Lord Frederic Leighton
Cuando ofertaba a toda la concurrencia de su
lugar de trabajo los productos de gran utilidad, se sentía feliz. Su mayor
alegría era regalar aquella mercancía que donaba satisfecho tras una venta. Aquel
día su regalo le sorprendió a él más que a los compradores.
Como un regalo he visto el vídeo que nos traes. Un acierto traerrnos a este regalador de sueños... y a China.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustó la obra que trajiste, más que el video, pero en general todo es armonía.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio
Ciertamente es un regalo, amigo Antonio. El vídeo es de 10
ResponderEliminarThornton, me pareció muy interesante. Este desenfadado y buen vendedor de artículos de importación del gigante asiático, regala lo que ellos no pueden: la ilusión de un destino que está por llegar.
ResponderEliminarMe gustó cómo el realizador había introducido la simpatía y el optimismo en este personaje. Su casa y su madre me atraparon.
Me alegra que te agrade.
Un fuerte abrazo, Manri.
La belleza de la pintura es espléndida, Alicia.
ResponderEliminarQuise que fuese bella como es la simpatía del personaje del cortometraje, por cierto, de tu país.
Creí que se lo merecía.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Me alegro, Enrique. Como sabes, este "pequeño" metraje cinematográfico es muy respetable para mi.
ResponderEliminarSu brevedad y su ingeniosa estructura argumental los diferencia de muchas otros metrajes en donde, a veces, algunas secuencias son innecesarias.
Por esto me agradan tanto. Son el Gracián del cine.
Un fuerte abrazo, Enrique.