María Luisa Arnaiz Sánchez
Júpìter y Tetis,
Ingres, 1811
Eris, la diosa de
la discordia, no fue invitada a la boda de Tetis y Peleo y en venganza lanzó la
manzana que, entregada por Paris a Afrodita, ocasionó en último extremo la
guerra de Troya. La nereida, casada contra su voluntad, mató a sus seis
primeros hijos pero Peleo salvó al séptimo en el momento en que ella lo
sumergía en las aguas del río Estigia para hacerlo invulnerable. Era Aquiles,
el guerrero más extraordinario de la “Ilíada”, que pereció cuando Paris le
clavó una flecha envenenada en el talón por el que su madre lo había sostenido
para bañarlo.
Aquiles, cerámica roja
En la “Ilíada”,
I, Aquiles dice a su madre: “Tú, si
puedes, socorre a tu buen hijo; ve al Olimpo y ruega a Zeus…siéntate junto a él
y abraza sus rodillas: quizá decida favorecer a los teucros y acorralar a los
aqueos” y prosigue la versión de Agustín García Calvo: “con que delante de él se postró, y se asió
de la izquierda / a sus rodillas; mas a su barbilla echando la diestra”. Observemos el cuadro de Ingres. La mano derecha de Tetis aparece en la rodilla del
padre de los dioses. A tenor del texto homérico, ¿erró o se tomó una licencia Ingres al plasmar a Tetis? *Hockney en “El conocimiento secreto” revela que, Van Eyck, Holbein,
Leonardo, Caravaggio, Velázquez e Ingres, usaron espejos y lentes para crear sus obras,
luego se deduce lo ocurrido: el “pintor de
la Odalisca ,
con dos vértebras de más, de Tetis, la de las formas inventadas del natural”,
según Lothe, empleó la cámara oscura para delinear las figuras de sus modelos
en el lienzo, por lo que, cuando volteó este, las imágenes estaban invertidas.
El arriba-abajo no fue problema pero sí el izquierda-derecha. He aquí
desenmascarado el error.
Recreación de Hockney
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