OBSOLESCENCIA PLANIFICADA
Antonio Campillo Ruiz
Los cambistas, atribuido a Quentin Massys
No se sabe quién acuñó esta expresión pero el primer documento que la recoge fue publicado con el título “Acabar con la depresión mediante la obsolescencia planificada” de Bernard London en 1932. En los años cincuenta del pasado siglo, cuando la prosperidad de la posguerra trajo una ola de consumismo sin precedentes, la lexía se convirtió en una suerte de contraseña, como lo demostró Brooks Stevens, diseñador industrial estadounidense, que la definió de esta manera en 1954: “Inculcar al comprador el deseo de adquirir algo un poco más nuevo, un poco mejor y un poco antes de que sea necesario”.
Vance Packard, hipercrítico del consumismo, escribió “The Waste Makers” en 1960 para hablar del susodicho concepto, definiéndolo como: “El intento sistemático de las empresas por convertirnos en personas descontentas, derrochadoras y endeudadas”. Su análisis le condujo a distinguir dos tipos de obsolescencia planificada: la “obsolescencia funcional” y la “obsolescencia de atractivo”. Según la primera, se diseñan y fabrican productos que se averían o dejan de funcionar tras un determinado período. La segunda, llamada por Packard también “psicológica”, es personal pues se desarrolla en la mente del consumidor.
Así pues, no es que existan fallos de fabricación ni que se ahorre en costes de producción, sino que la duración limitada de los productos es una característica inherente e intencionada de lo que se fabrica. Tampoco a los diseñadores, aun siendo capaces de introducir algún cambio, se les pidió que mejoraran las funciones, la durabilidad ni los costes. Como George Nelson dijo en su momento: “el único proceso disponible para dar al consumidor la ilusión de cambio se consigue mediante el elitismo”.
Cuando Henry Ford introdujo la producción en masa del modelo T en 1908, la demanda de automóviles se disparó y, al proponerse la venta a plazos del mismo, se alcanzó un volumen de ventas difícil de superar. Sin embargo, Alfred P. Sloan, que llegó a ser presidente de General Motors, decidió introducir en la apariencia externa de los modelos mínimas modificaciones cada año y cambiar su estética cada tres. Explicó que puesto que “todo el mundo daba por hecho que el coche funcionaría, un factor importante para vender -quizá el más importante- era la apariencia del coche”. La apuesta funcionó y General Motors controló el 43% de la producción automovilística de Estados Unidos en 1936.
La adquisición de muchas de las cosas que compramos, además de una dominación es una responsabilidad y por tanto una servidumbre. Ciertas tribus recolectoras como los yanomamis de Amazonia, los bosquimanos del Kalahari, los habitantes de Urulu, o los de Papúa Nueva Guinea, han decidido no poseer nada, lo que, paradójicamente, no es un signo de pobreza sino de riqueza, de libertad.
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Qué oportuna y qué gran entrada has escrito, Antonio. Eres un crack.
ResponderEliminarMe has recordado al maestro Aranguren al que oí decir, allá por los años 80, que uno de los enemigos de esta sociedad de consumo era que había sustituido el bienestar por el "mejor-estar". Afán envenenado que acabaría por destruirnos. No iba muy desencaminado el filósofo.
Me apunto a la sociedad del decrecimiento.
Un abrazo.
Pues si, alguna experiencia de lo que cuentas he tenido viajando por el desierto mauritano. Las cosas se ven de una forma diferente en esos sitios. Se da uno cuenta de que hace falta muy poca cosa para vivir y de que lo importante (o por lo menos interesante, está dentro, no fuera. El asunto es que no se como se combate el consumismo. A lo mejor esta epoca de austeridad impuesta que se avecina nos hace reflexionar. Un abrazo.
ResponderEliminarEstimado Antonio Campillo, vengo a leerte y a dejar huella de mi aprecio por las consideraciones que tejes sobre las realidades del mundo en que nos toca vivir y en el cual los valores se encuentran subvertidos por la publicidad masiva con que somos avasallados en todos los lugares, en todos los momentos, a punto de ya no ser capaces de desmenuzar la información que nos llega ni evaluar la diferencia entre necesidades y deseos.
ResponderEliminarUn privilegio leerte, Antonio.
Desde Lisboa, un saludo cordial y un abrazo afectuoso.
Amigo, Antonio:
ResponderEliminarVivimos en la sociedad del consumismo, mientras que unos dedican a malgastar y a ir a la última moda de todo cuanto sale en la publicidad, otros, no tienen siquiera para poder subsistir ¿es eso justo?
Queremos ir a la última en todas las novedades, si es más grande y mejor que el coche del vecino, mucho mejor.
Somos esclavos del consumismo, y dependemos de los objetos, es triste decir esto, pero así es.
Escuchas hablar a los demás, y te dicen, en casa tenemos: dos coches, tres tv, cuatro ordenadores, cinco móviles, etc etc...
En parte tenemos la culpa de la crisis, porque muchos intentan vivir por encima de sus posibilidades.
Besos.
Thornton, me alegro de tu agrado. Siempre es importante interesar a quienes considero mejores que yo.
ResponderEliminarAdemás, siempre posees una oportuna relación con los grandes pensadores que predijeron lo que yo me limito a esbozar.
Aranguren, admirado y querido pensador, tenía una mente privilegiada y su predicción se está cumpliendo.
Espero que los lectores se acerquen a su pensamiento y descubrirán una claridad tan cegadora como el sol.
Un abrazo, querido amigo Manri.
Nijedna religija nije upropastila čovečanstvo, ali će novi bog - Novac kome se savremeno društvo klanja, to sigurno učiniti! Pozdrav Vama, prijatelju, iz Srbije, male zemlje, ali sa velikom dušom...
ResponderEliminarMariano, solo he tenido oportunidad de presenciar y apreciar, en países bastante civilizados, esta diferencia de punto de vista de la que hablas. Tu experiencia es mucho más fructífera y te agradezco que la expliques. Los lectores podrán tener mejores referencias reales.
ResponderEliminarNi yo tampoco, Mariano. Lo que sí creo es que esta época de cinturones hasta el último agujero no puede servir para concienciarnos de nada, al contrario: la política que implantará el supuesto nuevo ganador de las elecciones del día maldito, 20N, BASA LA SOLUCIÓN DE LA CRISIS EN EL AUMENTO DEL CONSUMO… ¡QUE TIRE DE LA ECONOMÍA!
Si alguien ha oído una barbaridad mayor que me la haga llegar.
El círculo vicioso de trabajar para ganar dinero, para consumir, para poseer cosas, y volver a empezar, es una inmensa falacia que procura la existencia de esclavos en el siglo XXI (anterior artículo). Y esta esclavitud moderna debe eliminarse.
Un fuerte abrazo, Mariano.
Amiga Tania, me ha encantado tu visita. Tu opinión es tan aguda como sagaz. Como conoces con tanta profundidad los mecanismos modernos de comunicación, tu clarividencia aporta unos elementos importantes para los lectores: no podemos evaluar la necesidad entre necesidad y deseo.
ResponderEliminarSon tan diferentes. Una es pragmática y otra es dirigida a la ilusión de cambio por medio del elitismo expuesto en cada rincón de revistas, periódicos y televisión. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Tania.
El privilegio de leerte es siempre mío.
Un afectuoso abrazo, amiga.
Sí, Carla este atroz consumismo genera soledad. ¡Cuantas personas vagan sin rumbo por los centros comerciales, solas, entreteniéndose en comprar!
ResponderEliminarLas diferencias para la subsistencia no son injustas, son una desgracia para quien se autodenomina ser humano. La justicia, en este caso, no sólo es ciega sino muda y sorda.
Y, ¡das en el clavo, Carla! La comparación entre los objetos de diferentes humanos. ¡Cuantas comparaciones, cuantas envidias, cuantas majaderías!
En realidad, Carla, quien incentiva el consumo es el responsable de actitudes no previsibles en personas que no tienen por qué verse sometidas a unas trampas sociales y psicológicas irrefrenables. Por tanto, no, no somos nosotros los responsables de este atroz sistema sino quien lo implantó.
Un fuerte abrazo, Carla.
ТОДОРА, me ha encantado tu rápida respuesta y tu interés. Gracias.
ResponderEliminarEfectivamente, ТОДОРА, nunca un Dios ha arruinado a un país excepto el falso dios del dinero. Es el dios del estiércol de la Humanidad.
Desafortunadamente , los humanos tenemos poca fuerza para deshacernos de “las ventajas” consumistas. Pero como dices, masacramos a la Naturaleza y a los demás humanos ¿para qué?
Serbia es un país que siempre ha sido grande en la historia y en su benevolencia con los demás. ¡Sí, posee una gran alma!
Un afectuoso saludo, ТОДОРА
ТОДОРА, ја сам волео свој брзи одговор и свој интерес. Хвала.
Заиста, ТОДОРА, никада Бог је уништио земљу, осим лажног бога новца. Стајско ђубриво је бог човечанства.
Нажалост, људи имају мало снаге да се отараси "предности" конзумеризма. Али, као што ви кажете, масакрирани у природи и другим људима за шта?
Србија је земља која је одувек био велики на историју и његову доброту према другима. Да, то је велика душа!
Срдачан поздрав, ТОДОРА
No he podido ver el video, todavía, pues desde el iPad hay algunas prohibiciones, pero el articulo es un canto casi escolar, de esos que se ponen a la hora del ABC o del "cantemos al Señor de nuestra época". Pura deducción, casi matemática pura, el final es ese: A la esclavitud por el consumismo o a la libertad abandonándolo.
ResponderEliminarFeliz articulo, lo cual empieza a sonar a tópico, pero es cierto, asi es.
Enrique, sabes como yo, que de los extremos siempre surgen excesos que no son ni adecuados ni reales.
ResponderEliminarTal como entendemos la sociedad moderna es prácticamente imposible eliminar el consumismo dañino que nos atenaza. Los defensores a ultranza de él, como medio de subsistencia del sistema, lo secuestran para tratar de conseguir una sociedad que les beneficie. Creo que olvidan algo fundamental: no se puede subsistir infinitamente con recursos finitos.
El sistema es lo que debe cambiar. Con ese cambio surgirá una forma moderada y equitativa de consumo integral.
Muchas personas no son conscientes de lo dañino que es no racionalizar actitudes malignas. Cuando se pasen necesidades surgirá el odio. El odio genera malestar e indignación. El malestar destruye al individuo.
¿Cómo dar una solución íntegra y justa? Me darían el Nobel si la supiera.
Un abrazo.
Hace muy muy poco que descubrí o me abrieron los ojos al concepto de "obsolescencia programada". lo curioso del asunto es que quien me lo enseñó abogaba por ella como única vía de progreso. Por supuesto, era empresario... de recambios
ResponderEliminarun saludo!
RAUL
Amigo Raúl, en tu tierra, los maestros de tradiciones y costosas prendas artesanales, saben poco de este complejo concepto, afortunadamente.
ResponderEliminarLas gentes sencillas, que viven con la lentitud envidiable del pueblo y que han creado una armonía con su medio no quieren estar sometidos a una dominación demoníaca.
El Maestrazgo, esa inmensa y bella tierra, seguirá siendo libre porque el defensor de la obsolescencia, ese empresario, no tendrá cabida en ella.
Un fuerte abrazo, amigo Raúl.