MONTAJE Y PLANIFICACIÓN – II
Antonio Campillo Ruiz
Espacio y tiempo, componentes de la triada cosmológica junto al movimiento, están íntimamente unidos en la narración fílmica. De los dos, llamaremos tiempo dramático al que influye, por su carácter y su ordenación, en los valores dramáticos de la película. El tiempo dramático no es una simple suma pasiva de duraciones parciales.
Espacio y tiempo, componentes de la triada cosmológica junto al movimiento, están íntimamente unidos en la narración fílmica. De los dos, llamaremos tiempo dramático al que influye, por su carácter y su ordenación, en los valores dramáticos de la película. El tiempo dramático no es una simple suma pasiva de duraciones parciales.
En esta parte de “El tercer hombre”, notamos que no existe un tiempo real en cuanto a la realidad audiovisual sino en cuanto a su apreciación subjetiva. Posee un fuerte acento psicológico. No es el tiempo de la duración medida sino el de la duración sentida. Tampoco es un tiempo abstracto y universal sino concreto y personal, es el tiempo interior, más largo o corto en función de la apreciación subjetiva del espectador.
Qué duda cabe: el montaje y la planificación realizada, a través de él, poseen una influencia decisiva:
a ) La duración total de la persecución a través de las alcantarillas de Viena (que actualmente se pueden visitar), realizada in situ, desde el momento en el que Harry Lime entra en ellas hasta que su amigo Holly Martins le encuentra, es de ocho minutos y veinte segundos.
b) El número de planos totales que existen en dicho tiempo es de ciento cincuenta y siete.
c) Es fácil calcular que la relación plano/tiempo es de 0,318 planos/seg. Es decir, un plano cada 3 segundos, aproximadamente.
Si en toda la larga secuencia el tiempo de cada plano fuese uniforme, el espectador casi no podría seguir la acción. Pero el montador (la película, además de conseguir el Gran Premio del Festival de Cannes y Oscar a la mejor fotografía en negro, fue nominada en las categorías de mejor director y mejor montaje), racionaliza la duración espacio-temporal y el espectador sigue la acción con una viveza muy difícil de alcanzar con otra planificación.
El montador expresa la medida del tiempo sentido mediante la apreciación psicológica a través de la planificación métrica y la cadencia interior, es decir, mediante la duración y sucesión de planos que diferencian tiempo fuerte, cuando suceden acciones importantes, de tiempo débil, cuando la importancia de la acción es menor.
Aunque el tiempo débil, en la secuencia presentada, es casi nulo frente a la vitalidad y rapidez con la que se desarrolla el tiempo fuerte, debemos considerar que este hecho se realizó en función del desarrollo de la acción y estilo de la película.
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