miércoles, 23 de julio de 2014

EL MIEDO A LA LIBERTAD DE UNO MISMO

UN MUNDO SIN AMOR, SIN BELLEZA, SIN DOLOR

Antonio Campillo Ruiz

  
   La capacidad para sentir amor, odio, felicidad e incluso, a pesar nuestro, el sufrimiento más profundo es inherente a la naturaleza humana. Esto es lo que distingue a alguien vivo de un simple autómata creado por medio de una tecnología tan sofisticada como incomprensible. Un  mundo homogéneo cuyo origen no se presenta como una fuerza exterior contra la que se ha de luchar, sino como un enemigo que se infiltra en la sociedad, la domina y la maneja con sigilo e impunidad. Desde el estreno se han atribuido al film significados, que unos han entendido como anticomunistas y otros como antimacarthystas. En su momento, tanto Jack Finney por  su novela, como el director del filme manifestaron que habían trabajado con el único propósito de ofrecer la historia de una invasión alienígena. Y de esto trata “Invasion of the Body Snatchers”, “La invasión de los ladrones de cuerpos” de Don Siegel, 1956.


   La adaptación de la novela "The Body Snatchers", de Jack Finney, tuvo a dos guionistas de excepción: Daniel Mainwaring y entre otros, Sam Peckinpah, que fue asistente de dirección e intérprete de un papel muy breve. Con un presupuesto de serie B que aúna varios géneros a la vez: fantástico, terror y ciencia-ficción, también es una interesante denuncia política de la paranoia anticomunista de los años cincuenta. Fue el undécimo largometraje de Siegel y una de las obras clave de su filmografía. Imprime a la acción un ritmo intenso, que sostiene el desarrollo de un crescendo de terror y horror de magnífica factura. Siegel hace una demostración brillante de eficacia narrativa


   La película incorpora un relato inquietante, que pone de manifiesto una vulnerabilidad del género humano que sorprende y preocupa al espectador. Propone una incómoda tarea de identidad personal, ya que ésta no se puede definir en función de lo que uno piensa, recuerda, sabe o aparenta. Establece la posibilidad de que un poder arbitrario acabe sutilmente con la libertad de pensar, valorar y decidir de las personas, apoyándose en la insensibilidad y el conformismo. Para los problemas que sugiere no ofrece soluciones ni da esperanzas pero su similitud con los acontecimientos sociales desde que se escribió la obra, es tan patente que la podemos encontrar en cualquier país en la actualidad.


   No era fácil que una película de bajo presupuesto consiguiera una iluminación y fotografía tan excelentes que crean una atmósfera oscura y agobiante, sensación que se refuerza gracias a la amenazadora y contundente banda sonora de Carmen Dragon. Interpretación de actores correcta y efectos especiales casi inexistentes. A pesar de ello no olvidemos la memorable escena en la que Miles pide ayuda en la autopista. 

  
El verdadero valor de la historia narrada reside en la amenaza psicológica, en la sensación de temor ante algo que desconocemos, pero que sabemos que está ahí porque el mal proviene de lo más familiar, del entorno más cercano a las víctimas y, casi podríamos razonar diciéndonos  que el enemigo es uno mismo. Parece haber aquí una influencia psicoanalítica, muy de moda en la época, porque el problema sobreviene en el momento  en el que el cerebro se encuentra en reposo, no posee actividad consciente. El yo y el ello quedan anulados y sólo el individuo, en manos de un superyo que no se puede permitir ningún desliz y que, por tanto, elimina deseos y rastros para tener al individuo bajo control, determina qué y cómo debe ser la transformación.


   Se han realizado tres "remakes" del film: Philip Kaufman,1978; Abel Ferrara,1993 y Oliver Hirschbiegel,2007. Ninguno posee el clima tan absorbente y profundamente terrorífico como esta primera versión. A pesar de ello, la realización, iniciada con una serenidad y seguridad incomparables posee un último tercio que aparentemente es precipitado y el espectador lo aprecia.
Creo que,  a pesar de apreciar la mano de Peckinpah en el guión, descubierto el mal, sin intermedio entre la serenidad de la duda inicial y la seguridad de un hecho, se origina una precipitación por alcanzar la normalidad que aparentemente es un poco precipitada pero ¿no haríamos lo mismo nosotros, los espectadores? En cualquier caso, e independientemente de lo que interprete fílmicamente cada uno, todos podemos asumir que dentro de este magnífico ejercicio artístico se simultanean varios niveles de lectura y temática que no tienen por qué excluirse entre sí y que sólo enriquecen aún más el conjunto, evidenciando que estamos, sin duda alguna, ante un clásico entre clásicos y un verdadero film tan distinto a los sucedáneos de hoy en día como maravilloso y profundamente conmovedor.


Es importante visionar la película a plena pantalla

8 comentarios:

  1. que peliculon
    lo vi tres veces
    es ese tipo de cine que no se ve mas ahora
    genial turtaconto sos un genio de las letras
    mil besos

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  2. Estupenda película.

    El buen cine de antes.

    Esta noche la volveré a ver. ¡¡Gracias!!

    Un abrazo muy grande

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  3. Otra de las grandes, maestro Campillo. Gracias y ah, GGM decía ... "Nunca releo mis libros, porque me da miedo", no me pasa lo mismo con tus películas.

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  4. uuuuyyyyy ¡¡¡¡ qué miedo !!! jajaja... abrazo!

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  5. Son joyas del cine. La he visto varias veces.
    Cordiales saludos.

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  6. La primera vez que la vi. No me dio mucho miedo pero sí la encuentro inquietante, :)
    Un fuerte abrazo querido Antonio.

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  7. Es una pelicula que me encanta, he perdido la cuenta de las veces que la he visto, hay una versión con Donald Sutherland, pero
    yo me quedo con esta, una elección perfecta, un saludo amigo Antonio.

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  8. !Hola,Antonio!

    Hace poco vi Invasión, remake de esta película que nos traes hoy.Y para ser sincera,me gusta mas esta versión antigua que la que yo vi hace poco.Sin tantos efectos logra mantenerte en tensión.Gracias por compartirla.

    P.D: Que aburrido seria el mundo sin todo lo que nos hace humanos,bueno o malo todo tiene un propósito.

    Muchos besitos. y Excelente elección.

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