FIN DE LA IV EDICIÓN DE “CINE DE
VERANO”
Antonio
Campillo Ruiz
Se termina con esmero
el engrase cuidadoso de los rodillos que sustentan las ruedas dentadas del
proyector. Las lentes, muy limpias, se
cubren con sus protectores recubiertos de terciopelo especial interiormente.
Las butacas y pequeños salones de recepción de espectadores son revisados una y
otra vez. Se huele a cierre por largo tiempo. Y así es, falta un minuto para
que “Cine de verano IV” eche la cerradura de sus puertas y
taquillas hasta el verano próximo. No es mucho tiempo pero todavía se aprecian
en la sala los últimos fotogramas, diálogos, música, de un verano pleno de proyecciones
que nos han acompañado como en anteriores ediciones, dándonos lo mejor de ellas.
Este verano hemos
tenido mucha suerte: sólo han denunciado y eliminado una película: una clásica
obra de arte. Espero que después de ser visionada por todos los lectores. La
lucha por su recuperación está perdida antes de iniciarse: ¿Quién la denuncia y
con qué argumentos? Cuanto tiempo debe transcurrir para que la obra de arte sea
de libre uso? No sólo han eliminado la película sino que han cerrado
unilateralmente la cuenta desde la que se obtuvieron, con total legalidad los
códigos HTML. ¿Por qué? Esta película ya ha cumplido los cuarenta y ocho años.
Quizá tengamos que esperar cien años. Para entonces, ¿existirá el cine clásico
o habrá muerto víctima del poder del negocio? Se han proyectado, comentado, sentido, dieciocho películas de diversos géneros cinematográficos y nacionalidades europeas. Una mínima muestra de todo lo que nos queda por visionar antes de su desaparición en archivos olvidados.
El segundo aspecto
que diferencia esta edición de las anteriores, es el hecho de haber proyectado
sólo películas europeas. Se han seleccionado con interés y atendiendo a sus cualidades
fílmicas, películas de un continente maltratado por la falta de previsión y el
colonialismo cinematográfico. En Europa nació el cine. Los hermanos Skladanowsky
por un lado y los Lumière por otro fueron los artífices de un nuevo arte que
existe únicamente en el espectador, no en la pantalla ni en la sala. En los
países que componen Europa se han descubierto medios técnicos y generado corrientes
cinematográficas de gran influencia social y de pensamiento. Han surgido, a lo
largo de la Historia del Cine, excelentes narrativas fílmicas en muy diversos
países y culturas que, a veces nos han llegado y otras no sabemos de su
existencia. E incluso en otras ocasiones ha sido un gran descubrimiento por su
éxito comercial para las distribuidoras. El cine europeo se encuentra en un estado
de discriminación que no depende del genio de sus autores sino de las ganancias
de sus grandes productoras. Esta es la mayor desgracia que posee el cine en la
actualidad.
Como a las partículas subatómicas les gusta mucho el cine y han podido detener conatos de ataques desconocidos, que han modificado la relación con comentaristas directos e indirectos, no se ha podido responder a los comentarios casi desde la mitad del verano. Ha sido bueno y malo. Bueno porque todo ha seguido el protocolo de defensa perfectamente. Malo porque ha dejado residuos indeseables que se esperan poder resolver en poco tiempo. A todos los lectores que han sufrido esta anomalía, “Cine de verano IV” le presenta sus disculpas asegurándoles que cuando sea posible sus respuestas a los comentarios estarán en su lugar.
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