libro por la red...una casualidad, ya te digo. Y ahora estoy leyendo "La verdad de las mentiras" de Vargas Llosa, y esperando sobre la mesa tengo a Unamuno en su "Niebla", que acaba de mencionar Marisa. Casualidades ya te digo.

    A mi me encanta tu texto porque toca uno de mis temas favoritos: la creación de personajes, que dicen los escritores, que a veces se escapan y salen a vivir su vida por su cuenta y riesgo. Me ha encantado, ya te digo, lo bien que los expresas, Antonio, con esa maestría tuya que no podía ser menos.

    Un beso.

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    1. Bueno, Marián, me sonrojas porque maestría para escribir, los autores que estas leyendo y mencionas pero ¿yo? Para nada. Simplemente pienso un poco y dejo fluir la mente por vidas ajenas e inventadas. El relato dura lo que un sueño, jysto el tiempo de pensarlo y conformarlo. Cuando el sueño no se relata como sucedió todo queda roto y deshilachado. Sí es una buena coincidencia, con sus peculiaridades, el hecho de que leas conforme se desarrollan acontecimientos reales.

      Un fuerte abrazo, querida Marián.

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  5. Ay, los sueños, amigo Antonio. Buenos, malditos, célebres, nostálgicos, piadosos, obscenos y ...., si, luego están los tuyos.
    Un abrazo.

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    1. Sabes, Enrique, que los tuyos van delante. Y es así porque tu contacto con los personajes es real y no soñado, porque tus relatos y escritos de todos los estilos poseen la verosimilitud de la inmediatez, de lo sucedido, a lo que se le echa una pizca de pimienta para dar un sabor personal e irrepetible. ¡Cuánto hemos soñado, Enrique! Quzá… ¡cuánto nos han obligado a soñar! Que no es malo… Ha sido muy beneficioso.

      Un gran abrazo, querido amigo Enrique.

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  6. La destruirá porque no es lo que había soñado y el creador tiene ese poder. Volverá a intentarlo seguro.
    Un fuerte abrazo, querido amigo.

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    1. En ello estoy yo, Ohma. Para intentar ua segunda vez, la primera debe ser destruida totalmente. La página debe estar inmaculada y no llena de tachoñes. Pero, cada vez le cuesta más empezar, cada vez la imaginación le lleva por un camino diferente que será muy difícil poder cruzar con el inicial.

      Un fuerte abrazo, querida Ohma.

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  7. Me ha gustado muchísimo. Supongo que imaginas por lo que es: por esa intertextualidad o, si quieres, carácter meta literario, por esa relación personaje-autor.
    Las obsesiones son frecuentes y sirven para dar frutos, a veces dulces, a veces amargos o ácidos. Aunque sé que lo sabes, querido Antonio.
    Un beso.

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    1. Sí, Isabel, conociéndote sé que es uno de tus caballos de batalla. Y no de ti sola. Creo que lo es de todos los autores que, como tú, relatáis tanto como imagináis. La relación personaje/autor es tan compleja que provoca un reparo, un freno inicial, una alegría amarga, cuando se va a iniciar la vivencia del texto en el que se desarrollará la vida del protagonista.

      Un fuerte abrazo, querida Isabel.

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  8. Cada obra de un artista-pintor o de un escritor tiene su génesis, su evolución, su duración, su significación, su vida y su muerte, pero más quiero creer que los actores y autores quieren que pervivan por siempre sus obras. Esa prolongación lo hacen los otros; los que admiran, los que leen, los que propagan, los que piensan, los que reflexionan sobre esas obras...
    Excelente escrito y tu forma de ver esos pasajes.
    Saludos cordiales y
    un abrazo de buen domingo.

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    1. Cierto, Genessis, muy cierto. Los lectores son quienes deben realizar la valoración de personaje y autor, de ambos. En función de sus peculiaridades perdurarán o serán rechazados porque el relato que sólo dura lo que un sueño, ha provocado atención o rechazo. Excesiva imposibilidad de verosimilitud provoca en el lector una imaginación propia que puede ser óptima o despreciable. La inmensa y propia no es perjudicial, es importante que el lector imagine hechos aunque sean ficticios. La falta de algún elemento que el lector precisa provoca inmeditamente un rechazo que será insuperable.

      Un fuerte abrazo, querida Genessis.

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  9. Antonio, creo que hay personajes persistentes en el tiempo, siempre están, aunque creamos habernos desembarazado de ellos.
    No le será fácil destruirla. Se camuflará dentro de otro, así tenga que apropiarse de un secundario...es ahí donde muestra su poder ¿Quién nos dice que no somos los personajes del sueño de otra mente superior, paralela o desconocida? Siempre me ha gustado esta idea
    Este relato me ha seducida ¡de qué manera! Un placer leerte
    Un abrazo grande y feliz semana

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    1. Por ello, Pilar, la hoja para renovar, volver a intentarlo, debe estar incólume. A pesar de su desaparición, estoy totalmente de acuerdo contigo en su camuflaje, en su búsqueda de vida, ¿cómo va a permitir pasar de protagonista a la nada? Es imposible, buscará sus mañas para introducirse en la piel ajena y vivir esperando su momento, su renacer.
      Pilar, no sabes como te agradezco tu comentario y tu fascinante imaginación en la búsqueda de los sueños que nos sueñan, de los que era amante Borges. Te diré que ¡touché! Es probable que de ahí haya surgido el relato. Me encanta que me sonrojes pero no merezco tanto. Hablamos.

      Un fuerte abrazo, querida Pilar.

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  10. UFFF no me hables de escritores y personajes malditos que ya sabes tu...
    Besossss que bien escribessssssssss OLE TÚ.

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    1. Sí, Inma, tu experiencia es bastante desagradable. En cualquier caso, hablando de personajes y escritores, me agrada que te guste el texto pero no me sonrojes mucho que se me nota. Muchas bracias,

      Un fuerte abrazo, querida Inma.

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