lunes, 28 de abril de 2014

VIAJANDO AL FUTURO

Las tres fórmulas para viajar en el tiempo

Antonio Campillo Ruiz

Heavy Black Hole
Jets in 4U1630-47

  “¿Es posible viajar en el tiempo? ¿Podemos abrir un portal al pasado o encontrar un atajo al futuro?”. Stephen Hawking asegura que la idea no es tan descabellada y reflexiona sobre las posibilidades reales de encontrar un atajo al futuro. El genial físico británico se hacía estas preguntas en un artículo publicado en el diario Daily Mail. El cosmólogo ofrecía no sólo una, sino tres fórmulas, teóricamente realistas, para responder a las tres propuestas que pueden hacer posible una idea que durante mucho tiempo ha sido una herejía científica. 

Plasma Jets From Radio Galaxy Hercules A

   A su juicio, una aventura semejante ya no es tan descabellada. Hawking sugiere que es indispensable abrir la mente a la idea de la cuarta dimensión: el tiempo. El científico utiliza un ejemplo muy sencillo, el de la conducción. Cuando hacemos un viaje en automóvil y conducimos en línea recta, viajamos en una dimensión. Si giramos a la derecha o a la izquierda, añadimos una segunda dimensión. Si además subimos o bajamos una carretera de montaña, encontramos la tercera dimensión. La cuarta dimensión es el tiempo, pero ¿cómo encontramos un camino para viajar a través de él?:

The View near a Black Hole

1 – Los agujeros de gusano: “Las películas de ciencia ficción muestran una vasta máquina hambrienta de energía que crea un túnel a través del tiempo. Un viajero del tiempo, un valiente, preparado para quién sabe qué, puede penetrar en el túnel y emerger quién sabe dónde. La realidad puede ser muy diferente a esto, pero la idea en sí no es tan loca”, admite Hawking. Para los físicos, los túneles en el tiempo pueden ser los agujeros de gusano. “Están a nuestro alrededor, en las grietas del espacio y del tiempo, pero son demasiado pequeños para poderlos ver. Se localizan en una escala muy pequeña, incluso más pequeña que las moléculas y los átomos, se encuentran en la espuma cuántica. Aquí es donde existen los agujeros de gusano: pequeños túneles o atajos a través del espacio y el tiempo que se forman y desaparecen constantemente”

Neutron Bounce Quantized in Earth Gravity

   Por desgracia, estos túneles son demasiado pequeños para que un ser humano pueda mirar por sus minúsculas cerraduras. Miden sólo mil millones de billones de una billonésima de centímetro. Un tamaño cuasi infinitesimalmente pequeño pero quizás sea posible coger uno de ellos y hacerlo lo suficientemente grande para el ser humano o incluso para una nave espacial. De esta forma, podríamos viajar a otros planetas situados a años luz de distancia o “quizás los dinosaurios de la Tierra podrían ver aterrizar una nave”. Claro, que el agujero de gusano tiene un pequeño problema, lo que Hawking llama la “Paradoja del científico loco”. ¿Qué pasaría si un científico usa el agujero para disparar contra su yo del pasado? Ahora está muerto, pero ¿quién disparó? Es una paradoja, no tiene sentido. El tipo de situación que provoca pesadillas a los físicos. Este tipo de máquina del tiempo violaría una regla fundamental que gobierna el Universo entero: las causas suceden antes de los efectos, y nunca al revés. El viaje al pasado sería imposible, pero, ¿y al futuro?

ARP81 HLA

   2 – Hawking plantea que en los agujeros negros “Nos parece que el tiempo fluye como un río, a diferentes velocidades en diferentes lugares, y esa es la clave para viajar al futuro”. Esta idea fue propuesta por Albert Einstein hace cien años, al darse cuenta de que debería haber lugares donde el tiempo transcurre lento y otros donde se acelera. “Tenía razón y la prueba está sobre nuestras cabezas”, en el espacio. El tiempo va más rápido en el espacio. Supongamos que dentro de cada nave espacial hay un reloj muy preciso, pero a pesar de ello, todos ganan alrededor de un tercio de billón de segundo cada día. El problema no está en los relojes. Lo que ocurre es que la masa de la Tierra arrastra al tiempo y lo hace más lento.

Spin up of a Supermassive Black Hole

   En el centro de la Vía Láctea, a veintiséis mil años luz de distancia a nosotros, está el objeto más pesado de la galaxia: un agujero negro super masivo que disminuye la velocidad del tiempo más que cualquier otra cosa en la galaxia. “Es como una máquina del tiempo natural”, dice Hawking. Si una nave espacial entrara en la órbita en el agujero, tardaría dieciséis minutos en completar una órbita para la agencia espacial que controlara la misión desde la Tierra. Para los astronautas, sólo habrían pasado ocho minutos. Si pasaran orbitando cinco años, en realidad habrían transcurrido diez en nuestro planeta. Cuando llegaran a la Tierra, todos los que no hubiesen viajado, habrían envejecido cinco años más que ellos. ¿El problema? Acercarse a un agujero negro es excesivamente peligroso.

21st Century M101

3 – Para Hawking, la solución puede pasar por viajar muy, muy rápido, más aún que la velocidad requerida para evitar ser arrastrados por un agujero negro. Viajar a casi la velocidad de la luz.  Según Hawking, viajar a casi la misma velocidad de la luz, trescientos mil kilómetros por segundo, nos transportaría al futuro. Para explicarlo, el científico imagina un tren superveloz que diera vueltas a la Tierra siete veces por segundo, lo que no alcanza la velocidad de la luz, algo que las leyes de la física prohíben. Entonces el tiempo empieza a transcurrir lentamente a bordo, como si estuviéramos cerca de un agujero negro, pero en mayor medida, como a cámara lenta. En una semana, el tren viajaría cien años en el futuro. Por supuesto, construir un tren que alcance esas velocidades es imposible, pero se ha construido algo muy parecido: el acelerador de partículas LHC del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) en Ginebra, Suiza. Lo sabemos por unas partículas, pi-mesones, que generalmente se desintegran ipso facto pero que, cuando son aceleradas a casi la velocidad de la luz, poseen una vida treinta veces mayor.


  
Hawking concluye que si queremos viajar al futuro, simplemente tenemos que ir muy rápido, algo que solo es posible en el espacio. Para ello, haría falta una nave dos mil  veces más rápida que el Apollo 10, de enorme tamaño y que pudiera cargar una gran cantidad de combustible, el suficiente para acelerarla a casi la velocidad de la luz. “Cuatro años después de haber despegado, la nave comenzaría a viajar en el tiempo. Por cada hora en la nave, pasarían dos en la Tierra”. Después de otros dos años de velocidad máxima, la nave llegaría a su tope, el 99% de la velocidad de la luz. Entonces, sólo un día a bordo representaría un año en la Tierra. Nuestra nave volaría al futuro.

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla.


viernes, 25 de abril de 2014

REALIDAD HOLOGRÁFICA

CON CAPACIDAD DE IMAGINAR

Antonio Campillo Ruiz

Susan Seddon Boulet

   Muchos dicen que el mundo se cambia empezando por uno mismo, desde dentro, desde la meditación y todo lo relacionado con la espiritualidad. Otros, en cambio, dicen que eso es muy bonito pero que no sirve de nada, que no se sale a la calle y se activa el cambio. Solo con hechos palpables se puede lograr. Nos han enfrentado siempre desde la dualidad, así, podemos sentir la separación desde la agresión. A pesar de que nos pese, para eso sirve el deporte: lejos de usarse como medio de salud, se ha montado un circo que nos mantiene distraídos y acostumbrados a competir.  En general, es el tiempo libre que nos deja la esclavitud del trabajo el que se emplea en este aprendizaje dirigido, que ha sido programado desde la niñez en enfrentamientos, en ganar a los otros porque siempre es necesaria la existencia de un ganador y un perdedor, siendo éste motivo de felicidad que pasa, ineludiblemente, por machacar al otro, al contrario, al rival.

Susan Seddon Boulet

   Vivimos en un mundo de mentira, en un paradigma absurdo y está en nuestra mano cambiarlo. Para ello, deberíamos soltar el lastre adquirido en una enseñanza obtusa y al servicio del poder, hacernos conscientes y actuar con coherencia en nuestro entorno, dejar de sentirnos enfrentados y separados. No, jamás será  necesaria la uniformidad de pensamiento, no somos robot, aunque quieran convertirnos en iguales. Somos distintos y cada uno puede y debe brillar desde donde solo él es capaz. Pero, podemos unirnos desde lo que denominamos corazón, allí donde no somos manipulables, allí donde solo escuchamos nuestra propia voz, allí donde la guerra de sexos, de razas, de culturas o la guerra en cualquier otro sentido, no exista. Esa guerra que hemos permitido y que nos mantiene enfrentados en nuestro entorno exterior desde lo que sentimos en nuestro interior. Sin cambio interior no existe realmente un cambio exterior: seguiremos atrapados en el mismo paradigma, en el mismo tablero de juego aunque las reglas varíen un poco o las caras sean otras. Seguiremos presos de la misma matriz generadora del sistema porque, incluso las revoluciones son fruto y se dirigen hacia esta matriz enfermiza.

Susan Seddon Boulet

   En la actualidad vivimos un momento clave. Se trata de algo con un fuerte componente de pensamiento que debemos reflejarlo en lo físico, en lo usual. El cambio interior debe ser coherente con la recuperación de la memoria porque cambiar interiormente es recuperar la sabiduría y, precisamente, desde ese interior personal, conseguiremos librarnos de los miedos que nos impiden ser fieles a lo que sentimos y dejaremos de colaborar con todo lo que no vibre en sintonía con nuestro interior. Si desde su pensamiento y sentido común, cada uno de nosotros realizase esta regeneración, la matriz habría muerto

Susan Seddon Boulet

   La Ciencia admite que lo denominado realidad es solo una creación de nuestra mente, un mundo holográfico que proyectamos desde el interior de nuestro ser, una realidad nacida de cada orden que expresamos y que el Universo ejecuta para nosotros, incluso hasta cuando no somos conscientes de ello. Órdenes impulsadas por las emociones que nacen, no solo de cada pensamiento que  tenemos o de cada palabra o sonido que dejamos salir de nuestros labios, sino de cada gesto o acción que emprendemos, formándose entonces lenguajes que el Universo interpreta para nuestro deleite, convirtiéndonos entonces en los creadores de todo lo que imaginamos posible. Pues bien, si somos nosotros los artífices, los creadores, los materializadores de la realidad que nos envuelve, una realidad que, bien lejos de parecerse a un paraíso semeja las entrañas ardientes de un volcán, con sus injusticias, guerras, egoísmos, desigualdades sociales y falta de consciencia, cabría preguntarse qué es lo que se está haciendo mal. Admitido el malhacer en un tanto por ciento que roza el máximo, deberíamos tomar conciencia y actuar solo desde donde se podrá solucionar esta vida falsa: dejar de dar vida a la matriz que hacemos más y más grande, ya sea porque colaboramos con ella desde una absoluta amnesia e ignorancia o porque alimentamos su juego sin darnos cuenta. Cada vez que luchamos contra ella y sus sirvientes, lo hacemos en su propio terreno, en un absurdo tablero de juego. Deberíamos hacer aquello para lo que no están preparados: levantarnos de la mesa, abandonar la partida y crear nuestro propio juego, donde lo parasitario no pueda vivir. Nunca debe conseguir este sistema, esta matriz, destruir a un ser humano por medio de hacerle creer que es limitado e inducirle a olvidar. Su capacidad de imaginación siempre le protegerá.

Susan Seddon Boulet

miércoles, 23 de abril de 2014

LE SACRE DE PRINTEMPS DE IGOR STRAVINSKY

OIGAMOS Y VEAMOS XV

Antonio Campillo Ruiz

“La Primavera” (1480-1482) de Botticelli

   El 29 de mayo de 1913, se estrenó en París “Le sacre du printemps”, “La consagración de la primavera” de  Igor Stravinsky. El ballet de dos actos, basado en una Rusia pagana conmocionó al público de la época, provocando furibundas reacciones, y significó una verdadera revolución de los cánones de la música occidental. Gonzalo Saavedra, director de la Escuela de Periodismo y comentarista musical contaba su experiencia personal con "La consagración de la primavera", obra que escuchó a los 14 años, por pura casualidad: “Fue como una revelación”. Sin tener mucho conocimiento de la música docta y después de escucharla repetidas veces, descubrió algunos de los secretos que esconde esta música que desafiaba todas las convenciones musicales de la época y que hasta el día de hoy sigue provocando opiniones divergentes. “Stravinsky desafía la tonalidad, no todo el sistema tonal, pero sí a lo que se estaba acostumbrado. Los tonos pasan al mismo tiempo, algo sin ton ni son para un oído desprevenido, pero que posee su sentido más alto cuando se escucha atentamente”.


  "La consagración de la primavera" aparece un año antes de la Primera Guerra Mundial, un hecho que marca un antes y un después en la Historia. Se sitúa dentro de la época de las vanguardias que empiezan a iniciar un cambio en la sociedad occidental moderna. De ellas surge una sensibilidad nueva para percibir y analizar el mundo. Debió ser importante para Igor Stravinsky su formación, alejada de los convencionalismos. Su padre, cantante bajo de la ópera real rusa, le envió a estudiar Derecho como resultado de un acuerdo familiar y a la vez recibía clases de piano de Nikolái Rimski-Kórsakov, probablemente el compositor más importante de su tiempo. Este, le aconsejó que no asistiera a las clases del Conservatorio. Por el contrario acudía a las clases en casa de Rimski-Kórsakov, frecuentada por los músicos más reputados de la época. Esta fue, quizás, la razón de su gran alejamiento de los convencionalismos musicales.


   “La consagración de la primavera” no es una música que se pueda escuchar de fondo. Exige una memoria vigilante, porque plantea muchos desafíos tanto sensoriales como cognitivos. Sólo tras muchas audiciones es posible entender que la obra va uniendo distintos temas que se tocan de manera casi simultánea, algo que también hizo el rock mucho más tarde. No es fácil, por no decir imposible, presagiar “La consagración de la primavera”. Es la creación de lo imprevisto. “Esta es una música que se adelanta varias décadas de lo que podría ser el rock progresivo”. En "La consagración de la primavera"Igor Stravinsky utiliza un concepto que ya se usaba en el cine: el montaje. Se utilizan distintos trozos de melodía, que en el rock se llaman riff. Son frases que se repiten, como un loop, y que además aparecen superpuestas. Aunque parece compleja, la obra está basada en solo 5 notas. “Pero como es una orquesta grande, estos loops  pueden estar ocurriendo en 14 líneas o niveles diferentes”. Para Leonard Bernstein esta obra trata de sexo y regeneración y en ambas cosas deben pensar los componentes de la orquesta al interpretarla.


   La escucharemos interpretada por Radio Filharmonisch Orkest dirigida por Jaap van Zweden en Zondagochtend Concert in het Concertgebouw in Amsterdam, 14 november 2010.

Es importante escuchar la música con sonido de calidad alto


lunes, 21 de abril de 2014

SUBLIME FANTASÍA

A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Antonio Campillo Ruiz



   Siempre lucirás tu rosa amarilla. Uno de tus mayores deseos ya se ha cumplido: “Ver la vida desde la muerte”. Para ello, Gabriel, deseo que en tu viaje por la grandiosa sublimidad, tus mujeres siempre te acompañen y, de la mano, te lleven hasta las Perseidas para que admires su inigualable belleza.   

Es muy importante visionar el vídeo a plena pantalla.
REALIDAD Y FANTASÍA 2014_FIN from Antonio Campillo Ruiz on Vimeo.

miércoles, 16 de abril de 2014

LA HIPÓTESIS Y LA TESIS

EL TEJECALLES

Antonio Campillo Ruiz

Tomasz Setowski

   Se abrió una de las enormes y pesadas hojas de madera de la doble puerta cuando en las torres de dos iglesias cercanas tañían las campanas dando las diez de la mañana. Las tallas de la puerta en altorrelieves esmerados representaban escenas mitológicas que separaban la calle del patio que conformaba un pequeño claustro de cuatro por tres columnas. Un zapato color granate, cosido a mano y confeccionado para el pie que lo calzaba, asomó por el hueco y pisó la acera. Este era el ritual que sucedía cada día al tiempo que un hombre, vestido con un traje blanco de lino veraniego, chaleco fino, camisa a rayas azuladas, corbata de seda natural de igual color que los zapatos y el bastón de madera de nogal con empuñadura de plata repujada, sombrero panameño, gafas oscuras polarizadas, aparecía como un modelo que iba a desfilar en una pasarela exclusiva para figurines coquetos. El hombre rehusó con un gesto el fuerte sol del inicio de verano con un gesto de desagrado, parado en mitad de la acera.

 Sacó con lentitud su reloj de un bolsillo de su chaleco prendido de un ojal mediante una cadena de plata que dibujaba una profunda curva sobre su pecho y abdomen. Comprobó la hora y, mirando a derecha e izquierda con él en la mano, empezó a caminar hacia la izquierda mientras guardaba el reloj. Su paso era lento pero firme, quizás sujeto a su profesión de tejecalles. No era una profesión fácil y debía caminar, a veces, grandes distancias. Esa mañana convino consigo mismo que las mejores calles por tejer serían las del barrio judío. Eran estrechas y la sombra sería más fresca, tenía calles que se cruzaban en una maraña que, aunque un poco compleja de tejer, siempre encontraba un recoveco nunca observado con la atención que merecía, un arco reparado, una nueva piedra. 

No sabía el tiempo que iba a invertir de las cuatro horas que aplicaba a su trabajo de campo, como él quería que le llamasen a sus salidas de tejecalles. Lo cierto es que debía medir bien tanto el tiempo que invertía en llegar y tejer, como el que tardaría en volver con el fin de no sobrepasar su horario, sumando ida y vuelta. No le gustaba excederse ni que le sobrase el tiempo y no tener nada en qué invertirlo. Caminó hasta el lugar elegido y, mirando nuevamente el reloj, comprobó que había empleado una hora y cuarenta y cinco minutos. Sonrió con satisfacción porque este día iba a ser provechoso. Anduvo en todas direcciones procurando realizar un tejido imaginario en el que no pasase dos veces por la misma calle pero sí cruzándolas, sin olvidar ni un recodo, ni una pequeña entrada o salida de separación entre los edificios. A pesar de la sombra de las estrechas travesías y pasajes, el calor era ya bastante molesto. Sin prisas, concluyó su recorrido y volvió a mirar el reloj comprobando que había empleado veinticinco minutos en realizar su paseo de tejecalles. Perfecto. Las doce y diez minutos. Una hora ideal para volver. Emprendió el camino de regreso pasando por los mismos lugares, idénticas calles, que había recorrido inicialmente. 
Igual paso, bastón penduleando en su mano y chocando con el suelo, cara de plena satisfacción. Se levantaron unas ligeras rachas de viento refrescante y tuvo que sostener su impecable sombrero. Continuó con su paso firme y, campaneando las dos de la tarde, una llave de seguridad se introdujo en la cerradura del gran portón de la casa que le vio salir cuatro horas antes. Pulcramente se aseó, se cambió de chaqueta y pasó al comedor, donde le esperaba la familia con la comida recién preparada por la doncella. Ocupó su lugar en la mesa, en la que se hallaban todos. Aquel miércoles la comida consistía en una fresca ensalada y paella de verduras, la típica dieta mediterránea. Los domingo confeccionaba el menú diario para la semana, comida y cena, entregándoselo a la doncella, escrito cuidadosamente con pluma y tinta azul, en una hoja que protegía con un plástico inmaculado. Durante la sobremesa hablaba con toda la familia de los acontecimientos de la mañana y las clases de los niños. 
Como todos los días en los que tejía calles, explicó su recorrido y su importante misión: relacionar las calles de la gran ciudad con el sistema circulatorio. Su hipótesis, que exigía una larga experimentación para demostrar su importante tesis, se basaba en la similitud de las grandes venas y arterias con las avenidas de doble sentido y más de tres carriles, las calles de menor tamaño seguían unos parámetros iguales a las vías circulatorias más sencillas y así sucesivamente hasta llegar a los pequeños capilares, de los que habían copiado los barrios como el que había tejido aquella mañana, lugares para caminar estrechos, retorcidos y en los que se aprecia la lentitud de paso, tanto en las células sanguíneas como en las de los paseantes. Podríamos decir, concluía, que una enorme mujer que no deja de crecer se llama Ciudad. Quien no conocía a la Ciudad tejiendo sus calles jamás podría conocer a una mujer. Con la parsimonia que le caracterizaba, se dirigía después a su sillón favorito y echaba una corta y reparadora siesta. Mientras, la doncella abría las cortinas y las altas hojas acristaladas del despacho de trabajo, dejaba que el aroma de las flores del gran patio perfumasen el ambiente y, sin tocar en absoluto ningún elemento ni aparato de trabajo, abandonaba silenciosamente la estancia. Cuando la fugaz siesta terminaba, el primer movimiento que realizaba aquel hombre era mirar su reloj de bolsillo. Las cuatro y media de la tarde. Tenía por delante tres horas para estudiar el tejido recorrido por la mañana. En su despacho se encontraba el principal artilugio para acabar su trabajo.  

Antonio Campillo Ruiz

 Tomasz Setowski

lunes, 14 de abril de 2014

DOS POETAS Y UN CUMPLEAÑOS

REPÚBLICA ESPAÑOLA

Antonio Campillo Ruiz


¡FELICIDADES, QUERIDA REPÚBLICA ESPAÑOLA!

D. Antonio Machado es el maestro que este año nos recuerda un hecho infame. Como él se perpetraron miles, en una guerra irracional y estúpida iniciada por quienes, siendo militares, cometieron la deshonra más grande que mancilla, sin posible perdón, la palabra Ejército: ser traidor a la bandera que se jura.


EL CRIMEN FUE EN GRANADA: 
A FEDERICO GARCÍA LORCA

I. EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
- sangre en la frente y plomo en las entrañas -
... Que fue en Granada el crimen
sabed - ¡pobre Granada! -, ¡en su Granada!...

II. EL POETA Y LA MUERTE

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
- Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque, yunque y yunque de las fraguas -.
Hablaba Federico,
requebrando a la Muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el eco de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

III.

Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Antonio Machado


sábado, 12 de abril de 2014

CREER LA NOTICIA

SERPIENTE DE VERANO

Antonio Campillo Ruiz


   Los ahogados resoplidos de aquella máquina de vapor y el traqueteante ¡tac!, ¡tac!, del choque de las ruedas con los huecos entre raíles, adormecía a los ocupantes del departamento aquella mañana de Sol furioso y bochorno. Entre maletas, paquetes, restos de comida, el humo de algún cigarro y el calor humano entre los cuerpos que se rozaban en las estrechas bancadas de plástico, una frente a la otra en el interior de aquel cubículo, era difícil poder percibir la leve brisa que, por la escasa velocidad del tren, entraba de vez en cuando a través de ventanillas y pasillo. Un traslúcido periódico, envoltura que fue del sabroso bocadillo de jamón, aceite y tomate muy rallado, anunciaba con letras de gran tamaño, bajo el haz de las cinco flechas, parte de la simbología habitual del momento político, la noticia que persistía desde hacía meses en los medios de comunicación: “Mañana, a las dos y tres minutos de la tarde, el Sol sufrirá un colapso catastrófico”
Mañana, que ya era hoy, el sempiterno fin del mundo, anunciado por todo tipo de libros sagrados o panfletos de charlatanes, había llegado. A pesar de ello, el tren avanzaba torpemente por el páramo salino en dirección norte y los viajeros habían compartido sus provisiones para tan largo viaje a media mañana, aprobando con gran júbilo las delicias regaladas y aceptando los parabienes del resto de comensales sobre las propias. La noticia parecía ser aceptada con resignación por todos, irremediable. ¿Qué podían hacer ante las noticias? Los billetes, comprados con antelación, familiares y amigos esperándoles, los regalos en las enormes cestas de mimbre de doble tapadera. No, no podían posponer el viaje aunque, las conversaciones se fueron apagando conforme pasaban las horas.

  
   A la una y media de la tarde, cuando en los departamentos debían volver a compartir las sabrosas viandas que cada cual portaba, lentamente, con  cierta preocupación, los viajeros fueron saliendo, en silencio al pasillo que, orientado hacia el suroeste, dejaba ver en todo su esplendor el Sol. Muchos, salieron a las plataformas entre vagones y su pequeño pasillo con barandilla para poder pasar de uno a otro. Decían que querían ver el fenómeno desde el exterior, haciéndole cara, con valentía. Se creó un ambiente enrarecido, desafiante, retador y provocador de un destino asumido, en el que se podían observar caras adustas y dientes apretados. Si algunos hubiesen podido, se habrían dirigido hacia el Sol para encontrarse más cerca de él cuando se produjese el fenómeno descrito por las noticias. La irresistible atracción de la muerte, perfectamente planificada por un suicida, se extendió como una epidemia entre los viajeros, conscientes de su cercano final. Los relojes no dejaban de ser consultados por unos y otros. A las dos menos un minuto de la tarde el tren hizo su entrada en un túnel. Todos corrieron hacia las ventanillas para cerrarlas completamente. El denso humo de la locomotora podía penetrar en los departamentos y el aire se haría irrespirable, además del depósito de carbonilla mal quemada de la negra hulla. Pequeñas luces se encendieron y multitud de muñecas con relojes de correa, se acercaron a ellas. El paso del túnel solo duró dos minutos. Las carreras y la vuelta a los puestos de observación fue inmediata. Solo faltaban dos minutos para que todo acabase pero el tren continuaba con su monótono resoplido. Llegó la hora. Las dos y tres minutos, aunque la exactitud no era una de las mejores cualidades de aquellos relojes. El Sol lucía con idéntico esplendor y potentes rayos, como lo hizo durante toda la mañana. Las dos y cinco minutos de la tarde. Nada, todo igual. El paisaje era el único cambio que se podía apreciar por todos los observadores. Ahora, existía un gran bosque de pinos mediterráneos de intenso color verde y gran altura de troncos. Las dos y quince minutos. Algunos observadores de segunda fila habían ocupado sus asientos y empezaban a desembalar, de otras hojas del mismo periódico, diversos alimentos que colocaban sobre la minúscula mesita plegable que existía junto a la ventanilla. Otros, que esperaron hasta las dos y media para cerciorarse del fallo de la noticia, al entrar en sus departamentos solían decir: “… ¿qué pasa? ¿Usted no se creyó la noticia? ¡Pues pertenece al mejor periódico que existe! ¡Atajo de rojos!”


   Aquel día, esa estrella amarilla, cansada ya de su existencia, nuestro Sol, continuó quemando hidrógeno sin problemas dignos de resaltar, con sus innumerables tormentas y explosiones fabulosas que nos alcanzan levemente. Muchos pensaron que, como en otras muchas ocasiones, la serpiente de verano había llegado demasiado pronto para que la atención estuviese centrada en ella antes que en algún problema que jamás se sabrá cual fue. El periódico mejor que existía ni siquiera dijo una palabra, al día siguiente, de su adulterada y provechosa información del Régimen, ni de los cientos de retinas dañadas de sus crédulos y fieles seguidores. Los atardeceres han seguido, a su pesar, poniendo una nota de belleza en nuestro planeta.


Antonio Campillo Ruiz


jueves, 10 de abril de 2014

ESTO ERA HERMOSO

Los enawene nawes

Antonio Campillo Ruiz

© Fiona Watson/Survival
Padre e hijo Enawene Nawes.

   Los indígenas Enawene Nawes son uno de los pocos pueblos indígenas del mundo que no comen carne roja. Su hogar es un territorio rico y bello de pluviselva y de sabana en el estado de Mato Grosso, junto a los límites de la cuenca del Amazonas, al oeste de Brasil. Les ofrece todo lo que necesitan: cultivos como el maíz y la mandioca, miel y, sobre todo, pesca abundante.

© Fiona Watson/Survival
 Malocas Enawene Nawe formando un círculo central donde se celebran las ceremonias.

   Están divididos en clanes y viven en una docena de malocas hechas de madera y paja. Para ellos es esencial mantener el equilibrio y la armonía entre la naturaleza y el mundo de los espíritus. El universo de los Enawene Nawes tiene dos niveles, y entre ambos viven ellos. El nivel superior es el hogar de los Enore Nawes, o espíritus celestiales, que son los dueños de la miel y de algunos insectos voladores. Acompañan a los Enawene Nawes en sus viajes de pesca y en sus expediciones para recolectar productos de la selva, y les protegen de los peligros del mundo más allá de su comunidad. El nivel subterráneo es el mundo de los Yakairitis, o espíritus del infierno. Kawari, un anciano de la tribu, explica su papel: “Toda esta tierra pertenece a los Yakairitis, que son los dueños de los recursos naturales. Si agotas la tierra y la pesca, los Yakairitis se vengarán y matarán a todos los Enawene Nawes”.

 © Fiona Watson/Survival

   La mayor parte de su tierra fue oficialmente reconocida en 1996, una zona crucial denominada “Río Preto”, en la que los indígenas se reúnen cada año para pescar peces y luego ahumarlos, se quedó fuera. Son un pueblo relativamente aislado que fue contactado por primera vez en 1974, cuando solo contaban con una población de 97 individuos. Actualmente son alrededor de 500 personas.

© Fiona Watson/Survival
 Los hombres Enawene Nawes llevan a cabo el ritual del Yãkwa, un intercambio de alimentos entre humanos y espíritus ancestrales de cuatro meses de duración, acompañado de danzas y cantos al ritmo de las flautas.

   Viven en una única comunidad en grandes casas comunales, las malocas, en las que en cada una de ellas pueden habitar hasta 50 personas. Las casas radian desde una plaza central en la que llevan a cabo sus actividades más importantes y rituales. Los Enawene Nawes de Brasil dependen del bosque y de los ríos. ¿Cómo responderán sus espíritus ancestrales a la destrucción de su tierra a manos de los terratenientes? Temen que se contamine el agua y destruyan la pesca de la que dependen casi por completo, ya que no se alimentan de otras proteínas animales. Es más, su vida espiritual gira en torno a los rituales de pesca que celebran a lo largo del año, en función de los ciclos de estaciones húmedas y secas.

© Fiona Watson/Survival

© Fiona Watson/Survival

   Aunque la mayor parte de su tierra fue oficialmente reconocida por el Gobierno Federal de Brasil en 1996, una importante zona que ellos llaman Adowina, no fue incluida. Esta zona es de una grandísima importancia para los Enawene Nawes, tanto desde el punto de vista económico como espiritual. Es el lugar en el que construyen sus campamentos de pesca y presas de madera para pescar y después ahumar el pescado, y donde viven muchos espíritus. En la actualidad los terratenientes ganaderos talan los árboles para plantar pastos para el ganado. En los últimos años los terratenientes han quemado los campos de pesca de los indígenas y les han amenazado con emplear la violencia si volvían a construir sus presas de pesca allí. “Esto era hermoso”, dice un hombre de la tribu con angustia, en relación con la deforestación del territorio de su tribu a manos de los ganaderos.

Es importante visionar el documental a plena pantalla.

   El gobierno del estado de Mato Grosso ha anunciado que construirá un conjunto de presas hidroeléctricas en la parte alta del río Juruena, río arriba de la tierra de los Enawene Nawes. Cinco de las presas ya se están construyendo a pesar de la falta de una evaluación apropiada de impacto ambiental o social, ni una consulta adecuada a los pueblos indígenas afectados. Otras tres presas han obtenido licencias medioambientales, de modo que su construcción puede comenzar en cualquier momento. Se ha solicitado la urgente suspensión de las presas y la demanda de consultas apropiadas para debatir sobre los impactos que estas ejercerían sobre el área de Río Preto. Además piden que los terratenientes sean expulsados inmediatamente antes de que destruyan más selva y se reconozcan las tierras como propiedad de los Enawene Nawes. Survival y la ONG brasileña OPAN, apoyan un proyecto de protección de la tierra en litigio. Asimismo, Survival insta a las autoridades brasileñas para que suspendan el proyecto de construcción de las presas y para que ordene una evaluación completa e independiente de impacto ambiental y social del proyecto, consultando debidamente a los Enawene Nawes sobre el posible perjuicio, magnitud y alternativas de los mismos.

© Survival

   Algunas de las presas están siendo financiadas por la empresa Maggi con el objetivo de beneficiar su negocio de la soja. La familia Maggi es la mayor productora mundial de soja, y uno de sus miembros, Blairo Maggi, es el gobernador del estado de Mato Grosso. En total, se planean construir hasta 80 presas en la cuenca del río Juruena, aunque en un principio a los indígenas se les comunicó que serían cinco. Los Enawene Nawes creen que causarán un daño irreversible a su modo de vida al contaminar el agua y matar a los peces en los que se basa su dieta. Ellos y otros pueblos indígenas vecinos montaron bloqueos e invadieron el emplazamiento de construcción de una de las presas como señal de protesta. En 2008, un fiscal federal consiguió obtener una orden judicial para detener las obras. Sin embargo, Blairo Maggi, llevó el caso al Tribunal Supremo que revocó la orden de suspensión en junio. Las obras prosiguen con rapidez. Los Enawene Nawes dicen que están “muy tristes” y cansados de escribir a las autoridades sobre las presas, ya que hacen oídos sordos a sus preocupaciones. En una carta a la ONU dicen: “No queremos que las presas ensucien nuestra agua, maten nuestros peces e invadan nuestras tierras”. Se encuentran en un momento crítico de su historia. Si se construyen las presas, los Enawene Nawes no podrán volver a pescar, lo que es esencial para su supervivencia y para su importante relación con el mundo espiritual.

Es importante visionar el documental a plena pantalla.

lunes, 7 de abril de 2014

PREPOSICIONES: SIN

SIN LA SOLEDAD

Antonio Campillo Ruiz

Francine van Hove

   Cuando se decidió a salir del agua sabía que aquella brisa marina, fuerte y constante, la haría sentir frío. No se arredraba ante nada que hubiese elegido y el sol, la luz y la fina arena caliente, la empujaron a experimentar la potencia del masaje que los suaves pinchazos del agua fresca producían sobre su piel. Corrió hacia las prendas que la resguardarían de aquel viento pertinaz. Parecía una roca más, blanca, cuando se sentó sobre la arena, mirando al mar, con el albornoz y capucha protegiéndola. El vaivén de las olas era relajante, hipnotizador. Desde luego, estaba segura que sin la soledad no habría podido apreciar las sensaciones tan placenteras observadas desde que inició el viaje. Dedicaría el fin de semana a estar sola sin la soledad. Hacía tiempo que trataba de romper la pasiva monotonía de una soledad compartida. Deseaba intensamente encontrarse sin la soledad de los demás, solo con la suya, solo con la libertad de reencontrarse con ella misma y hablarse una a la otra sin ningún convencionalismo ni mentira, sin ataduras difíciles de romper o resueltas como El Magno. Nadie sabía dónde se encontraba y su mente, en las pocas horas de liberación transcurridas, se encontraba exultante, con una alegría imprevista y tranquilizadora. 
El recepcionista del pequeño hotel realizó un extraño gesto el solicitarle la llave de su habitación. No era frecuente que en temporada baja, alguno de los pocos clientes se bañara en el mar. Al acabar de asearse y limpiar la arena de su piel con agua muy caliente, se arreglo y pregunto dónde podría degustar uno de los muchos arroces típicos de la zona. Le indicaron solo dos lugares y, en el elegido, solicitó una paella y un buen vino. Esperando su petición, observó ensimismada el rojo vino y su contraste con el azul del mar. No, no estaba arrepentida de nada de lo que había hecho. Hacía tanto tiempo que hubiera querido ser ella que no recordaba siquiera su capacidad para decidir sin consultar, ni para manifestar su opinión acerca de unos años que le pesaban tanto como si ya tuviesen la categoría de siglo. Hacía tanto tiempo que sus fantasías las compartía sin recibir a cambio un solo sueño, una sola complicidad, una sola palabra de ánimo, que llegó a creer que se secaba como una planta sin agua, poco a poco, lentamente, sin ayudarla a excavar un pozo para colaborar a recuperar su lozanía, su fascinación, para punzarla y que, sin la soledad, compañera inseparable, sintiera la nueva senda de un camino sin construir. Por supuesto, sobre ella recaería el trabajo de trazar la dirección, alquilar las máquinas y emplear los medios para empezar cuanto antes, para poder caminar por terreno firme, a ser posible con adoquines de granito. Le gustaban mucho caminar por adoquines con ese jaspeado rosaceo, negro y blanco. Sí, así quería que transcurriese su existencia, con las impurezas propias de una vida normal pero bien visibles, atractivas y fuertes. Solo así podría quedar sin la soledad, sin compartirla, sin despreciarla. Cuando trajeron su comida disfrutó de su sabor, del ruido del mar y del silencio en donde su mente le jugó la mala pasada de hacerle pensar. El lunes viajaría a la ciudad que se encontraba muy cerca de aquel lugar y buscaría trabajo. Era posible que no tuviese que volver. Ahora, lo importante era empezar a encontrarse sin la soledad.  

Francine van Hove

sábado, 5 de abril de 2014

UN LARGO CAMINO

PODER Y TERROR

Antonio Campillo Ruiz


   A las siete de la tarde, cuando la noche se cierra sobre Baibokoum, un equipo de Médicos sin Fronteras se encuentra a unos treinta kilómetros de la frontera con la República Centro Africana. Cada día, el equipo hace el viaje de ida y vuelta entre Baibokoum y Bitoye, una localidad de 10.000 habitantes que ha visto cómo su población se doblaba con lmiles de personas que han llegado a pie o en coche, buscando refugio en Chad, tras huir de la violencia en la República Centro Africana.


   En este campamento de refugiados de Chad, Médicos sin Fronteras inició sus actividades hace tres semanas, con la puesta en marcha de un centro de salud primaria. Con cien consultas al día, la sala de espera nunca está vacía. Mujeres y niños, mayoritariamente, esperan con paciencia sentados en bancos o en esteras bajo un mango. Una madre amamanta a su bebé de apenas un mes. Explica cómo tuvo que huir, descalza, hacia el bosque con sus siete niños después de que los anti-Balaka atacaran Bocaranga, el pueblo donde nació. La misma historia se repite con otras mujeres, que han llegado aquí buscando protección. Muchas de ellas son Fulani (Peuhl). Sus maridos o bien se quedaron atrás con el poco ganado que les queda o bien están muertos. “Nunca había visto algo similar”, dice Aaron Zoumvournai, un medico de MSF al cargo de evaluar la situación en Bitoye, Goré y Sido, los tres lugares principales de entrada a Chad para refugiados llegados desde RCA. Describe las heridas que presentan los refugiados, principalmente de Bangui: niños con cicatrices en las cabezas fruto de machetazos, una niña a la que amputaron dos dedos con tijeras como “recuerdo”, heridos de bala y evidencias de tortura.


   Explica la historia de un paciente en el centro de salud de Bitoye que fue transferido más tarde al hospital de Baibokoum. “Llegó de una población cerca de Bouar. Ese día estaba solo en casa cuando los anti-Balaka atacaron su pueblo. Incendiaron su casa. Cuando intentó escapar por la ventana vio como atacaban con machetes a cuatro personas, como las mataban. Se preguntó cuántos estarían muriendo, quemados, por miedo a salir de sus casas. El paciente salió y fue capturado por los anti-Balaka, que le obligaron a poner los pies en un barril ardiendo. De no hacerlo, le hubieran matado. Cuando se hartaron de la tortura, se fueron”. Alguien lo dejó al lado de la carretera, donde un camión que iba camino a Chad lo recogió. No sabe qué ha sido de su familia, pero visto lo sucedido en el pueblo, no tiene ninguna esperanza”. En Goré son seis mil las personas que se hacinan alrededor del hospital. Muchos de ellos provienen de Bossangoa. Duermen en el suelo y se procuran un techo con ramas y telas. Cuando lleguen las próximas lluvias, se quedarán sin nada. Un anciano para al equipo y explica que acaba de llegar de la frontera esa mañana, a pie. Un poco más adelante una mujer se acerca con un bebé, minúsculo, en sus brazos. Dio a luz, prematuramente, y no tiene leche. “El niño sólo tiene un problema: hambre”, dice Francis Koné, médico de MSF en Chad. El bebé no ha comido nada en dos semanas. Es inaceptable lo que sucede en el sur del Chad con los refugiados de República Centro Africana ¿Cuándo escucharemos una voz alta y clara demandando su defensa en esa institución mundial denominada ONU, que se constituyó para salvaguardar la paz y no el poder del terror por las armas que se posean?Consejo de Seguridad de la ONU

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Refugiados bajo el poder