NO CONOCÍA LA MAR
Antonio Campillo Ruiz
Benito Rebolledo
Correa
Diego no conocía la
mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar,
estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su
padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar,
la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su
fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin
consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre: ¡Ayúdame a mirar!
Eduardo Galeano, “El Libro de los abrazos”
Deliciosa la solicitud de Diego ante algo que le desborda. Ver y descubrir el mundo de la mano de un padre es lo ideal.
ResponderEliminarPrecioso, precioso, Antonio. Me has enternecido. Yo nací frente al mar, pero todo aquello que era desconocido, también me lo explicaba y mostraba mi padre...son recuerdos tan bonitos... descubrir el mundo con los ojos de tu padre...
ResponderEliminarun beso.
Precioso de verdad y conmovedor.
ResponderEliminarTe mando un beso.
Como comprendo a Diego. Y es que la mar impacta, la anhelas, la sueñas...la amas.
ResponderEliminarBesitos
Si hiciéramos memoria todos, recordaríamos la gran impresión que nos produjo el mar la primera vez que lo contemplamos. Un espectáculo tan grandioso sacude tanto a chicos como a mayores, porque nunca deja de admirarnos. Además, fíjate, querido Antonio, que todo el que contempla el mar se abstrae y deja su mente en blanco. El mejor desestresante que existe, sin duda.
ResponderEliminarHermosa narración de Galeano.
Un beso.
A mí me impacta cada vez... Galeano es un autor que me gusta muchísimo.
ResponderEliminarUn beso Antonio
Una maravilla que conmueve, la mar, una ayuda inestimable, la del padre. ¡Precioso!
ResponderEliminarLa mar es algo que hay que aprender a mirar ... y entonces es maravilloso. Como la echo de menos. Un fuerte abrazo amigo
ResponderEliminarMagnífico, Antonio. Bien escogido tú y tu arte.
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