ANTORCHAS DE LIBERTAD
Antonio Campillo Ruiz
Philip Pearlstein
En opinión de Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud nacido en Viena en 1891 e inventor de la teoría de las Relaciones Públicas, los publicistas se diferencian de los propagandistas en que los primeros ruegan a los clientes, mientras que los segundos tratan de influir en los creadores de tendencias. En 1912 un médico le envió un recorte sobre “Les avariés”, obra de Eugène Bieux censurada en Francia por tratar de la sífilis, para su publicación (un jeune homme, l’avarié, sous le poids des convenances sociales et malgré les conseils de son médecin, refuse d’avouer à sa fiancée qu’il est atteint de l’honteuse maladie. Il se marie avec elle et la contamine. Elle met au monde une petite fille qui se révèle rapidement atteinte elle-aussi) y su socio proyectó representarla mientras que él dio vueltas a cómo inducir un cambio social respecto del sexo. Buscó el apoyo de gente como William K. Vanderbilt padre, John D. Rockefeller hijo, Franklin y Eleanor Rooselvel, el doctor William Jay Schieffelin, creador de un nuevo medicamento contra la sífilis, etc., y con su apoyo se produjo la transformación que deseaba. Logró que la gente hablara de sexo con la excusa de tratar una cuestión de salud.
Philip Pearlstein
Después de la Primera Guerra Mundial, George W. Hill, ejecutivo de la compañía que fabricaba los cigarrillos Lucky Strike, acudió a él con el fin de impulsar el consumo de tabaco entre las mujeres, no en vano eran más de la mitad de la población. Bernays ideó una campaña propagandística con el eslogan “Coge un Lucky en lugar de un dulce”, que presentaba el fumar como una forma de estar o permanecer delgada. Consiguió el patrocinio de muchos médicos, convenció a la revista “Casa y Jardín” para que incluyera dietas que hablaran de los excesos en la comida, invitó a los hoteles y restaurantes a que ofrecieran cigarrillos en lugar de postres, apeló a los fabricantes de muebles para que diseñaran un cajoncito para el tabaco y finalmente seis chicas de Ziegfeld, el productor de Broadway, vendieron la imagen de que podían renunciar sin esfuerzo alguno a los placeres de la mesa ya que fumaban.
Philip Pearlstein
A causa de las millonarias ganancias obtenidas por la compañía tabaquera, Hill le propuso en 1928 buscar la forma de convencer a las mujeres para que fumaran en público y él relexionó sobre el tabú que les impedía hacerlo. Un día, hablando con A. A. Brill, psicoanalista discípulo de su tío, se le ocurrió una idea cuando este le dijo: “La mayoría de mujeres de hoy desempeña el mismo trabajo que los hombres…Los cigarrillos, al ser algo que las iguala con los hombres, se han convertido en antorchas de libertad”. Esta última frase le llevó a organizar un desfile, en el que las mujeres pasearían con “antorchas de libertad”. Puso anuncios en los periódicos con la firma de la famosa feminista Ruth Hale, a un amigo de “Vogue” le pidió la lista de treinta destacadas debutantes y las instruyó en la manera de conducirse por las calles neoyorquinas, apostó en cada iglesia a tres atractivas aunque no excesivamente seductoras jóvenes, colocó a los fotógrafos en los mejores sitios, etc. El triunfo rebasó la meta propuesta y las fotos del desfile se publicaron en todos los periódicos del país. Luego vino la imitación fuera de Nueva York: las americanas se habían convertido en fumadoras.
Philip Pearlstein
Oi Antonio interessante seu post tocha da Liberdade. As imagens são belíssima. Abraços e ótima semana.
ResponderEliminarAgradecido Smareis. Los infames caminos por los que se conduce a los humanos, en este caso a la mujer, tienen como consecuencia la condena y prisión a una libertad ficticia y dependiente de sofisticados aparatos de tortura.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Smareis
Muy interesante lo que cuentas, Antonio. Es cierto que el hábito de fumar en público se convirtió para las mujeres de una determinada época, en una antorcha de igualdad y liberación.
ResponderEliminarHoy día, el hábito de fumar es el timo mejor montado de la historia, independientemente del sexo, donde tanto publicistas como propagandistas, tabacaleras y Estado se reparten responsabilidades a partes iguales.
Consuela saber que nuestras generaciones jóvenes son más listas que nosotros y al hábito del tabaco (tanto hombres como mujeres) lo suelen tachar de engaño y cada vez menos lo asocian a "antorchas de libertad" sino de esclavitud.
Siempre interesante tu espacio, Antonio.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMis hermanas mayores cuando querían hacerse las interesantes, fumaban.
ResponderEliminarCreo que el cine ha sido el más importante escaparate para captar adictos. Por cierto, me llamó la atención que en más de una película de Jacques Tourneur, en los años cuarenta, avisaran ya de los peligros del tabaco.
Siempre tan interesantes tus entradas.
Un abrazo.
Sí, Marisa, los autodenominados creativos, tanto de publicidad como de propaganda, modelaron mitos que, según su gran creatividad, facilitarían la liberación de la mujer.
ResponderEliminarNada más lejos de conseguir un objetivo limpio. Se creó un revulsivo indicador de libertad estéril: lo visto con mirada prohibida es un atractivo para los débiles.
Por ello, fumar suponía un atractivo rechazable que elevaba a la mujer a posiciones nunca alcanzadas. ¡Y nos lo creíamos!
El encadenamiento a terribles aparatos de tortura es el resultado de los inútiles creativos y de la poca formación social de quien les hizo el juego.
La antorcha de la libertad creo que todavía no se ha encendido para muchos humanos que la desean. Incluyo en ellos a los ciudadanos del primer país que, en etapas modernas, la trató de encender e hizo una estatua con ella, Francia, y a quien se la regalaron porque no fueron capaces de construirla solos, EEUU.
Un fuerte abrazo, Marisa.
Excelente apunte, Thornton. El cine incitó a fumar con pasión, con desprecio, con avidez, con el humo entrando en los ojos... Como lo hacían los actores y, sobre todo, las actrices.
ResponderEliminarTienes razón, Manri, pero mira esta dirección y te sorprenderás
http://www.canarias7.es/blogs/losolvidados/outofthepast.jpg
Como ves pertenece, ¡ahí es nada!, a "Ouf of the past", "Retorno al pasado" de Jacques Tourneur, 1947, y nada menos que interpretada por Robert Mitchum, Jane Greer, Kirk Douglas y Rhonda Fleming.
El problema no era sólo el tabaco sino también el alcohol y la satisfacción, llamémosle, "un poco especial", de una mujer cuando "luchaban" por ella.
http://www.youtube.com/watch?v=0F7vEOgHVCU&feature=player_embedded#t=38s
Y, a pesar de ser cierto que en muchas ocasiones se repudiase o se advirtiese del peligro de fumar, creo que fueron tan pocas las personas conscientes de ello que pasaron desapercibidas.
Espero que te gusten las dos referencias, Manri.
Un abrazo.
Triste verdad, el amor a lo prohibido y la tendencia humana al vicio, consiguen lo que difícilmente seria lo contrario, es decir, que fuera obligatorio fumar. Saber fumar. Copiar a los famosos ayuda pero mata, y la mujer cayó en la trampa y se hizo pecado.
ResponderEliminarHace pocos días superé una prueba de espirometria que venís declarándose de un avance incontenible. Nada es fácilmente demostrable si, además, el que usa algun dado estadístico es juez de parte, pero se atribuye mi mejoría a que en los locales que frecuento ya no se puede fumar. No hemos encontrado otra explicación, Antonio.
Quizás convenga decir, cosa que es lo que debiera haber hecho desde el principio, es que me a encantado el articulo y las imágenes, son un complemento esencial. de 10.
BN
Lo del dedito y el iPad, te deja, muchas veces con el culo al aire de la ortografía, Antonio. Disculpa mis faltas, juraría que no es cosa mia, y, ah, me ha encantado, (a con h, claro, ay el dedito).
ResponderEliminarBN
Me alegro infinito de tu buena espirometría. Es lo más importante.
ResponderEliminarCon respecto a cual puede ser la causa de habértela hecho está clara: ambientes contaminados. No te quepa duda alguna.
Sí, la imitación y la búsqueda de lo prohibido, lo más rompedor, lo escandaloso, es posiblemente la causa que motivó una aparente libertad que ha perjudicado hasta altas cotas la salud de la mujer.
Las imágenes mejores para complementar nuestra preocupación son las de un lugar de tertulia y descanso sin humo de tabaco, unos chicos jóvenes que no compran tabaco, una mujer que no fuma... Lo contrario te atenaza con fuertes cizallas de acero.
Enrique, el que tiene dedos para dar a la tecla pequeñita se equivocará siempre: ¡no es posible acertar en esas miniteclas!
Un fuerte abrazo, Enrique.