EL CONDUCTOR
Antonio
Campillo Ruiz
József Pereszlényi,
desplazador de materiales, se detuvo con su coche Wartburg, matrícula número CO
75–14, junto al kiosco de periódicos de la esquina.
–Déme un Noticias de Budapest.
–Lamentablemente se agotó.
–Déme uno de ayer, entonces.
–También se acabó. Pero casualmente tengo ya uno de mañana.
–¿También ahí aparece la cartelera del cine?
–Eso sale todos los días.
–Entonces déme ese de mañana –dijo el movilizador de
materiales.
Se volvió a sentar en su coche y buscó la programación de
los cines. Después de un rato encontró una película checoslovaca –"Los amores de
una rubia"– de la que había oído hablar elogiosamente. La proyectaban en el cine
Cueva Azul de la calle Stácio, a partir de las cinco y media.
Justo a tiempo. Todavía faltaba un poco. Siguió hojeando el
diario del día siguiente. Le llamó la atención una noticia acerca del
desplazador de materiales József Pereszlényi, quien, con su coche Wartburg
matrícula CO 75–14 se desplazaba con una velocidad mayor a la permitida por la
calle Stácio, y no lejos del cine Cueva Azul chocó de frente con un camión. El
descuidado conductor murió en el acto.
“¡Quién lo diría”, pensó Pereszlényi.
Miró su reloj. Ya pronto serían las cinco y media. Guardó el
periódico en el bolsillo, se puso en marcha, a una velocidad mayor de la
permitida, y chocó con un camión en la calle Stácio, no lejos del cine Cueva
Azul.
Murió en el acto, con el periódico del día siguiente en el
bolsillo.
István Örkény
Muy probable que así fuese.
ResponderEliminarTodos sabemos a estas alturas, que sólo es presente: no existe el futuro sino para formar parte del presente; el pasado es el presente, justo en el momento de hacernos la idea del futuro.
¿Lo sabemos, no...?
Buen relato de este mal conductor.
Saludos cordiales.
Es claro que la concepción del tiempo ha cambiado en el sentido que explicas, Rafa el. Existen sociedades, personas, que consideran el tiempo como una dimensión diferente a la occidental clásica. Probablemente su sentido temporal les facilita la felicidad.
EliminarUn gran saludo, Rafa el.
Vaya una buena contradicción Antonio, mas le valdría haber visto el premio de los iguales checoslovacos para comprarlo, ya que tenía la oportunidad. Hay gente que no aprende. B. noches.
ResponderEliminarCierto, Marcos, fue una lástima que su obsesión era asistir a una sesión de cine. ¡Qué petera cogió!
EliminarUn abrazo, Marcos.
Me hizo acordar al relato "Continuidad de los parques", de Julio Cortazar...una invitación a que el lector se meta dentro de una historia circular. Un género fantástico, y que siempre nos brinda un final sorprendente. Saludos, Antonio!
ResponderEliminarSiempre es muy agradable contar con tu opinión, Patzy. Cierto que la obra de Cortazar posee una gran cantidad de estas “historias circulares”, como las llamas. El juego espaciotemporal siempre es muy atractivo para desarrollar aspectos fantásticos.
EliminarUn fuerte abrazo, querida amiga Patzy.
¿Existe el destino? ¿ O tal vez es la terquedad de no querer ver y aceptar lo evidente ?
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio
Muy buena reflexión, Víctor. Yo creo que somos tercos hasta la exageración. Negamos lo evidente y reiteramos lo sabido.
EliminarUn abrazo, amigo Víctor.
Si es que el ser humano es el kamicace vital más terco que se conoce... Incluso conociendo su destino fatal, se lanza enérgicamente en sus brazos sin ni tan siquiera plantearse la posibilidad de cambiarlo positivamente.
ResponderEliminar¿A qué me sonará esto...?
Tu relato es magnífico, Antonio, un descorchador del alma.
Mi abrazo y mi cariño.
¡Huy!… Marisa. Suena a tantos “sabios predictores del futuro” que sobran ya muchos en España. ¿Cambiar? ¡Ah! ¡Pero existe esta palabra? Creo que los redactores del DRAE se equivocaron y dejaron que todo el mundo pudiese utilizarla, aún en beneficio propio.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Marisa.
Me parece algo normal. Tal como está el periodismo hoy día no me extraña. No se comprueba la fecha de publicación. Las noticias se inventan o casi. Vease las del corazón o las deportivas o las otras. A veces aciertan. No me parece tan raro.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio.
Muy cierto, Jaal. Muchos se autoimponen la medalla de periodista y, en realidad, sólo son inventanoticias de pacotilla. La cuestión es, como dices, que alguna vez sus deformantes y degradantes escribanías o altas y sibilinas voces, se cumplen, como en el caso de este alocado conductor.
EliminarUn abrazo, Jaal.
Excelente relato.
ResponderEliminarA veces preferimos escribir a solas el destino...
Abrazos cálidos Antonio.
Así es, Genessis, es un excelente relato de Örquéni. El juego con la dimensión que los humanos no podemos tocar siempre es fascinante.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Genessis.
Aleccionador. Gracias amigo Antonio
ResponderEliminarAsí es, Enrique. Una lección para cambiar obsesiones por serenidad. Si hubiese leído con paciencia, es probable que su tozudez le hubiese hecho pensar.
EliminarUn abrazo, Enrique.
Es simplemente genial el relato. ¡Me encantó!
ResponderEliminarGracias, Antonio, no lo conocía.
Un beso.
Me alegro mucho, Isabel. Este hecho, no conocer un relato, es en ti una excepción. Me pareció un juego fantástico y delirante.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Isabel.
Es mejor no comprar el periódico de mañana, nada nada, el del día que no queremos adelantarnos al fururo por si acaso, :)
ResponderEliminarMuaaaa,querido amigo.
Sí, Ohma, eso de adelantar la vida, con lo corta que es, es una barbaridad. Serenidad, mucha serenidad y tempo lento, muy lento. El futuro llegará inexorablemente pero no lo precipitemos.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Ohma.
A veces es que somos masocas...
ResponderEliminarBesos y muchos
Eso también, Inma. En realidad, creo que somos muy empecinados y tratamos de conseguir siempre lo que pretendemos aún a fuerza de tropiezos continuos.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Inma.
Antonio se nota tu oficio/afición por el séptimo arte, corto relato para la meditación sobre el mas allá . Opino que el futuro será el fruto de la causalidad de nuestro presente, será el resultado predecible de una ecuación que inoxorablemente se cumplirá porque es matemática pura y en eso si creo.
ResponderEliminarUn abrazo
Un gran relato amigo. Lástima que hubiera leído el periódico de mañana. Un fuerte abrazo
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