María Luisa Arnaiz Sánchez
Christian Gaillard
“Vino al mundo en
medio de la espesura…Vacilante, inseguro sobre las delgadas patitas, miraba
vagamente con los ojos empañados… la madre…siguió lavando…al recién nacido, y…le
prodigó, al mismo tiempo, aseo, caricias y calor. El pequeñuelo se tambaleó un
poco. Dobló ligeramente las rodillas bajo las suaves caricias que llegaban a
todas las partes de su cuerpo…”
Christian Gaillard
Así comienza “Bambi,
una vida en el bosque” de Felix Salten,
que vendió a Walt Disney los derechos sobre su obra y supongo que la mayoría conocerá
siquiera por el cine. Sin embargo, es posible que “Josefine Mutzenbacher.
Historia de una prostituta vienesa”, la autobiografía ficticia de una furcia
que se publica desde 1906, no sea tan familiar. Aunque pase por obra
atribuida al austriaco, sus contemporáneos no dudaron de su autoría: la voz de
la narradora no era sino la de este judío, al que Hitler prohibió sus libros.
Christian Gaillard
“Dicen que de jóvenes rameras nacen viejas
beatas. Pero este no es mi caso. Me convertí en puta a una edad precoz y he
vivido todo lo que una mujer puede vivir en la cama, encima de una mesa, de una
silla o de un banco, apoyada en esquinas de muros miserables, tumbada en la
hierba, en rincones oscuros de portales, en privados, trenes, cuarteles,
burdeles y prisiones, pero no me arrepiento de nada” firma J. M. en el prefacio de la obra, viniendo
a continuación las andanzas sexuales de una niña -de los siete a los trece
años-, aderezadas con el placer que el sexo le produce.
Christian Gaillard
“- Desnúdese -me dijo.
Para mi sorpresa, ella también empezó a
quitarse la bata.
-Debe quitárselo todo menos las medias y los
zapatos -dijo. […]
-¿Cuántos años tienes?... ¿Catorce?
- Aún no -respondí.
- ¿Ya te ha dicho mi marido qué quiere de
ti?
- Sí.
- Muy bien -dijo quitándose la camisa. Lo
demás ya lo irás viendo por ti misma.
-¿También la fotografiará a usted?- pregunté
sorprendida. […]
El señor Capuzzi, que así se llamaba el
fotógrafo, ordenó al chico que se desvistiera…Sacó un banco…y dijo…Albert se
sentará en el medio…Melanie a su derecha y Pepi a su izquierda…”
Christian Gaillard
Interessante relato. Lindas imagens.
ResponderEliminarUm grande bj
Imágenes sensuales.
ResponderEliminarComo las palabras.
Un abrazo, María Luisa.
Alicia
Los cuadros son preciosos y casi llevan el hilo de la narración.
ResponderEliminarLo que la señora le preparaba era un encuentro social con tanta gente allí, jajaja.
Abrazos, Mª Luisa.
Gracias por tu amabilidad, Gisa. Un abrazo.
ResponderEliminarEl texto es apto para interesados. Las pinturas son otra cosa. Un abrazo, Alicia María.
ResponderEliminarEl pintor logra lo que el escritor no se cuestionó, pues las confesiones de Josefine son pornográficas sin más.
ResponderEliminarBesos, Isabel.
hola donde puedo comprar el libro historia de un prostituta vienesa en barcelona
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