viernes, 13 de marzo de 2015

LA SOBRIEDAD SONORA DE LA DELICADEZA

OIGAMOS Y VEAMOS  XVIII

Antonio Campillo Ruiz

                         
   Es frecuente la búsqueda de experiencias personales en diferentes artistas al cambiar, remodelar o expresarse de forma aparentemente diferente a la trayectoria que seguía su obra. En compositores musicales, sus vivencias personales son tan valoradas que muchas veces al interpretar o, al menos, tratar de comprender la compleja subjetividad que emanan de sus músicas, justificamos o deducimos la mínima relación de sus vivencias cotidianas e incluso, las creamos, si no existen. La Sinfonia número 5 en Do sostenido menor  de Gustav Mahler, 1901-1902, supuso un nuevo capítulo en la obra de este compositor. Realizó un cambio muy significativo en su estructura musical, su armonía y su marcado relieve. A la vez, supuso que las Sinfonías Quinta, Sexta y Séptima, conformaran un minigrupo especial en donde elementos novedosos en su obra sinfónica sobresalen con una personalidad propia. A pesar de ello, no existió, que se conozca, ningún factor externo en la vida de Mahler que pudiese influir en estos llamados cambios. Se debieron, sin ninguna duda, a la evolución serena de su espíritu.


   La música de Gustav Mahler anterior a esta Sinfonía, poseía y describía una mística y sublime atención por la vida y la Naturaleza, los misterios universales de espiritualidad y sentimientos por la inmensa exaltación, grandeza de elementos tanto simbólicos como patéticos. Este pequeño grupo, que inicia la Quinta Sinfonía, rompe con los sueños místicos e inicia una música para la realidad de un mundo que escucha la pureza instrumental generada por una música rotunda, que no se inspira en aspectos poéticos sino en el puro sentimiento que, desde la armonía de cuerdas y vientos, logra alcanza la grandeza y provoca la sensibilidad de quien la escucha, la vive e intima con ella.


   Mahler vuelve a la estructura de su Tercera Sinfonía y, en esta Quinta, otra vez la divide en secciones, tres, bien diferenciadas pero conformando un conjunto que engrandece y minimiza. El Scherzo posee unas grandes proporciones. Es la expresión de una fuerza tan exuberante como su potencia sonora abstracta y compleja. Flanqueado por dos partes, cada una de las cuales posee dos movimientos, que podríamos considerarlos personales, sólo del compositor, de su propia naturaleza. Con la Marcha Fúnebre en Do sostenido menor, pareciese tratar de destruir su propio pasado y revivir hacia el mundo real que representa el impactante y bullicioso Allegro en La menor que le sigue. Es la nueva vida que rompe con la contemplativa mirada mística y crea una energía que se debe sentir para poder seguir siendo real. Semeja un nacimiento novedoso y a la vez belicoso, un tumulto que ensordece y que calma a la vez.


   De la energía atesorada, la tercera sección de la Sinfonía, igualmente con dos movimientos, nace la estética de la ternura con el Adagietto que atesora, tras su anterior fuerza, una escala modesta con una sensación de sentido renacer, de revivir lo  soñado y jamás alcanzado, tan sutil, tan sereno, tan bello, que se introduce en el interior de un nuevo ser con la armonía de las cuerdas, con el arpa casi dirigiendo al resto de instrumentos, sólo de cuerda, desde la sobriedad sonora de su delicadeza, desde la paz que se desgrana con la lentitud de lo sublime. Es compleja y difícil de analizar la estructura formal del Rondo Finale, Quinto movimiento, que continúa el inicio del tema principal y se disfruta con la sencillez de una vital expresión de alegría.  
  

   A pesar de los avances tecnológicos, muchas de las interpretaciones de esta sinfonía no poseen, en grabaciones cinematográficas o de vídeo, la calidad sonora que requiere una obra de tal categoría. Se ha elegido una gran interpretación de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, dirigida por Lorin Maazel, desde el Müchner Filarmonica en Gasteig. Han quedado atrás grandes orquestas y directores a causa de la deficiente audición aunque excelente realización visual. A pesar de la recomendación muy especial de escuchar la sinfonía completa y poder disfrutar de un tiempo en el que lo sentido supera la cotidianeidad, es real y disculpable que el tiempo se nos da impuesto y, a veces, es difícil poder sentir. Igualmente, es muy importante no  olvidar la audición completa del Adagietto, localizado, en esta versión que se adjunta, en el tiempo 48:58, de la totalidad de la duración de la Sinfonía.     

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla.

5 comentarios:

  1. Entre las pocas piezas clásicas a las que puedo poner nombre y autor y en este caso gracias a Visconti y Thomas Mann, se encuentra este Adaggieto que quedó incorporado a mi banda sonora.
    La delicadeza se derrama, fluye y se expande abarcando tantos estados de ánimo que no me extrañaría que Mann hubiera escrito su novelita de un tirón tras escucharlo.
    La composición fue paralela al tempestuoso encuentro de Mahler con la tremenda Alma con la que se casaría cuatro meses después y su impacto me llevó a leer las biografías de los cuatro protagonistas.
    Gracias amigo Antonio, te dejo y vuelvo a escucharla otra vez.

    ResponderEliminar
  2. Gustav Mahler, un grande entre los grandes. ¡Qué maravilla! Para escuchar y dejarte llevar. Me lleva a otro tiempo que logra alcanzar la grandeza y provoca que quien la escuche se deje atrapar por ella, a un mundo anterior a la Gran Guerra con la que comenzaron tantas cosas que no han dejado de comenzar.
    Sigo escuchándola. Un abrazo :)

    ResponderEliminar
  3. Gustav Mahler, un grande entre los grandes. ¡Qué maravilla! Para escuchar y dejarte llevar. Me lleva a otro tiempo que logra alcanzar la grandeza y provoca que quien la escuche se deje atrapar por ella, a un mundo anterior a la Gran Guerra con la que comenzaron tantas cosas que no han dejado de comenzar.
    Sigo escuchándola. Un abrazo :)

    ResponderEliminar
  4. He visto varias veces la película "Muerte en Venecia" donde Thomas Mann, gran admirador de Mahler, le rinde homenaje.

    Me parece absolutamente maravilloso escuchar esta música.

    Mil gracias por compartir.

    Un abrazo grande.

    ResponderEliminar
  5. ¡Que maravilla! Te hace volar por ignotos parajes
    donde una suave brisa acaricia los sentidos!

    Gracias ...
    (Sigo cuchando)

    ResponderEliminar