miércoles, 29 de octubre de 2014

VÁYANSE DE NUESTRAS TIERRAS

SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA

Antonio Campillo Ruiz

© Danilo Villafañe
Para nosotros, el robo de tumbas
es igual que atacar a una madre y
sacarle las tripas, arrancarle los
dientes y reemplazárselos por una
dentadura postiza, sacarle un ojo
 y reemplazarlo por cristal.

MAMO RAMÓN GIL

© Danilo Villafañe

   La Sierra Nevada de Santa Marta es una montaña única con forma de pirámide que se encuentra en el extremo norte de los Andes, en el norte de Colombia. En sus laderas viven cuatro pueblos indígenas diferentes, pero emparentados entre sí: los arhuacos (o ikas), los wiwas, los kogis y los kankuamos. Juntos, suman más de 30.000 personas. La cima de la montaña se encuentra a unos 5.000 metros de altitud. En su base, a las orillas del Caribe, una densa selva tropical reviste las bajas llanuras. A medida que la montaña va tomando altura, la selva se va transformando en una sabana abierta y en bosques nubosos.

© Danilo Villafañe

   Para los indígenas, la Sierra Nevada es el corazón del mundo. Está rodeada por una “línea negra” invisible que abarca los lugares sagrados de sus ancestros y demarca su territorio. Los indígenas de la Sierra se autodenominan los “hermanos mayores” y creen poseer una sabiduría y un entendimiento místicos que superan los de los demás. Se refieren a otros pueblos como los “hermanos menores”.

 Un encuentro en medio del exhuberante paisaje de Sierra Nevada.
© Danilo Villafañe

   Los hermanos mayores creen que es su responsabilidad mantener el equilibrio del universo. Cuando hay huracanes, sequías o hambrunas alrededor del mundo, se dice que son la causa de un fallo humano a la hora de mantener la armonía del planeta. El equilibrio se consigue realizando ofrendas a los lugares sagrados para devolver a la tierra lo que se ha obtenido de ella.

Dos hombres arhuacos en la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia.
© Survival International

   Los líderes espirituales se denominan mamos. Un mamo tiene la responsabilidad de mantener el orden natural del mundo por medio de canciones, meditación y ofrendas rituales. La preparación de un mamo comienza cuando es pequeño y dura unos dieciocho años. Llevan al joven a lo alto de las montañas y allí le enseñan a meditar sobre el mundo natural y espiritual. En la cultura occidental, el mamo sería una especie de cura, profesor y doctor, todo en uno. El polvo de conchas sobrante acaba formando al cabo del tiempo un fino aro alrededor del poporo.
El polvo de conchas sobrante acaba formando al cabo del tiempo un fino aro alrededor del poporo. La coca desempeña un papel central en la vida cotidiana, y se utiliza en ofrendas y ceremonias. Cada hombre lleva consigo una bolsa con hojas de coca, que mastican para conseguir un efecto ligeramente estimulante. Cuando dos hombres se encuentran, se intercambian un puñado de hojas como señal de respeto mutuo. Una calabaza ahuecada a la que llaman poporo contiene conchas © Danilo Villafañemachacadas. Con un palo transfieren el polvillo de las conchas trituradas a las hojas de coca que tienen en la boca: la alta alcalinidad de las conchas reacciona al entrar en contacto con la coca y estimula así los principios activos. El polvo sobrante se coloca en el cuello del poporo, y con el tiempo se acaba convirtiendo en un grueso collar.

El poporo es un símbolo de madurez y 
marca de civilización entre los indígenas.
© Danilo Villafañe

   Pero la coca también la cultivan los colonos no indígenas como materia prima de la cocaína. Colombia es desde hace tiempo la capital mundial de esta droga, y su producción ha tenido consecuencias devastadoras para la población indígena. Las bajas laderas de la Sierra han sido ocupadas por colonos que cultivan coca para el tráfico de drogas, con el que se financia en gran parte el conflicto armado entre los grupos de guerrilla y los paramilitares, en la larga guerra civil que azota al país. A pesar de la naturaleza pacífica de los indígenas, a menudo se ven atrapados en el fuego cruzado entre el ejército y los grupos armados ilegales. Muchos han muerto asesinados como consecuencia, y otros se han visto forzados a huir por esta especie de guerra civil que asola sus tierras.

"Se prohíbe la entrada a no-indígenas”. 
Cartel en una comunidad arhuaco.
© Kelly Loudenberg

   Los indígenas de la Sierra son descendientes de los tayronas, una gran civilización cuyo magistral trabajo con el oro y su arquitectura atraen a la región a turistas y ladrones de tumbas por igual. Cada pueblo indígena se ha adaptado a la invasión de sus tierras a su modo: los kogis rechazaron la invasión exterior huyendo a zonas más altas de la Sierra. Se han mantenido especialmente hostiles a las visitas de turistas con cámara en mano. Los arhuacos, a cuyos varones se distingue por sus sombreros con forma cónica, han organizado un fuerte movimiento político para defender sus derechos, mientras que los kankuamos viven al pie de las montañas, en su mayoría integrados por completo en la sociedad mayoritaria. El agua es enormemente reverenciada por los indígenas, y existe una enorme oposición a los proyectos hidroeléctricos en la región, tanto los ya existentes como los que están en fase de planificación. Las presas interfieren en el ciclo natural del agua de la Sierra y amenazan los cultivos y el ganado de los indígenas. La propiedad privada de la tierra y los proyectos de “desarrollo” hacen cada vez más difícil para los indígenas moverse por su territorio ancestral y realizar ofrendas para mantener el equilibrio del planeta.

Es importante visionar el documental a plena pantalla.

domingo, 26 de octubre de 2014

LA COLECCIÓN ALONSO-ARELLANO

UNA BELLA MUESTRA DE ARTE AFRICANO

Antonio Campillo Ruiz


   A principios del siglo XX los primeros colonizadores del continente africano comenzaron a traer objetos que llamaban "exóticos" a Europa, y artistas como Picasso y muchos otros empezaron a coleccionarlos. Sus formas “rudimentarias” y su estilo antropomorfo tuvieron gran influencia en las obras posteriores de artistas que empezaban a experimentar con la abstracción. Así, el movimiento artístico conocido como “Las vanguardias” apreció la idealización y simplismo de obras, tanto del principio de nuestra Era como modernas, cuyos autores poco han conocido de su importante influencia en el arte moderno occidental. El arte étnico africano sorprendió y motivó muy especialmente a los artistas que conocieron el Museo Etnológico de Paris, quedando emocionados con la cultura artística africana, de tal manera que  algunos de los cuadros más emblemáticos del cubismo moderno poseen su fuente de inspiración en este tipo de arte.


   Una colección particular perteneciente al matrimonio Alonso-Arellano, de más de trescientas piezas, ha sido donada para que en el Palacio Episcopal, incluido en el nuevo espacio expositivo Ars Málaga, se puedan admirar y disfrutar estas obras de arte  africano, ancestrales y modernas. Esta bella y, quizás, más importante colección mundial no la podemos clasificar como la típica muestra de un centro etnográfico sino un lugar en el que se puede conocer la historia y precisar las relaciones entre oficios ancestrales y cultura, creencias y sociedad, relaciones entre pueblos y choques de culturas. 
Se muestra un recorrido arqueológico por las grandes civilizaciones africanas --ya desaparecidas pero de las que quedan vestigios materiales-- en el que las distintas obras, junto a la pintura contemporánea expuesta sugieren los primeros momentos de la creación. Ídolos y divinidades, altares y fetiches, la vida y la muerte, muestran los primeros estadios de la religiosidad africana hasta conocer la nueva religión cristiana, de manos misioneras, reflexionando sobre el fenómeno de la incultura del cristianismo social. Las paleomonedas, el descubrimiento y utilización de los metales, la creación de la figura del herrero, junto a la, probablemente, más identificable pero no por ello conocida, cultura de los espíritus de la danza y la música, completan unos aspectos de gran interés y valor cultural.

Es importante visionar el montaje a plena pantalla.
PASADO Y PRESENTE DEL ARTE AFRICANO from Antonio Campillo Ruiz on Vimeo.

jueves, 23 de octubre de 2014

LA ISLA

PARÁBOLA 

Antonio Campillo Ruiz


   Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
 Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras: “¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta. Estoy en la orilla y espero ayuda. ¡Dense prisa. Estoy aquí!”
   - No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde. La botella pudo haber flotado mucho tiempo, dijo el pescador primero.
   - Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano, dijo el pescador segundo.
   - Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. (La isla) “Aquí” está en todos lados, dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio.
Las verdades generales tienen ese problema.
 
Wislawa Szymborska

lunes, 20 de octubre de 2014

IMPERFECTAMENTE ATRACTIVA

AZUCENAS

Antonio Campillo Ruiz

Christiane Vleugels

   Su mirada observaba las azucenas que se mecían con la leve brisa fresca de aquella tarde de verano. El calor sofocante casi las arrasa pero su cuidado, como le había enseñado su madre, pudo ayudarlas a soportar el sol brillante y áspero. Las campánulas eran tan grandes que alguna vez, su madre, siempre atenta a sus cuidadas ropas blancas, le repetía una y otra vez que no se acercase a ellas pues el polen amarillo mancharía su vestido de organza bordado pulcramente. Ahora, cuando ya los vestidos no tienen la importancia ni el cuidado de aquella lejana etapa de su vida, cuando su pensamiento se extasiaba en su soledad y en el olvido de aquellas pequeñas anécdotas, cuando la vida había transcurrido con más infortunio que acierto, las azucenas seguían apasionándola y atrayéndola hacia su exquisita presentación en el lugar del jardín donde siempre se habían criado.

Christiane Vleugels

   Recordó cuando se arregló para salir al jardín y, sentada en su sillón de mimbre favorito, leer aquella apasionante historia antropológica que estaba casi por acabar. Pero se cruzaron en su mirada las plantas, esos seres maravillosos que no pueden escapar de nada ni de nadie, que se sienten siempre unidos a la tierra donde nacen y mueren. Como ella. Como casi todos los amigos que conocía, a pesar de mentirse abierta y descaradamente a sí mismos. Ella no huiría nunca pero no quería sentirse atrapada en un lugar en donde su eterna compañera, la soledad, la atrapase con sus incomprensibles cantos de ayuda o amistad. Había comprobado que sentirse sola no es igual que estar sola, ni siquiera de encontrarse sola. Sentirse sola era destructivo, dañino y aniquilador, para la mente y para la sensibilidad. Lo único que le solicitaba a las plantas, en sus pasados desvaríos, es que hablasen, que hablasen de todo lo que quisieran, que le contasen si querían comer más o menos, si tenían sed, algo…, lo que fuese pero que hablasen. Estaría sin el corazón encogido constantemente, sin la espalda medio doblada y en una esquina, soportando el programa de turno de cualquier medio de comunicación parcial e improvisado. Su sentido de ser humano social y justo la hacía sentirse presa de sus propios pensamientos y tratar de caminar a favor de quienes pudiesen ser seres normales, con defectos pero honestos y honrados con los demás. La mentira, soportada durante mucho tiempo era un horror, una alucinación pervertida y cambiante que provocaba innumerables momentos faltos de una meditación, de un respeto hacia quienes se encuentra enfrente y soportan con estoicismo, una y otra vez, la cobardía y las palabras taimadas y sucias. Se levantó del sillón y, dejando el libro en él, se dirigió hacia el lavabo. Se echó agua a la cara varias veces y se miró al espejo toda mojada. Pudo verse reflejada en sus propias pupilas y apreciar que era agraciada, que no tenía por qué menospreciarse, que su cuerpo, a pesar de haber padecido algún que otro encuentro desagradable con la vida, era todavía bello. 
Se empezó a desnudar, salió del lavabo y dirigiéndose a los dos grandes espejos de su habitación se observó y se piropeó. Sí, era ella. Era su cuerpo con las huellas propias del paso del implacable tiempo pero era ella y se observaba atractiva y delicada. Necesitaba sentirse guapa y joven para ella, para su espejo y para su vanidad. Se vistió, escogiendo un suéter de fino lino y unos pantalones vaqueros muy informales. Mientras se ajustaba la cintura apreció que se encontraba más cómoda, menos seria y más imperfectamente atractiva. Volvió al jardín y hablando con las azucenas, buscó la página marcada con una cinta muy cuidada y continuó su lectura.  

Antonio Campillo Ruiz

Christiane Vleugels

sábado, 18 de octubre de 2014

UNA ÓRBITA PRECISA

DUERMEVELA

Antonio Campillo Ruiz

Marc Chagall

   Un cuerpo claro se desplaza limpiamente en el cielo. Usted enciende sus motores y despega vertical. Ya en plena aceleración, corrige su trayectoria y se acopla con ella en el perigeo.

   Hizo un cálculo perfecto. Se trata de un cuerpo de mujer que sigue como casi todas una órbita elíptica.

   En el preciso momento en que los dos van a llegar a su apogeo, suena el despertador con retraso. ¿Qué hacer?

   ¿Desayunar a toda velocidad y olvidarla para siempre en la oficina? ¿O quedarse en la cama con riesgo de perder el empleo para intentar un segundo lanzamiento y cumplir su misión en el espacio?

   Conteste con toda sinceridad. Si acierta le enviamos a vuelta de correo y sin costo alguno, la reproducción de un cuadro que Marc Chagall ha pintado especialmente a todo color para los lectores interesados en el tema.

Juan José Arreola

miércoles, 15 de octubre de 2014

HELIOTROPOS II

LA HUMILLACIÓN

Antonio Campillo Ruiz.

Heliotropium europaeum

Quien vive entre los deleites y
los vicios ha de expiarlos luego
con la humillación y la miseria.

Johann Christoph Friedrich von Schiller

Wil Wilson

   De entre los animales que pueblan nuestro planeta, un bípedo, mamífero, de la especia denominada humana es, posiblemente, el que ha poseído mejores medios para evolucionar pero el peor evolucionado de todos. Su capacidad para poder pensar más allá de lo que él mismo denomina actos reflejos, no inteligentes o fruto de aprendizajes demasiado lentos y de naturaleza repetitiva, ha generado en su cerebro ciertas pautas que atentan coontra su propia subsistencia. Esta involución o evolución negativa, es provocada, en la mayoría de los aspectos de su comportamiento, por la casi nula voluntad de perfeccionamiento del grupo al que pertenece como animal social. Es muy frecuente que escuchemos, veamos o leamos, que tales o cuales animales son sociables y conforman grupos con una estructura interna particular que conlleva una comunicación, una coordinación general de todos sus componentes y una jerarquización en poderes. Bien, en el caso del animal humano ocurre lo mismo sólo en olvidadas tribus que poseen un aislamiento que ha provocado una evolución más lenta desde su aparición en la Tierra.

Wil Wilson

   El fabuloso animal más poderoso del planeta inventó el bien y el mal, generando el terror de ser separado del grupo mediante atroces tormentos o suntuosos regalos, pero siempre en su propia soledad, atrapado en sí mismo por siempre. Estableció rutinas para prevenir lo que no estaba ni siquiera inventado. Dictó leyes que protegían o facilitaban una escasa y preconcebida línea imaginaria que, llevando desde el bien al mal, y viceversa, siempre debería romperse para no quedar unidas jamás. Y, en fin, situó una estructura vertical y difícilmente alcanzable por cualquier miembro de la comunidad, porque únicamente podían llegar a tan alto mérito quienes ordenaban los aspectos más rígidos de lo que se establecía.

Wil Wilson

   Con poco dolor y muchos agravios se parió un entorno pleno de nada, de gran valor científico puesto que permitía limitar las necesidades generales del grupo en beneficio de la muy oportuna dilapidación de recursos, cambiando estos, por absurdas necesidades creadas artificialmente para solaz y entretenimiento de quienes, a pesar de sentirse vejados, se entretenían con ellas. Creada por los orgullosos inventores de la nada, la palabra civilización toma cuerpo y distingue, con suficiente ignorancia, grupos sociales que poseen diferentes medios para desarrollar la inmensa capacidad de su poder mental, apareciendo así los enfrentamientos entre quiénes deben ser las civilizaciones más civilizadas y las más desastrosamente desechadas. Y poco a poco, este animal bípedo, humano, confunde el tiempo y el espacio en provecho propio fijándose solamente en el artilugio creado para la medida de tales parámetros y así poder analizar con orgullo sus avances, solo avances, jamás ningún retroceso, jamás ningún sonoro fracaso porque, de producirse, la inmensa grandeza de la conformación de los miembros del grupo no sería valorada como invento de quien es más poderoso, más intrépido, más merecedor de loas y espavientos.


Wil Wilson

   La concentración de tantos bípedos humanos ocasiona un desolado desierto allí donde más existen. Se refugian de una realidad que les agobia al comprobar que se han convertido en los inexistentes habitantes de una inmensa población grupal con diferentes civilizaciones que les mantienen separados. Mientras, los especiales inventores de este contrasentido no ven los árboles del bosque en el que se introducen sin retorno posible. Sus ingeniosas investigaciones les llevan a indagar en algo que denominan “naturaleza humana”. Y, sin esclarecer demasiado su significado descubren lo fácil que resulta que los males provengan todos de quienes poseen un vacío singular: soportar el peso de las diferentes civilizaciones con su esfuerzo y tesón. La solución está alcanzada. Con el menosprecio y la humillación de estos bípedos humanos se puede alcanzar el sometimiento a todo tipo de consignas, atropellos, vejaciones, violencia y abusos. Pero antes de este sometimiento se debe producir ineludiblemente la humillación. Una humillación que produce unas profundas huellas al caer de hinojos ante los creadores de una palabra que nace con desprecio: la injusticia. ¿Quién vive entre deleites y vicios? ¿Quién debe ser humillado? ¿El miserable creador y defensor de una estructura social podrida o quienes la conforman? Día a día, el animal bípedo, de la especia humana, es humillado por la inmoralidad y anormalidad de quien, burlándose de él, le abandona, le posterga y le somete.    

Antonio Campillo Ruiz    

Wil Wilson

domingo, 12 de octubre de 2014

OLOR A MADERA Y CINE

EL CARPINTERO

Antonio Campillo Ruiz

Vicent van Gogh

   Orlando Goicoechea reconoce las maderas por el olor, de qué árboles vienen, qué edad tienen, y oliéndolas sabe si fueron cortadas a tiempo o a destiempo y les adivina los posibles contratiempos.
El es carpintero desde que hacía sus propios juguetes en la azotea de su casa del barrio de Cayo Hueso. Nunca tuvo máquinas ni ayudantes. A mano hace todo lo que hace, y de su mano nacen los mejores muebles de La Habana: mesas para comer celebrando, camas y sillas que te da pena levantarte, armarios donde a la ropa le gusta quedarse.
Orlando trabaja desde el amanecer. Y cuando el sol se va de la azotea, se encierra y enciende el video. Al cabo de tantos años de trabajo, Orlando se ha dado el lujo de comprarse un video, y ve una película tras otra.
No sabía que eras loco por el cine ¬le dice un vecino.
Y Orlando le explica que no, que a él el cine ni le va ni le viene, pero gracias al video puede detener las películas para estudiar los muebles.

Eduardo Galeano

Vicent van Gogh

jueves, 9 de octubre de 2014

UN ARDOROSO ARREBATO MÍSTICO

LA RENOVACIÓN DEL LENGUAJE EN EL ESPACIO

Antonio Campillo Ruiz


   Alonso González Berruguete formó parte, junto con Diego de Siloé y Bartolomé Ordóñez, del grupo de artistas “Las Águilas del Renacimiento Español". Buscando una formación novedosa, cada vez más alejada del Quattrocento, su formación italiana fue el punto de partida para que, a su vuelta a España, en la segunda década de 1500 fuese el inicio de una gran renovación del arte escultórico e incluso arquitectónico. En un principio, se inicia esta transformación en Burgos pero es en Valladolid donde se erige la nueva escultura A pesar de que el primer foco dónde se desarrolle esta etapa del nuevo lenguaje, cada vez más alejada del quattrocentismo inicial, lo constituya Burgos, será Valladolid la ciudad que verdaderamente se erija en capital de la escultura castellana renacentista (con Alonso Berruguete como principal artífice y, años después, Juan de Juni) una vez truncado el porvenir de la escuela burgalesa debido a la ausencia de Siloé y la muerte prematura del joven Ordóñez.


   El intenso sentido dramático así como la personajes trazados con un ardoroso arrebato, llegando incluso a olvidarse, en ocasiones, de las necesarias proporciones adecuadas a la ubicación de las figuras en un conjunto escultórico, el análisis de los sentimientos expresados por los personajes e incluso, su inestabilidad y deformación, serán aspectos propios de un estilo duro, tan recio como la madera en la que están esculpidos. En sus figuras es posible encontrar un ejemplo de la convivencia de las formas italianizantes con el dramatismo de Miguel Angel: cabezas tan personales, en las que se puede apreciar la influencia de Donatello, en una explosión de color y dolor tan puros como impresionantes. La obra de Alonso Berruguete, uno de los escultores de mayor importancia renovadora del lenguaje en el espacio se caracteriza por la enorme angustia espiritual impresa en sus composiciones, de rasgos expresivos y matices dramáticos, así como por el dinamismo y una cierta "impaciencia" apreciable en los acabados.

Es importante visionar el montaje a plena pantalla.
EL ROSTRO SACRO EN ALONSO BERRUGUETE from Antonio Campillo Ruiz on Vimeo.

lunes, 6 de octubre de 2014

TEORÍA DE LA RELATIVIDAD DE GALILEO

INVESTIGACIONES DESCONOCIDAS Y REPUDIADAS

Antonio Campillo Ruiz


   Es injustamente frecuente que los conocimientos acerca del gran científico y pensador Galileo Galilei queden en la mera anécdota que lo apartó de su experimentación cuando defendió sus teorías acerca del movimiento astral ante indocumentados y enfebrecidos dirigentes de la sagrada Iglesia Católica Apostólica y Romana, pertenecientes a la sádica, odiosa y dogmática en sus falsas acusaciones, Inquisición. Las experimentaciones de laboratorio y sus pruebas irrefutables en los movimientos astrales alcanzan mucho más de la mera constatación de la traslación de la Tierra alrededor del Sol.


   Tras reflexiones muy bien estructuradas e innumerables experimentos, constatados con observaciones reales, Galileo Galilei concibió la genial idea de que el movimiento uniforme y rectilíneo no necesitaba de ninguna fuerza para mantenerse como tal, además, era tan normal como el reposo y obligatoriamente necesitaba la acción de una fuerza contraria a su dirección y sentido para modificar ambos parámetros. Pareciese que este descubrimiento es tan fácil como normal. No, no es así: se trata del Principio de la Inercia. Siglos después, fue “redescubierto” con la inmensa alegría de poder olvidar al hereje en pro de una teoría que, aun sabiéndose incompleta y superada, se sigue estudiando con entusiasmo.


   El Principio de Inercia supuso un duro choque con el poco sentido común de bastantes científicos de la época, sujetos a dogmas e irreverencias fanáticas. Los pensadores coetáneos de Galileo Galilei, estaban acostumbrados a constatar la detención del movimiento de un objeto en todos los casos, sin pensar en las fuerzas de rozamiento que podían actuar sobre él, excepto en el caso de los planetas, considerados objetos celestes de comportamiento especial y diferente a los producidos sobre la Tierra. Frente a este error, la aceptación de que el movimiento de una pequeña bola de superficie pulida, con movimiento uniforme, seguía el mismo principio de inercia que los astros, podría haber llevado al conocimiento humano hacia avances científicos muy superiores para la etapa histórica en la que se realizaron notables investigaciones, siempre al amparo de lamentables teorías incontrovertibles dictadas por poderosos fanáticos.


   En su empeño por unificar fenómenos descritos en sus investigaciones, Galileo Galilei logró demostrar que en todo experimento de movimiento mecánico, realizado en un laboratorio situado sobre tierra firme o sobre un barco que navegase en línea recta y a velocidad constante, movimiento uniforme, los resultados son exactamente iguales. Este es su famoso principio de la relatividad. Su definición correcta podría ser: Las Leyes de la Mecánica son iguales sea cual sea el estado de reposo o movimiento lineal con velocidad constante de un cuerpo. Este principio permitió a Galileo Galilei deducir una fórmula, denominada “Transformación de Galileo”, por medio de la cual un experimentador situado en tierra firme y otro situado sobre el cuerpo que posee movimiento lineal uniforme, podían controlar, recíprocamente, los resultados obtenidos.


   Los científicos y las personas en general, se fueron acostumbrando al mundo de Galileo Galilei y Nicolás Copérnico, con el Sol inmóvil y una Tierra que se mueve sometida a fuerzas que no necesitan ya de ángeles que la empujen, pero mantenida en su órbita por fuerzas en equilibrio. Galileo Galilei llegó a encontrar un nuevo concepto de Universo, con fuerzas de gravedad, movimientos de rotación y traslación, principio de inercia, movimientos pendulares, teoría de la relatividad, etc. Como toda experiencia investigadora realizada cuasi en la soledad de la clandestinidad, sin ayudantes que realizasen experiencias paralelas, los trabajos de Galileo Galilei se encontraban inacabados cuando fue apartado del estudio e investigación. Así, el Teorema de Inercia es aplicable a bolas y móviles en general pero no para el recorrido de rayos de luz. Por otro lado, el principio de relatividad uniforma todos los posibles casos inerciales, sin embargo, no considrera los movimientos acelerados.


   Con respecto a la luz, cualquier rayo luminoso que atraviesa la atmósfera terrestre viajará a la misma velocidad cualquiera que sea su dirección y sentido con respecto al movimiento de la misma Tierra. Para resolver esta gran paradoja, Albert Einstein propuso su teoría de la relatividad restringida, que de nuevo volvió a chocar con el sentido común, creando un nuevo problema de credibilidad que todavía hoy no hemos superado. La estrafalaria posibilidad de que el espacio y el tiempo no son dimensiones constantes sino que se ven sometidas al movimiento, es decir, que el tiempo se dilata en un cuerpo que se mueve uniformemente con respecto al entorno del observador. Y que el espacio se contrae en la dirección del movimiento.


   Esta teoría, enunciada en la primera mitad del siglo pasado, tenía una íntima relación con el genial descubrimiento de Albert Einstein al comprender que el concepto de aceleración y gravedad son el mismo fenómeno y no dos, como suponía la Física de Isaac Nawton. Todos los científicos que en la Historian han sido y serán, deben poseer el reconocimiento de quienes se han beneficiado de sus investigaciones y avances hacia el inmenso potencial del conocimiento humano. Jamás se deben quedar cabos sueltos en investigaciones incompletas que han podido hacer avanzar a la sociedad actual miles de años y se ha de poseer una nobleza de espíritu para admitir equivocaciones que han retrasado el conocimiento humano igual cantidad de miles de años, así como el daño material que se ha producido. Galileo Galilei no solo no era un hereje, sino que fue un científico que proyectó sus investigaciones más allá de Isaac Newton y Albert Einstein y posiblemente fue el reflejo donde miraron ambos para completar y mejorar teorías que todavía no son universalmente admitidas. Error que producirá, nuevamente, un retroceso en los procesos de investigación.


sábado, 4 de octubre de 2014

LA PODREDUMBRE

BREVE HISTORIA DEL HEDOR IRRESPIRABLE

Antonio Campillo Ruiz

Sergey Ivchenko

   Érase que se era un país no muy grande ni tampoco minúsculo. Mediano. Tiempo ha que un reyezuelo imberbe, disfrazado de mozo de caballos, fue a vislumbrar el lugar al que iba a introducirse antes de su casamiento con la vecina reina de otro país limítrofe. Esta reina, que poseía más tierras y más caballeros que él, parecía que llevaba unos pantalones bajo enaguas y enaguas, que sus ayudantes de cámara debían ponerle y quitarle todos los días. 
Un poco asustado pero resuelto a unir los dos reinos, el joven imberbe casó con ella y realizaron juntos una inversión en la búsqueda de caminos sin trazar allende los mares. Tuvieron suerte y su inversión, a fondo perdido, produjo los beneficios esperados e incluso los superó. A la vez, guerreaban con los últimos habitantes de otro reino vecino que habían invadido aquel territorio y además, no eran ni siquiera fervientes creyentes de la doctrina eclesiástica realmente verdadera. Una de las veces que el intrépido navegante, administrador de las inversiones reales, volvió al país que ya se encontraba totalmente unificado y casi totalmente rodeado por el mar, olfateó un fétido olor a podredumbre que aún, en la actualidad, flota en el aire cuando se respira por las calles de sus ciudades y pueblos. Preocupado, preguntó de dónde provenía sin que nadie quisiera explicarle el verdadero motivo: la reina había hecho una gran promesa expiatoria que más bien expiaban quienes se encontraban a su alrededor.

Sergey Ivchenko

   Con el paso del tiempo aquel reino fue ocupando otras tierras. Tantas, que el sol no se ponía jamás en un reino que no fuese suyo. Con la expansión tan impresionante y su gran poderío envió a los colonos, que sin oficio ni beneficio, malvivían apedreando a cerdos, ovejas y otros animales domésticos, propiedad de los reyes, a  que se ocupasen de las tierras ocupadas para bien y grandeza de su dios y de paso, de sus inversores que habían crecido al amparo de informaciones privilegiadas. No faltaron, por supuesto, quienes se dedicaron a catequizar a seres que no tenían alma, que eran esclavos, que jamás tuvieron contacto con ellos excepto para el ayuntamiento frecuente con ellos. 
Aquellos habitantes, llenos de pinturas y desnudos, se rebelaron y ahí, ahí mismo, comenzó un genocidio tan sistemático como espeluznante. Claro que, con la ayuda de su dios siempre hubo mártires y aún hoy quedan vestigios entremezclados con las ceremonias que eran comunes entre aquellos seres infrahumanos y los actuales. La fetidez del país se fue extendiendo por sus posesiones a pasos agigantados. Ni siquiera los incontables golpes de humo de incienso, a modo de lo que hacían en los lugares de culto en el reino, ante la constante pestilencia de peregrinos y visitantes, pudo limpiar la atmósfera de muerte y desolación de lo que vino en llamarse posteriormente civilizaciones perdidas, hoy civilizaciones inútilmente arrasadas de las que no tenemos constancia ni de sus escritos, cuidadosamente quemados, ante la contradicción que suponían con las enseñanzas eclesiásticas del dios verdadero. Y así, poco a poco, con malas inversiones, peores tratados y muchas cabezas cortadas fue pasando, por la gracia de su dios, de padres a hijos, la potestad de reinar. Sin embargo, la podredumbre se fue adueñando cada día más de un pueblo trabajador y con gran inventiva.

Sergey Ivchenko

   Dinastía tras dinastía un buen día, tras trampas, dimes y diretes, llegaron por este país los Borbones. ¡Ah! los Borbones… Han sido tan previsores que, como en “La mujer Brava” de El Conde Lucanor, empezaron por la punta inmediatamente. 
El primer Borbón, cuyas uñas crecieron y crecieron, sin ser cortadas, como la nariz de Pinocho, tenía la agradable costumbre, además del crecimiento de sus uñas, de despachar con su ministro Patiño tras un biombo para no verle y su querida mujercita Mª Luisita de Parma le tuvo que traer a Farinelli para que, con su excelso canto, curase su melancolía. Fue tan nefasto y sádico que exterminó a los habitantes y destruyó una ciudad valenciana que tiene la potestad de tener su retrato cabeza abajo por masacrar a su propio pueblo. Fue un principio innovador. Nunca había sucedido algo parecido pero sentó las bases de quién era el rey y quiénes los súbditos adocenados. Posteriormente, pasado un tiempo, otro rey, que fue llamado “El mejor alcalde de Madrid”, porque todavía no existía aquel otro que realizó obras faraónicas y nos ha dejado en una miseria judicial impresentable. Fue el mejor  reyezuelo y, a pesar de sus manías, realizó reformas importantes. Hasta creó el motivo de canciones muy marchosas y modernas como “La Puerta de Alcalá”. Pero claro, la fetidez más hedionda volvió cuando su hijo cedió su reino a un vecino que dijo que lo iba a tener muy protegido, junto a sus relojes, en su territorio, del que era emperador ¡nada menos! A su vez, su hijo, traidor y felón como pocos en la Historia, "El Patibulario", se alzó contra él y los habitantes de su antiguo regalado reino, al grito unánime de “Vivan las caenas”, le llamaron como salvador sin tener en cuenta que no debió volver jamás.

Sergey Ivchenko

   Pasando los días, meses, años, los movimientos sociales se transformaron hasta alcanzar un régimen por el que la gracia de dios no era quien determinaba la potestad de regir aquel país. La libertad casi real, casi alcanzó a casi todos y, movimientos  denominados grupos de izquierdas y grupos de derechas se enfrentaron en varias ocasiones. Los grupos de izquierdas, como ya es habitual, entre discusiones y cesiones, entre dispersión del propio grupo por razones tan desiguales como "quíteme usted acá la mota del ojo", y entre impropios enfrentamientos internos, descuidaron siempre su potencial poder, diseminándose en grupúsculos sin empuje alguno. Los grupos de derechas, siempre en posiciones del poder del capital, ahogaban constantemente a quienes siempre se encontraban tras las herramientas de trabajo, los grupúsculos de izquierdas. Y llegó el día que por medio de una de las muchas estupideces cometidas por ambos, un generalito bajito y con bigote se convirtió de la noche a la mañana en traidor a la bandera que había jurado defender, sin importarle, por supuesto, ni el honor militar tan redicho y con redobles musicales lacrimógenos. Claro que lo hizo por la gracia de dios, su dios católico apostólico y romano, a semejanza de todos los reyes que en este país han sido. Su ensañamiento y el de quienes le rodearon no tiene parangón en el mundo libre y su alineamiento con doctrinas fascistas y nazistas fue el espaldarazo de un pensamiento anormal y patético. Con el tiempo, un Borbón, sucesor de quien debería ocupar el reino por derecho de nacimiento y la gracia de su dios, a quien el generalito no podía ni oír nombrar, acordó con el dictador que debía de preparar a su hijo para la sucesión en el reinado del país.

Sergey Ivchenko

   Y así sucedió. El hijo, futuro rey, fue adoctrinado por el dictador y su cohorte de limpiazapatos haciéndole realizar,  en un momento importante de la historia del país, a modo de Alfonso VI por el Cid, según la leyenda, el juramento de "fidelidad al dictador desde la sagrada fecha de 1936, y a los principios fundamentales del movimiento nacional”, dictados desde la insidia de una traición al pueblo de aquel país. La perversidad de estos principios, paridos por los asesores del dictador y aprobados por la voz de su amo de unas Cortes impresentablemente no representativas del pueblo del país, una vez jurados, fue la compra de la un reino como sucesor de un caudillo dictador y genocida confeso. La putrefacción era el aroma que nacía irrespirable el hedor de la asamblea de las Cortes, nuevamente, y desde aquel día, se extendió de tal forma por el país que cada vez son más grandes los negros nubarrones de inmundicia que sobrevuelan a sus habitantes..

 Sergey Ivchenko

   Y hasta hoy. Es el país donde más poderosos filibusteros existen por metro cuadrado. Día tras día encontramos a señoras cortas de vista que no ven coches, descaradas que se mofan de la autoridad, mojigatos que mienten y mienten y mienten, para volver a corregir sus mentiras, ineptos que suspenden ante comisiones de otros países, sapientes que corrigen lo establecido para no llegar a ningún lugar y tener que marcharse con el rabo entre las patas, malditos sinvergüenzas que retiran de dignas profesiones a quienes les molestan, a ellos o a sus amigos, despreciables esclavizantes de los habitantes más jóvenes, cada día menos porque se marchan del reino, etc., etc. Estos poderosos autoritarios, iluminados futurólogos y expertos inútiles, expanden su podredumbre por todos los rincones de un país noble que quiere vivir en armonía y paz, sí, esa que se quiere alcanzar con un dirigente responsable de la ineficaz y obsoleta defensa del reino que fabrica armas, por ejemplo. Si los ciudadanos no consiguen un perfume que garantice la normalidad de los miles de narcisistas poderosos que pretenden saber y realizar obras que dañan gravemente la armonía del pueblo, jamás se conseguirá limpiar con aire puro esta peste, esta fetidez, este tufo, que los envuelve. Y en la cúpula celeste de todos, un nuevo intocable judicial, nuevo monarca por la gracia de su dios. Deseamos que esté atento de no parecerse a su inmediato anterior en nombre y número ordinal.

Sergey Ivchenko

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