martes, 18 de marzo de 2014

MÚSICA E IMÁGENES

SEMÁNTICA EN LA MÚSICA

Antonio Campillo Ruiz

Akzhana Abdalieva 

A Pepe Abellán

   Al igual que en todas las obras de arte que poseen multiplicidad de significados para el receptor, la música ofrece una apertura hacia sentimientos e interpretaciones tan encontradas que es complejo, muy complejo, determinar los posibles significados semánticos para cada uno de los aplicados oyentes que escuchan. Cada uno, en sus mundos separados, establece las posibles interpretaciones e incluso realidades, de los diferentes sonidos que conforman una orquesta. Es bastante común que algunos instrumentos se identifiquen con acontecimientos específicos que, desde las más antiguas composiciones, siempre han sido objeto de una sola apreciación. Difícil cometido si tenemos en cuenta que en un contexto diferente puede cambiar este predeterminado significado porque, en realidad, estos instrumentos unívocamente asimilados a un proceso de simple comprensión, pueden cambiar su aparente y sencilla lectura solo con una novedosa interpretación de idénticos sones que han sido establecidos de antemano. Por otro lado, la armonía y belleza musicales puede quedar exclusivamente en la admiración de estas virtudes que elevan sentidos y mente. Pero también es muy frecuente que tratemos de buscar algún elemento tangible que traduzca a objetos, animados o inanimados, que sean más sencillos de leer, de descifrar, más fáciles de asimilar que la armonía y el conjunto de sones que conforman un todo tan diferente e irreverente que, cuando tratamos de buscar su lectura semántica en nuestra vida cotidiana, no tenemos más remedio que maravillarnos de la grandeza musical o despreciarla por no encontrarse a la altura de nuestra escasa, limitada y, a veces, insuficiente existencia.

Es importante visionar y escuchar la Obertura a plena pantalla y buen sonido.

La gazza ladra (La urraca ladrona) es una ópera divertida (nunca me gusta denominarla semiseria como es frecuente. Es bien seria), en dos actos, compuesta por Gioachino Rossini en 1817. Se cuenta, se dice, que se compuso el día anterior a su estreno y que Rossini lanzó a sus colaboradores, para los últimos arreglos orquestales, por una ventana la partitura de la Obertura. Bien, ateniéndonos al argumento de la ópera, de la que es más conocida su Obertura, famosa por sus tambores militares o redoblantes, tendríamos que convenir que semánticamente es un melodrama que llega a encontrarse cerca de la tragedia puesto que Ninetta, la protagonista, se encuentra al borde de la muerte, acusada de robo de joyas, habiendo sido una urraca la que había sustraído el preciado botín. La pregunta es: ¿qué tiene que ver este semicómico hecho con la violencia, con secuestros, con mafiosos, con dibujos animados, etc., etc.? ¿Cual de entre todos estos aspectos semánticos es el que puede llevarnos a apreciar un libreto escrito por Giovanni Gherardini y La pie voleuse de d’Aubigny y Caignies en el que se basó Rossini para su composición? Así es, han descubierto el enigma: ninguno. ¿Qué sucede? La superación del factor perceptivo visual sobre el resto de sentidos. Asimilamos semánticamente las primeras imágenes asociadas a la música cuando vemos y oímos ambas a la vez. Es tan fuerte el choque de nutrir y relacionar en el cerebro unas y otra que es muy probable que ya nunca digamos el nombre de la música sino el de las imágenes. La semántica musical queda supeditada a imágenes que, como en este caso, son tan insólitas como extravagantes y descontextualizadas. Este es el método para un aumento de interés en la imagen y un casi perenne recuerdo de una música semánticamente anulada.

Es importante visionar las secuencias a plena pantalla.



7 comentarios:

  1. URRACAS LADRONAS. LES ESTOY TOMANDO CARIÑO, A PESAR DE TODAS LAS APARIENCIAS

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  2. Ignorante que soy, querido amigo. Y partiendo de eso te diré que para mí la música es una sensación subjetiva. Porque depende de tu estado de ánimo, sensibilidad y conocimientos para sentirla. Si tuviésemos que ponerle letra tendríamos que valernos de esa imágenes que se forman inconscientemente en nuestro interior. Y estoy segura que cada uno de nosotros le pondríamos una que no coincidiría con la de otro. Puede que algún rasgo pero nada más.
    Sonido e imagen van unidas, eso sí. En el segundo vídeo se puede comprobar que es así. La imagen es tan violenta que influye en la percepción de la música de fondo.
    Un abrazo enorme, estimado Antonio.

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  3. Desproporcionado y desafortunado dirigismo de la música hacia imágenes que, aún siendo adecuadas, no dejarán jamás de hacer pensar en ellas cuando escuchemos Obertura. La subjetividad de Stanley Kubrick nos la transmitió para siempre.

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  4. Pienso que la música influye en las personas de manera positiva o negativa. Incluso, a veces, consigue cambios en el cerebro.

    Un abrazo muy fuerte, querido amigo.

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  5. Tu apreciación es muy aguda, querido Antonio, y creo que acertada, al menos para los no músicos profesionales. La fuerza visual de la imagen es fortísima y, aunque la música penetra directamente en los sentidos, la memoria la va a asociar a esa imagen o imágenes con que la ha visto por vez primera. La percepción sensorial es difícil de fijar, nos penetra por cauces ajenos a la razón y me da que la vista y el olfato son de los sentidos que más se imponen.
    Un abrazo bien grandote.

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  6. Muy interesante tu planteamiento; gracias, Antonio, por la dedicatoria, y tomo nota de lo que me propones en correo aparte: trataré de hacer en ABONICO una reflexión sobre la semanticidad de la Música.

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  7. Cada vez es más fácil enamorarse de tus entradas, amigo Antonio

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