martes, 11 de mayo de 2010

INTIMIDADES


SOBRE LAS CALZAS

María Luisa Arnaiz Sánchez


   Cuando los romanos  entraron en contacto con los germanos, vieron que estos cubrían las piernas y los pies con una prenda a la que llamaron calcea, palabra derivada de “calceus”, zapato, de donde proviene el término ya en desuso “calzas”.

Calzas

   Ya en la Edad Media las calzas se alargaron hasta la cintura pero en el siglo XVI se originó una modificación. De un lado, el tipo tradicional que cubría el vientre conservó el nombre de CALZAS o CALZÓN; de otro, el modelo que cubría solo las piernas y los pies pasó a llamarse calcetas, diminutivo de calzas, o medias calzas, es decir, la mitad de la prenda original, siendo oportuno precisar que las medias calzas, por economía del lenguaje, pronto fueron llamadas MEDIAS.

                                            Medias calzas                         Calzones 

   Al introducirse en España durante el siglo XVIII el pantalón, cuyo nombre proviene de Pantalone, personaje de la escena italiana, las medias fueron disminuyendo (excepto para las mujeres puesto que no usaban pantalones) y cubrieron solo la parte visible, o sea, el pie, por lo que se requirió un nombre diferente para las nuevas prendas y, reanudando el proceso de acortamiento lingüístico, surgió calcetín, un diminutivo del diminutivo ‘calceta’.

Calcetines

   En cuanto a la palabra “calzón”, su porvenir  se circunscribió a la ropa interior masculina o femenina. Los hombres mudaron el nombre a calzoncillos (diminutivo de un aumentativo), palabra que, en la década de los sesenta del siglo XX y una vez más por reducción de la prenda, cambiaron por “slip” o “braslip” bajo influencia del inglés, del mismo modo que calcaron “boxer”, boxeador, para designar la prenda  tradicionalmente más larga. Las mujeres, que se apropiaron enseguida del término “pantalón” (de donde el diminutivo “pantaletas”) para aludir a los calzones, con la misma prontitud comenzaron a utilizar el de “bragas” (< bracca, pantalón) y arrinconaron no solo el anterior nombre sino también la prenda clásica debido a la disminución de tejido. 

 Calzoncillos

Bragas y medias
 
   A nuestros actuales estudiantes habría que aclararles que ‘panties’ no son bragas sino medias, que ‘bloomer’ [blúmer] no son bragas sino bombachos, que las medias llegan hacia la mitad de los muslos y son dos, que decir ‘rocky’ por calzón proviene del nombre del protagonista de una película, que los ciclistas se ponen calzón y no ‘maglia’ porque las mallas son unas calzas sin pies, que la palabra calzón (y siempre en singular) se ve restringida al pugilismo, que existen locuciones como “ser un calzonazos” (aumentativo de calzón pero significando débil de carácter), “llevar los calzones” (mandar), “a calzón quitado” (con descaro), etc.
 
Impúdicos
 
   A las mujeres, en el caso de que quisieran evitar el anglicismo “pantis”, habría que decirles que tendrían que pasar por anticuadas sirviéndose de la palabra “medias-pantalón” o utilizar el circunloquio “medias hasta la cintura” por carecer el español de un término para reemplazar las antiguas calzas. A los hombres, que, si quisieran aparecer valerosos, tendrían que admitir “ser bragados”, que, si padecieran una hernia por las partes pudendas, tendrían que ponerse “braguero”, que salvo para mear, tendrían que llevar la “bragueta” cerrada, etc. 



Púdicos

 
En general, que:

a) D. da Volterra, el pintor a quien Pio V encargó recubrir las figuras del “Juicio Final” de Miguel Ángel, recibió el apodo de “Il Braghettone”.

Adán y Eva
 
b) El galicismo “chaussees à la martingualle”, ‘calzas a la manera de Martigues’, prendas amplias en donde se podían esconder armas para sorprender a los enemigos, fue el origen de la palabra martingala con el significado de “artimaña”; a la definición “cada una de las calzas que llevaban los hombres de armas debajo de los quijotes”, hay que añadir la popular que la señala como artificio con que proveerse en caso de necesidad.

 Calzones a la martingala

A la martingala

   Por último, podría pasar por una frivolidad, pero quiero hacer palpable el hecho de que, del mismo modo que se aprecia una relación firme entre la tela menguante de las prendas masculinas y el idioma inglés, no deja de ser afortunada la española metáfora HILO DENTAL para designar las bragas que apenas tienen tela por delante y ninguna por detrás.




2 comentarios:

  1. María Luisa... Me acabo de quedar impresionada... Menudo estudio sobre calzas, medias calzas, calcetín, bragas, calzoncillos y ese largo etc que nos detallas...

    Incluso de impúdicos y púdicos...

    Pero lo del hilo dental, que quieres que te diga, me parece incomodísimo...

    Saludos cariñosos...

    ResponderEliminar
  2. Curiosas y divertidas intimidades... además de didácticas. Felicitaciones a los dos.

    ResponderEliminar