BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE ENANOS
María Luisa Arnaiz Sánchez
At the First Clear Word, Marx Ernst
BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE ENANOS
Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra solo la luna a través de las grietas. Los espejos, silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.
Leopoldo María Panero
A pesar de no ser subliminal, la sugerente imagen de la mano alude a lo que el cuento omite.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, María Luisa
ResponderEliminarHola amigo Antonio con su permiso. Su visita ha sido una rafaga de aire que se ha filtrado por entre los barrotes del tiempo acercando un atisbo de emoción a mis pupilas.
Es un placer para mi pasearme por este espacio de letras, en esta mañana abrigada por el calidez de este encuentro virtual.
Un abrazo de sonrisas para ser compartidas con aquellos que las deseen.
María del Carmen
Esta genial, el cuento y la pintura, ambas cosas parecen ir en conjunto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Antonio.
Preciosa tanto la imagen como el relato poetico. Me gusta sobre todo, por ese aire de poesia que hace el ritmo más hermoso. Un besazo, Antonio.
ResponderEliminarLa maldición de los Panero... A pesar del extravío de la razón, menudas frases bordaban.
ResponderEliminarEn fin..., siempre se pierde algún paraíso y siempre se abre algún infierno.
Un grandísimo abrazo, Mª Luisa.
Sería interesante visitar ese paraiso perdido,
ResponderEliminarque tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.
¡Qué razón tienes, Antonio! En esos dedos cruzados no se “ve” inocencia sino falta de pudor. ¿De qué habla el cuento? Besos.
ResponderEliminarHola, Mª del Carmen: Antonio y yo solemos coincidir en los clásicos; después recorremos caminos divergentes hasta encontrarnos. Saludos.
ResponderEliminarLa elección de ambos, Eva, la hice yo, Mª Luisa. Saludos.
ResponderEliminarLeopoldo Panero es un grande entre los poetas y se nota, ¿verdad, Raquel? Saludos.
ResponderEliminarSin duda, Isabel, Leopoldo Panero sabía transmitir soledad. ¡Qué secuencia desde los “pañuelos” a los “árboles”! ¡Qué vacío!
ResponderEliminarTú, como yo, como todos, también tendrás tu paraíso perdido, ese que los árboles ahora nos impiden verlo, Ricardo. Saludos.
ResponderEliminarMe gustaria conocer el bosque de ese paraiso.
ResponderEliminarun fuerte saludo
fus
Basta, Fus, con perderlo porque, cuando se posee, no se es consciente de lo que significa. Saludos.
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