COMERCIO Y DROGAS LEGALES

CREATIVOS, SEXO Y PUBLICIDAD

Antonio Campillo Ruiz

Conocimiento mural publicitario

   Aunque existe una gran cantidad de teorías sobre la publicidad, de hacia 1895 es una de las más antiguas: la de la regla AIDA, nacida como simple recurso didáctico para la formación de vendedores y conformada por los cuatro grandes aspectos cuyas iniciales componen el nombre de la regla: Atención, Interés, Deseo y Acción. Al caminar por una ciudad encontramos multitud de carteles publicitando generalmente productos que de forma inmediata o a medio plazo serán adquiridos, siempre que el producto posea características deseadas y el futuro comprador tenga poder adquisitivo. De entre ellos, existen algunos de compleja y peligrosa publicidad como las drogas pues ocasionan perniciosos males contra los consumidores y la sociedad. Las drogas permitidas suponen un ingreso extra a las arcas de la institución gubernamental, siendo que, si se comparan los gastos ocasionados por ellas y los posibles beneficios obtenidos, el balance parece ser que económicamente es un negocio ruinoso.

   Eslóganes y posibles imágenes que suelen acompañar al cartel publicitario deben ser “graciosillos” puesto que el producto ofertado es perjudicial. La etapa histórica del desarrollo publicitario en el que las dos drogas por excelencia, el tabaco y el alcohol, ha sido tan nefasta para la sociedad que ha utilizado como recurso casi exclusivo la prevalencia siempre ficticia de un machismo rayano en lo burdo y desagradable, ha deformado los agresivos conceptos de la AIDA. Una generación ha asimilado con verdadera pobreza de espíritu la simbología de la mujer para relacionarla con simples picardías sexistas de pésimo gusto con el fin de soslayar la verdad. No podían expresar: “Fume tal o cual cigarrillo, le matará antes que la marca contraria” o “Beba tal o cual bebida alcohólica, la cirrosis hepática será rápida e indolora”. El atractivo frente al perjuicio que ocasiona el producto debía ser tan fuerte que incitara a la compra a costa de cualquier medio. Así, el sexo unido al alcohol (supuesto placer pues el alcohol es un inhibidor de la libido) ha generado un pensamiento tan obtuso como perjudicial a largo plazo: la dominación y la belleza van de la mano.

Desde el inicio del año hasta hoy ha habido diecinueve asesinatos de mujeres. Por diversos motivos, sí, pero con un denominador común: la dominación, el mandato obligatorio, el machismo. ¡Una mujer cada 4,7 días! Pero, ¿en qué sociedad vivimos? ¿Cuál es la formación que han recibido estos asesinos que, tras cometer sus crímenes, tratan de “suicidarse mal”, justificarse o son juzgados y en unos cuantos años se reintegran a la sociedad sin ningún tipo de rehabilitación real, adecuada y probada? Caminando por la ciudad en etapas de su pubertad o juventud, ¿encontraron normales campañas publicitarias agresivas que acentuaban e influían decisivamente en aspectos machistas? Sospecho que será una de las muchas variables que la policía científica debe tener en cuenta para establecer las causas de los asesinatos que se cometen cuando han sedimentado los valores sociales que, desgraciadamente, se apartan de la Enseñanza Básica, transformándolos en elementos transversales que poseen tan poca repercusión formativa como potencia poseen los elementos degradantes y machistas del entorno social.

   Un ejemplo de lo expuesto son estas dos campañas que han acompañado a todos los ciudadanos durante mucho tiempo hasta que, como siempre, las protestas y el clamor del pueblo las neutralizaron.

Una bebida alcohólica inició su campaña publicitaria con esta imagen:

Posteriormente asoció la bebida con un pequeño paraíso.

Algo faltaba en ese lugar tan: una mirada tan sugerente como decidida.

Que se transforma en una imagen verdaderamente paradisíaca con la imagen que se añade a pesar de no tener nada que explique que, con ella o sin ella, la bebida es de más calidad.

No, no se encuentra en el punto de vista correcto. Pongamos el elemento diferenciador totalmente visible. ¿La calidad es mayor? Definitivamente no. Es el mismo producto pero la acompañante posee más sugerencias.

No, no y no. Los creativos, con la libertad para considerar a la mujer, creen que debe ser mucho más sugerente. Posiblemente la bebida aumente en correcta destilación y sabor…

Para que, al cabo de un tiempo, enfrentado frontalmente con la nula creatividad de machistas, vuelve a su inicial imagen publicitaria.

Una famosa marca de cigarrillos decidió explotar esta otra campaña:

¿De qué hielo se trata? ¿Del que se raya cuando llevamos patines de cuchillas?

¿Para después de qué? Una mesilla de noche, un despertador y, sugerida, una cama. ¿Qué habrá pasado para tener que utilizar este producto?

 ¿Se comparte el producto? ¡Ah!, interesante. Se debe utilizar porque de lo contrario no romperás nunca el hielo, ni lo consumirás después y, por supuesto no lo compartirás. La desgracia se cierne sobre la práctica del sexo.