EL TOCADO
Antonio
Campillo Ruiz
Andrius Covelinas
No pude resistir el
impulso de volver a coger esos materiales tan ásperos y agradables al tacto
para confeccionarme un nuevo tocado. Sí, ya sé que poseo muchos y que algunos
no los utilizo hace tiempo. Me gusta su aspereza. Aquí es todo tan suave que,
excepto algunos corales, me aburre tanto tacto viscoso. A veces me da pena
romper esas bellas formas confeccionadas por los seres que habitan más allá de nuestro
mundo. Es un mundo extraño. Se encuentra unido al nuestro y sólo algunos
compañeros pueden salir a él. He podido ver alguna vez a seres del otro mundo.
Son espantosos. Todo el cuerpo de color negro, sin tocados ni abalorios, y con
unos soles que deslumbran. Bueno todos no, pero casi todos. Muchos no poseen
cabeza excepto cuando se introducen en lo que ellos llaman agua. Sí, me lo dijo
un día el delfín Lucas que escuchó ese nombre al pasar de un mundo a otro.
Además, no tienen cola. Han debido sufrir una mutación porque he visto que su
cola se ha dividido longitudinalmente en dos y, cuando se encuentran en nuestro mundo, no dejan de
moverlas. No entiendo cómo pueden trasladarse de un lugar a otro. Pero lo mejor
que hacen estos vecinos son estas ricas formas cuyo material me aseguran los
sabios a quienes he preguntado que es de origen vegetal y no se encuentra en
nuestro mundo. ¿Cómo se va a encontrar? respondí una vez a uno de ellos. ¿No ve
usted que las algas no poseen estas fibras tan delicadamente rugosas? Otros, me
aseguraron que eran dos materiales, uno de fibras vegetales y otro de origen
desconocido. Aducían, para confirmar esta teoría, que la parte de mis tocados
que estaban hilados con fibras vegetales se deterioraba mucho antes que las
enlazadas formando dibujos. ¡Una tontería como otra cualquiera! La cuestión es
que mi atracción al observar una de esas inmensas construcciones flotando era irresistible. Su turbadora
y sugerente magia era tal que me dirigía a ellas y empezaba a cortar con una
concha afilada grandes trozos. Mis compañeros peces, a veces, se precipitaban a esos agujeros
y nadaban raudos alejándose del lugar y casi ni me dejaban recoger mis prendas.
Cuando consideraba que el tocado podría ser bello me iba a casa y, mirándome en
la pulida madreperla gigante, me arreglaba y paseaba, orgullosa de ser la única
que poseía estos bellos tocados del otro mundo.
Antonio Campillo Ruiz
Excelente relato, Antonio.
ResponderEliminarIgual, a cada cual un tocado diferente.
El tuyo es único.
Abrazos.
Esta muy original el relato.
ResponderEliminarAsi como cada uno llevamos nuestras cruces acuestas, también pienso que llevamos un tocado, que va mas o menos con la mascara que decidimos utilizar para los demás.
Besitos
Habito esto mundo, lo sabes...
ResponderEliminarMe encantas e sorprendes siempre Antonio.
Besitos
Encantador y original relato, querido Antonio.
ResponderEliminar¿Quién no quisiera portar siempre un bello tocado realizado con todo lo hermoso que nos rodea? Lo malo es que a veces no sabemos ver los materiales aun teniéndolos delante de nuestras narices.
Un abrazo
Creo que me voy a ir al puerto, cogeré una de esas redes y me haré un tocado semejante.
ResponderEliminarNo habrá en toda la mar un solo pez que se me resista.
Por eso iré.
Es un relato mágico, Antonio.
ResponderEliminarY con el material menos bello puedes confeccionar algo amable y sutil, perfecto y original, como tu relato... me encanta! un abrazo
ResponderEliminarAún no ha descubierto las nasas! Menudo copete se puede hacer con ellas!
ResponderEliminarGrande imaginación, grande.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
Je, je, je. LA moda está donde cada uno la quiere ver.
ResponderEliminarUn abrazo.
Olá Antonio caro amigo,
ResponderEliminarDepois de um tempinho ausente estou de volta.
Gostei muito da sua postagem, seu relato , sua história.
Um belo cocar.
Grande abraço amigo!
Ótima semana!
Un beso en el centro de tu mente, tu preciosa imaginación es muy estimulante. Gracias por ello... nunca dejes de escribir.
ResponderEliminarAbrazo!
Llena tu mente de bellos pensamientos
y deja que ellos trabajen en tu corazón,
pintando un interior de alegría,
para que aflore en el espejo tus ojos
la más bonita de las sonrisas.
Te deseo tengas un hermoso
comienzo de semana.
Esta amiga que te quiere y aprecia!
María Del Carmen
La coquetería femenina de los tocados, en el tenebroso mundo de las profundidades. Con mucha magia. Saludos Antonio
ResponderEliminarEs importante el ponerse en el lugar del otro, contemplar que nuestro mundo no es el único y que existen otros muchos para los cuales nuestras vidas y formas de pensar son totalmente incomprensibles. Me asombra tu pluma a la hora de contarnos historias. Enhorabuena, Antonio.
ResponderEliminarUn abrazo
Si, tocados para otro mundo. Sutil poema, amigo Antonio. Un abrazo.
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