TODO SE COMPRA, TODO SE VENDE
Antonio
Campillo Ruiz
Sánchez Manso
El zoco era un
trajín sin paz. Los puestos multicolores se sucedían compitiendo con cuál
estaba más estrechamente ligado al vecino. Una hormigueante multitud, lenta, durmiente,
se movía al son de las ofertas que los vendedores gritaban sin descanso. Todo
se compraba, todo se vendía. El desordenado orden de productos mantenía una
homogeneidad para no confundir olores, colores ni medios de venta.
Un sorprendente claro
entre los puestos dejaba al descubierto la pálida tierra mojada para evitar el
polvo reseco. Se asemejaba a un pequeño desierto en medio de un oasis con
frescos y dulces frutos. Dos hombres ataviados con ropajes de pieles sin acabar
de curtir, que desprendían un olor irreconocible, se encontraban uno frente al
otro. En sus manos, arrugados y en desorden, portaban fajos de pliegos finos y
suaves de pergaminos ricamente adornados con letras en todos los idiomas del
mundo.
Tosar Granados
Chillaban.
Chillaban a las miles de personas que les rodeaban. Se chillaban entre ellos y,
conforme lanzaban uno de sus gritos, tiraban la fina piel en un montón de los siete
que tenían a sus pies. Un niño los alisaba y colocaba con delicadeza. Los dos
hombres leían y leían sin cesar ocultos por la multitud:
- ¡Comprad algo a cambio de nada!
- ¡Vendo un lugar en la fila!
- ¡Comprad un sitio en la cabeza de la cola!
- ¡Le vendo una silla en la mesa de comer!
- ¡Yo compro un billete solo de ida!
- ¡Vendo un nuevo cuerpo!
- ¿Quieres comprar una nueva identidad?
- No, no, ¡yo vendo tablilla de faltas por pecados!
- ¿Quiere comprar un lugar en el cielo?
- ¡Vendo un puesto en el trabajo!
- ¡Le compro una parte del sueño americano!
- ¡Yo vendo algo que cualquiera pague con la culpa!
- ¿Quieres comprarte más tiempo?
- ¡Lo último: vendo la puerta de la justicia!
- ¡Comprad los recuerdos de mañana hoy!
Antonio Campillo Ruiz
Yo ni compro ni vendo, ya que me asomo a tu lugar y me regalas cariño.
ResponderEliminarBesitos amigo
Informativer Beitrag und tolle Bilder dazu...
ResponderEliminarServus
CL
Este particular zoco y su colorido y esa lista de venta me ha parecido totalmente original y atractivo, volveré por tu casa si me lo permites
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Aquello que recibisteis gratis, dadlo gratis.
ResponderEliminarAlgo tan sencillo debería ser recordado a cada minuto.
Espléndido texto, magníficas pinturas que lo ilustran.
Hola Antonio, interesantes reflexiones
ResponderEliminarante la necesidad de comprar y vender
nacio lo que llamamos dinero.
que tengas un buen día.
un abrazo.
Me ha encantado tu multicolor rastrillo, querido Antonio. Yo no tengo nada para vender ni tampoco en este momento deseo comprar cosa alguna. En todo caso te regalo mis letras en el momento que quieras leerlas. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarEl cariño, como dices, es un regalo. Jamás vendería cariño.
ResponderEliminarLa cuestión es que, en este momento, en esta sociedad, se vende cualquier cosa. Y lo peor es que existen personas que las compran.
Un fuerte abrazo, querida Inma.
Así es, Cloudy. Los mensajes que encierran los objetos que se venden o compran son muy peculiares.
ResponderEliminarLos cuadros, poseen la fuerza de de un color acorde con lo que representan.
Me alegro que te gusten.
Un abrazo, amigo Cloudy.
Amiga Stella, acabo de llegar de tus muchas casas. Me sorprende tu capacidad de trabajo.
ResponderEliminarMe agrada que te guste el zoco y, por supuesto, mi casa es tuya. Las tuyas las he empezado a leer y, poco a poco, iré conociendo todas tus publicaciones.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo, Stella.
GENIAL, AMIGO ANTONIO. TU CAPACIDAD POETICO/CREATIVA ES UN DON QUE NO CONOCIA. LO COMPARTO.
ResponderEliminarUN ABRAZO AMIGO.
Amando, siendo tú el comentarista me son muy gratas tus palabras.
ResponderEliminarTu máxima es indiscutible pero nos han introducido en un mercantilismo que nos empuja a vender y comprar sin medida.
Y, por supuesto, esta sencilla frase debería estar presente en la mente de ambos cambistas, vendedor y comprador.
Ha sido un placer leerte, como siempre.
Un fuerte abrazo para María y para ti.
Así es, Ricardo. Las transacciones medidas por un símbolo que no posee ni las características ni las propiedades de lo adquirido o vendido, el dinero, han convertido el cambio en un juego demasiado peligroso.
ResponderEliminarTodo tiene un valor simbólico que se traduce en monedas. Un mal que creo que será imposible erradicar.
Un abrazo, amigo Ricardo.
Querida Mabel, es el mejor regalo que se puede recibir. Basta de adquirir o vender utensilios, inteligencias, trabajos... Hay que regalarse unos a otros aquello que verdaderamente sea fruto de su ingenio y produzca un beneficio inmediato en el espíritu de quien lo acepta.
ResponderEliminarTe ofrezco siempre lo mismo a ti.
Un fuerte abrazo, querida Mabel.
Querido amigo Enrique, ¡cuanto me quieres! Te admito tu halago porque te quiero igual.
ResponderEliminarPero, Enrique, ¡si no se atar una letra con otra! Lo que sucede es que de vez en cuando, sólo de vez en cuando, "hilo" una pequeña historia que ha sido fruto de un poco de meditación.
En cualquier caso, Enrique, me agrada infinito que te haya gustado.
Un fuerte abrazo, amigo Enrique.
¡Guau! está tan magistral tu entrada, que me llevaste a visualizar ese "cortometraje" de gritos.
ResponderEliminarQué bueno. Qué lo graben... ya, es el mercado de nuestros días.
Nuevo abrazo... ¡te lo vendo!, jajaja
¡Te lo compro...! Sí, Sara, se debería grabar este maremagnum multicolor. Sería un recuerdo inolvidable.El olor es lo único que no estaría en la película.
ResponderEliminarPor ello, creo que vivirlo, entremezclarse con las gentes y sus productos de venta, probar aquí y comer allá... ¡Una delicia!
Si además, te encuentras a dos grandes vendedores que regatean y vocean sus preciadas mercancías, el placer de encontrarse en este lugar es completo.
Un fuerte abrazo, querida Sara.