TESTIGO DE CARGO

UN TESTIGO IMPERFECTO

Antonio Campillo Ruiz

   “¡Quiero que cierre usted la boca…!” “Sí que fue un abogado con suerte”. Dos de la frases que inician el diálogo perspicaz que el gran Charles Laughton pronuncia con un sarcasmo que no abandonará a lo largo de la película “Testigo de cargo” “Witness for the Prosecution” de Billy Wilder, 1957.

   Con adaptación de Larry Marcus de la obra de teatro de Agatha Christie y guión de Billy Wilder y Harry Kurnitz, este filme alcanzó un éxito sin precedentes en la época. Merecido, qué duda cabe. Bajo la mano de Wilder, su exquisita puesta en escena, la interpretación de un elenco de actores y actrices excelentes y una intrigante trama, el espectador no movía un solo músculo excepto para reír las socarronerías de Sir Wilfrid, un Charles Laughton excepcional. 

La fotografía en negro de gran calidad ayuda a la complejidad de movimiento de la cámara en un espacio cerrado que domina con soltura Wilder. Leonard Vole, personaje interpretado por Tyrone Power, mantiene el denso clima creado en el filme reafirmando su glamour (desafortunadamente al año siguiente  aconteció su trágica muerte durante el rodaje de otra mítica película en Madrid); Marlene Dietrich, con su carismático papel de Christine consigue que el espectador crea su perfecta interpretación; y no podemos olvidar a la profesional e impertinente Miss Pidezlimsoll, Elsa Lanchester, tan asombrada como quienes siguen con avidez el retorcido argumento. De tal importancia era este en la etapa oscura de España, que forzó a la productora a colocar un letrero inicial diciendo aproximadamente: “Se ruega al público que no desvele el final de la película a sus amigos o conocidos”.  

   Bastantes años después de su realización pude ver la película en el Cine de Verano del “tío Viriato”, adscrito a la cadena Iniesta de Murcia, pero como la película era gravemente peligrosa, un 4 según la censura de la época, no permitían la entrada a los chicos muy jóvenes y Viriato, hijo del dueño de la terraza y amigo de unos cuantos muchachos de similar edad, nos dejó pasar al patio de su casa desde donde se podía ver la pantalla de lona completa por su reverso que transparentaba la imagen de forma contraria. De manera que la primera vez que visioné “Testigo de cargo”  fue imaginando que en la imagen la derecha era la izquierda y al contrario.