CHAPLIN SALE DE AMÉRICA
Antonio Campillo Ruiz
El 12 de enero de 1927 los lectores americanos pudieron leer las cuarenta y dos páginas de la demanda de divorcio presentada por Lita Grey. Nacida en 1908 y casada con Chaplin el 31 de octubre de 1924 en Méjico, había tenido dos hijos con Charlot. Era el segundo matrimonio de él -en octubre de 1918 se había casado con Mildred Harris también de dieciséis años- y de nuevo el escándalo salpicaba a este cómico nacido en 1899. Con el fin de ganar y a sabiendas de las puritanas leyes de California, el abogado explicita que las relaciones sexuales “han sido anormales, antinaturales, pervertidas, degeneradas, indecentes, como lo demuestran los siguientes detalles”. El maquiavélico plan funciona: se bloquean las cuentas de Chaplin, se incautan sus bienes, se embarga la película “El circo”, piadosas mujeres hacen una colecta para que la “esposa-niña” y sus dos hijos no se mueran de hambre, un representante de Hays -el del código- exige al actor que ceda a las peticiones de su esposa porque hay que salvar a la industria cinematográfica… El que había proclamado su derecho a la vida ve ahora que la opinión pública decide “ejecutarlo moralmente”.
En “Una noche con Charlot en Nueva York” Paul Morand escribe a propósito del estado de Chaplin: “En este momento…piensa en el porvenir. Hollywood es ya su pasado…En cuanto a ese público puritano y “clase media” que goza hoy viendo a Chaplin acorralado; en cuanto a esos traficantes de moral inmunda dueños de los cines de Memphis o de Salt Lake City; en cuanto a todos aquellos que boicotean “La quimera de oro”…esos ni siquiera advertirán que se les ha arrebatado al único genio producido hasta ahora por las moving pictures”. Pese al chauvinismo del escritor francés, lo cierto es que el fisco le impuso por atrasarse en el pago de impuestos una multa de dos millones y medio de dólares y que el divorcio, firmado en agosto de1927, le supuso seiscientos cincuenta mil dólares para Lita, cien mil para cada hijo, más un millón por los gastos legales. De la que había protagonizado “La quimera de oro” por presiones de Chaplin, película estrenada el 26 de junio de 1925 en Hollywood, dijo Oriana Fallaci tras hacerle una entrevista en 1966: me asombré del rencor que aún guardaba contra Chaplin.
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¡Qué interesante entrada!
ResponderEliminarEsa señora actriz que guapa y que mala sombra tenía...
Besicos
La quimera del oro se hizo realidad para ella!
ResponderEliminarGuardo y guardo estos magníficos artículos, Antonio. Historia adornada con comentarios y grafismos de lujo. ¿Y ese libro?
ResponderEliminarInteresante entrada, Antonio, sobre todo por la forma que has tenido de explicar ese capítulo de la vida de Chaplin. Desconozco los avatares de su biografía, aprendo los que me das; no obstante, siempre he pensado que los asuntos pares son precisamente eso, cosa exclusiva de dos. Supongo que cada una de las dos partes tuvo sus argumentos, sus razones, sus intereses, su inocencia y su culpa.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un abrazo.
No lo dudes, Cabopá, se "forró" y dilapidó la fortuna que obtuvo con malas artes
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ResponderEliminar¡Y tan realidad, Mariano! El rencor le duró toda la vida. ¡Cosas veredes...!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Mariano
¡Huuyyyy... Enrique! Los libros son para leerlos no para escribirlos.
ResponderEliminarLos escritores de verdaderas historias que nos hacen saber, soñar y, a veces aprender a vivir, son unas personas inigualables.
Un fuerte abrazo, Enrique
Nunca podremos saber si los avatares que se producen entre dos son objetivos.
ResponderEliminarLa historia moderna esta repleta de pequeñas anécdotas que siempre se deben medir con una balanza de dos brazos.
Conocer las razones o hechos acaecidos entre dos personas es difícil y depende de quien sea amigo de uno de ellos y las noticias se decanten por uno u otro.
Un fuerte abrazo, Marisa.