PARA BAJAR A UN POZO DE ESTRELLAS
Antonio
Campillo Ruiz
Matteo Anfanotti
Elementos necesarios:
Un espejo, un sitio descubierto (puede ser una azotea); una noche oscura y estrellada.
Instrucciones:
1- Se toma el espejo y se sube a la azotea.
2- Se pone el espejo boca arriba.
3- Se tiende uno al lado del espejo.
4- Se acerca la cabeza al espejo, pero no demasiado; sólo lo
suficiente para ver las estrellas allá al fondo.
5- Se mira con atención la más cercana, hasta poder calcular
con exactitud a qué distancia está; luego se cierran los ojos.
6- Se lleva despacio un pie hacia la estrella: después de
tocarla hay que asegurarse de que se ha asentado bien el pie.
7- Asiéndose con una mano del borde del pozo, se busca con
el otro pie una nueva estrella, y se la pisa con firmeza.
8- Se busca con la mano libre otra estrella, y se le
encierra con la palma.
9- Se suelta entonces la boca del pozo y se busca con la
otra mano una estrella más.
Al encontrarla y sujetarla, se mueve el pie que había pisado
la primera.
Así, descolgándose de estrella en estrella, se continúa
hasta llegar al fondo del pozo.
10- Para salir del pozo se tapa el espejo con la mano y se
abren los ojos.
Marcial Souto
Puede ser un experimento interesante.
ResponderEliminarMi primer problema es que en mi ciudad no se ven las estrellas por la luminosidad.
Antonio no quiero complicarte la entrada pero si en el punto 5º he cerrado los ojos hasta el 10º, no se como localizar las otras estrellas.
Un abrazo.
Cierto, Marcos, las luces parásitas de la ciudad impiden ver un cielo limpio y no podemos apreciar ni una sola estrella. La Luna, incluso en Luna llena posee el halo contaminante de una atmósfera sucia. Pero esto no siempre ha sido así. En el caso que nos ocupa, Marcos, la cuestión es que el espejo refleja las estrellas a igual distancia que se encuentran de nosotros. Si aprendemos dónde se encuentra cada estrella, podemos ir caminando por él cuando cerremos los ojos, luego no subimos, bajamos. El hechizo se termina cuando se abren los ojos porque es un sueño en el que las estrellas se encuentran en las profundidades no en las alturas.
EliminarUn abrazo. Marcos.
Mira lo que decía uno de mis Federicos (Garcia Lorca):
ResponderEliminar"La habitación tenía un espejo. Yo, medio peine en el bolsillo."Me gusta" (Vi mi "Me gusta" en el espejo verde.)...Abajo, el mulo resoplaba. Quiero decir decir que abría el girasol de su boca. No tuve más remedio que meterme en la cama. Y me acosté. Pero tomé la precaución de dejar abiertos los postigos, porque no hay nada más hermoso que ver una estrella sorprendida y fija dentro de un marco. Una. Las demás hay que olvidarlas"
Un beso fuerte, Antonio.
Un pasaje precioso de Federico García Lorca, Marián. Has comprendido perfectamente el sentido onírico del relato y sus posibles relaciones con otros escritores a los que atraían los espejos y las posibilidades que podían proporcionar.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Marián.
Jajaja, el comentario de Marcos, te iba a decir lo mismo!!!
ResponderEliminarEn Madrid es muy difícil ver buenas estrellas, por lo menos donde yo vivo. Es una lástima.
Un beso Antonio
Sí, Eva, alguna noche serena y sin nubes, con una contaminación atmosférica normal, podrían apagar el alumbrado público para que algunos niños, que no han tenido la oportunidad de ver el cielo nocturno, supieran que las estrellas están siempre en su lugar, fía y noche. Como no podemos apagar el Sol tenemos que hacer el experimento de coche.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Eva.
Es una abierta invitación a ir al campo, donde no haya ninguna luz artificial que las opaque y hacer el experimento!!! Suena bien... Ya te contaré, cuando lo haga. Siempre me sorprendes, eres demasiado versatil.
ResponderEliminarFuerete abrazo!
¡No dejes de hacerlo, Sara, aunque sólo sea una vez! La belleza que tendrás sobre ti será impresionante e irrepetible. Nada la puede igualar.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Sara.
Antonio, con lo olvidadizo que soy seguro que me olvido de abrir los ojos y me quedo en el fondo del pozo hasta que algún alma caritativa venga a despertarmne. Lo intentaré el día que quiera que me vayan a buscar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Jaal, un perspicaz y muy adecuado comentario. Mi recomendación es que penetres en el fondo del pozo, espejo, y trates de vivir en él todo el tiempo que puedas. Es maravilloso.
EliminarUn abrazo, amigo.
Antonio pues yo cuando quiero ver las estrellas salgo a la terraza miro parriba y ya está, nunca se me ocurre mirar pabajo; no entiendo esas instrucciones que parece que estas leyendo en chino, tendrán su gracia pa quien las entienda, será que nací estrellao, eso si un día baje un pozo y tuve que agarrarme bien como dicen las instrucciones, estuve a punto de pegarme un leñazo y ver las estrellas, coño he dicho estrellas, ahora lo entiendo todo, mi gozo en un pozo.
ResponderEliminarSalud y transparencia
Sí, Toni, los dos sabemos que sí quisieras bajar para alcanzar lo que se encuentra arriba. Lo siento, otro trabalenguas. Para quienes nacimos estrellaos, ver estrellas es muy fácil y comprendo tus dudas. En cualquier caso cómprate un espejo bien grande y podrás jugar a este bonito rompecabezas.
EliminarUn abrazo, Toni.
No conocía este cuento, ni a este autor, lo confieso, pero me ha encantado el efecto de una gran imaginación puesta al servicio de la literatura. Casi partiendo del título, ya venía presuponiendo cada instrucción, cada paso. Tal vez porque quienes nos aferramos a la fantasía como herramienta creativa, estamos acostumbrados a bajar a un pozo de estrellas o a subir a un agujero celeste de mar. Abrazo, Antonio!!!
ResponderEliminarHa sido un placer, Patzy, poder llevarte este cuento que, aunque aparentemente parezca muy serio por tantas indicaciones. Provoca el efecto que explicas en tu comentario: aferrarse a la fantasía, pensarla, crearla, hacerla posible, compartirla. La pregunta inocente de un niño sería: ¿En el Polo Sur bajan o suben a las estrellas? Con nuestra mente de hemisferio norte es comprensible tal razonamiento.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Patzy.
Bellísimo descenso al cielo. Una vez en el fondo del pozo, ¿quién querría volver a subir? Un abrazo, querido amigo, y gracias por delicias tan profundas como ésta.
ResponderEliminarMe alegro que pienses así, Isabel, porque uo no volvería. Me quedaría soñando en la bajada al cielo estrellado para estar más cerca de esa estrella que miro siempre con pasión.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Isabel.
En la casa de mis abuelos en el campo cuando era chica si que veiamos estrellas, verdaderas estrellas relucientes, titilantes, grandes y cercanas que podias arrancar una a una con las manos sin caerte en ningùn pozo....jajjajja
ResponderEliminarMuy bueno Antonio.
Abrazos càlidos.
Claro, Genessis, claro que se veían e incluso se podían coger. Eras una niña afortunada: ver la cúpula celeste con claridad es una visión muy especial por lo maravillosa que es. Claro, a ti no hacía falta proponerte ningún truco porque las tenías a mano y podías dirigir la mirada hacia ese lugar que era tu favorito. Me alegro que hayas disfrutado de las estrellas.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Genessis.
Al principio de las instrucciones muy bien, pero cuando voy llegando al final me hago un lío tremendo.
ResponderEliminarAsí que me copiaré tu entrada y este verano en el campo practicaré todo lo que pueda hasta conseguirlo.
Qué bonita entrada, Antonio.
Una excelente idea, Tecla. Poder ver reflejadas en un espejo las estrellas y a la vez verlas en el cielo es un doble motivo de realizar el juego que se propone. Me agrada mucho que puedas ver las estrellas sin luces parásitas que aplanan el cielo y lo dejan sin vida.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Tecla.
Bonita forma de verlas o estar cerca de ellas...
ResponderEliminarAnulo el pozo,pq ahí siempre suelo echar los recuerdos que duelen.
Besos
Bueno, Inma, pero esos recuerdos pueden morir con el fuego regenerador de las estrellas que se reflejan sobre ellos. Desde ahora, cuando eches al pozo recuerdos dolorosos sacas el espejo por la noche y haces que las estrellas se reflejen en él. Todo lo que exista en su interior desaparecerá.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Inma.
Precioso, amigo Antonio. Lo practicaré en cuanto pueda. Bonito relato
ResponderEliminarSé que lo harás cuando pasen las grandes fiestas de la Cremá y las luces de la ciudad sean más tenues, o vayas a alguno de los maravillosos pueblos del interior de la provincia donde el cielo existe todavía.
EliminarIn abrazo, amigo Enrique.
Me considero casi como Alicia intentado entrar al otro lado del espejo... Aunque esta receta bien se puede llevar a cabo con una superficie de aguas quietas, véase un lago en lo alto d ela montaña en pleno verano, allá en agosto con las Lágrimas de San Lorenzo.
ResponderEliminarUn saludo
Perfecto, Carmen. El espejo será más grande y el momento más idóneo para realizar el experimento. A la vez, con cada lágrima de San Lorenzo se puede solicitar un deseo que se cumplirá. La única dificultad es que como las lágrimas caen a hora imprevisible durante varias noches, el sueño hay que procurar cambiarlo.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen.
Interesante experimento. Me temo que no estoy en condiciones de realizarlo. Tendré que conformarme con una lámpara con luces que dan vueltas, que me regaló mi hermana el día de Reyes.
ResponderEliminarSaludos.
Que no está mal, Tío Antonio. La cuestión es que se parezca a una estrella que sea nuestra guía. Con ello y cerrar los ojos imaginaremos todo el encanto de la bajada a las estrellas.
EliminarUn abrazo, Tío Antonio.
Sí, querida Gatita Coquetuela, te vi, te vi tan radiante repartiendo felicidad a todos cuantos te cruzabas caminando. Un rayo de ella me llegó, me iluminó y encendió en mí la capacidad artística para realizar lo que me solicitas: he pintado un campo inmenso de caléndulas para regalártelo cuando nos veamos y pueda disfrutar otra vez de tu inmensa alegría y felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso, encantadora María Del Carmen.