HELIOTROPOS VI
Antonio
Campillo Ruiz
La justicia
es como la serpiente,
solo muerde a los descalzos.
Eduardo Galeano
Helena Nelson Reed
Asistimos
a una lucha fraticida, un empecinamiento por desacreditar o trazar altas
barreras entre quien fue elevado a un lugar desde el que el tiempo y el saber
han ido conformando una personalidad propia y, por qué no, diferente, con
respecto a acciones sociales y entendimiento e incluso, progreso en la
inamovible máquina del diálogo social. Quienes se complacieron con su propia
elección, excepto dos o tres sin relevacia, luchan en el seno de una parte de
la sociedad que, en su día, supo modernizar a España hasta que el verdadero
dueño de países y voluntades determinó que debían detenerse. En este momento se
plantean como meta transformar lo que habían previsto con gran algarada. ¿Adónde
quieren llegar? No cabe duda de que adonde le conviene al poder económico.
¿Cui prodest? A todos los pequeñoburgueses que tocan
“poder”, que se sientan en poltronas adquiridas con el dinero de los ciudadanos,
que quieren para sí lo mismo que lograron las sagradas vacas “jubiladas” y que
han sido convencidos de que transformarse es un imperativo ineludible. En
definitiva, jamás se ha librado España de los conversos.
Séneca
utilizó esta expresión en Medea, acto primero, escena primera, versos 500-501:
“cui prodest scelus, is fecit”
“aquel a quien aprovecha el
crimen es quien lo ha cometido”
Los
conversos, persona que cambian de ideología o corriente política, social o
humana, en un principio no fueron definidos sino como arrogantes aprovechados
de alteraciones religiosas que suponían graves males. Esta ampliación a hechos
sociales o políticos, tan frecuente como nefasta para el normal desarrollo de
intercomunicación y trabajo por el bien común, ha potenciado la villanía y el
servilismo.
Helena Nelson Reed
Los
autodefinidos como impolutos se transforman en villanos cuando ejercen su
ridículo poder para unirse al contrario y
derrocar lo molesto, lo que puede hacer renacer un sentido social
perdido en muy poco tiempo a causa de la desidia, el convencimiento en
intereses espurios, la complacencia de la ridiculez y la grandilocuencia de
aquellos que persisten en sus veleidades sabiendo que nadie les puede echar en
cara su inusitada desvergüenza.
Y
así, nos hacen caminar, obligados a asistir a la mascarada sin poder atajarla.
Obligados a mantener una estructura de poder podrida, falsa y que propicia con
fuerza la insolidaridad y el miedo. Miedo que ha renacido desde que se ha hecho
de la inseguridad material un arma tan mortal como la propia muerte. Miedo que
se potencia en todo tipo de actitudes, medios, discursos y discursitos, de
máximas reiterativas que inventan asesores, de asesores, de los poderosos.
Miedo a tener miedo.
Helena Nelson Reed
Villanos
que detentan el poder con menosprecio y en provecho propio; limpias e
inmaculadas marionetas atrapadas en la propia creencia de un bien consistente
en negar su ayuda para realizar una limpieza tan necesaria como urgente;
pasivos ante su debilidad a causa de dictados concebidos y llevados a término
por quienes los redactan; luchadores al lado del enemigo común en contra de
amigos habituales; conforman una interrelación que esconde, desconcierta y
destruye todo pensamiento racional de quien detenta el verdadero y real poder,
el pueblo. Un pueblo con miedo a represalias, a malos gestos, modos e insultos,
cuando, en realidad, debería hablar, alto y claro, para que huyesen como ratas
los indignos, mezquinos e inmaduros
sociales y políticos, aquellos que se aprovechan de él.
Helena Nelson Reed
¿Adónde
nos llevan? ¿Cuál es nuestro papel en este entramado de petulancias
flautulentas, perdidas en la Historia pasada y desconocida o en la moderna,
manipulada con osado descaro? ¿A qué nos envían quienes no respetan a sus
antecesores en los mismos lugares que ocupan? ¿Legislarán mirando a los ojos del
pueblo o dictarán sus leyes propiciatorias? ¿Dejarán que seamos españoles o
tendremos que ser otra colonia de las imperialistas potencias vecinas que
dictan el designio de quienes quieren y cuando quieren? Sí, la justicia, la
ética y la libertad se encuentran en serio peligro mientras los soberbios
paralizan y menoscaban mentes que han preaniquilado en su largo e impúdico mandato.
Antonio son demasiadas preguntas, aunque a donde nos llevan está bien claro, mientras nos dejemos llevar. En cada votación se nos ilumina una esperanza, que bien pronto se marchita ante la inoperancia. Porque son los mimos perros con diferentes collares, esclavos de sus propios intereses y con el mínimo de materia gris. Que lástima.
ResponderEliminarPues sí, amigo Marcos, demasiadas preguntas, a veces, asustan un poco, no porque sean complejas sino porque nos las planteamos muy pocas veces. La pasividad es la causa de miles de los males que creemos criticar. Y digo creemos, porque estamos convencidos de haber podido esclarecer alguna cuestión cuando en realidad se nos ningunea sistemáticamente. En cualquier caso, procuro no desacreditar por sistema a nadie puesto que es demostrable que en muchas ocasiones, casi todas, esa desacreditación se encuentra orquestada por quienes nos manipulan.
EliminarUn abrazo, querido amigo Marcos.
Antonio sigo con alegría y vivo placer tus nuevas y magníficamente ilustradas e ilustrativas reflexiones desde las ondas gravitacionales , los Bakas de Camerún o esta última sobre los nuevos villanos que nos inoculan de diversas formas en el inconsciente ese “nuevo modo” paralizante , anti-solidario y gregario , que consiste en ” miedo a tener miedo”
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Amigo Nicolás, qué duda cabe que me agrada tu alabanza inmerecida… al estilo de D. Miguel de Unamuno. Pero es un honor poder dejar escrito tu inteligente comentario, en su segunda parte. Denota una perfecta comprensión y esquematización para comprender el fin último que he querido expresar. Mi enhorabuena, me das una lección de parquedad y sabiduría.
EliminarUn abrazo, amigo Nicolás.
Como amante del lenguaje celebro los varios hallazgos que aprecio en tu texto, tan sentido como cierto. Eso de los “autodefinidos como impolutos” o “máximas reiterativas que inventan los asesores de asesores” son en sí mismas, editoriales del mejor periodismo que pronto te copiarán. Si no fuera por lo trágico del fondo, saber que para que los simples parezcan agudos, existe un grupo de lingüistas creando frases demoledoras, sería –es– tronchante.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio
Creo en lo que expreso, Ana María. Sé que lo sabes y aprecias en su justa medida. Es cierto que aquellos que se consideran inmaculados e impolutos han ejercido una influencia nefasta en personas normales, como somos la inmensa mayoría de seres del mundo, que no tenemos pretensiones de la grandicoluente estafa que se produce en muchos casos. Estos impolutos ejercieron en su día un ultrajante comportamiento para los ciudadanos y se les ha vuelto contra ellos mismos.
EliminarLas máximas aleccionadoras, machaconas y demoledoras, como dices muy sabiamente, son tronchamtes pero pueden ser útiles. Muchas personas de buena voluntad las cree y, ¡Ay, qué peligro tienen…! Muchas gracias por tus palabras, de ellas aprendo cada día más.
Un gran abrazo, querida Anamaría.
Fantásticas las imágenes, y por supuesto las flores. Una entrada que no tiene desperdicio, hablas con muchas claridad de esta jerarquía de poderes y falsedad que nos ocupa en estos difíciles tiempos que vivimos.
ResponderEliminarCreo que todas las preguntas se responden con el miedo, terror y más miedo. Nos estamos convirtiendo, casi sin querer, en seres sin alma, tanto es así que no somos capaces de luchar ni por nosotros mismos. Ojalá la justicia, la ética y la libertad encuentren su momento, porque deben ocupar su lugar con rapidez e imperar a cada momento en esta podrida sociedad.
Un abrazo infinito mi querido Antonio.
Querida Raquel, mi alegría se basa en el agrado que te ha supuesto poder admirar unas imágenes que poseen espíritu propio y en la comprensión y buena pluma que te caracteriza.
EliminarSí, así es, cada día sectas, grupos e incluso personas, de todo tipo, se empeñan en adueñarse, poseer e incluso robar, parcelas de poder a quien sea y como sea para influir en quienes les soportamos. En el momento actual es increíble el desordenado miedo que transmiten mediante todo tipo de artilugios comunicativos modernos con el propósito de reafirmar su lugar en esta decadente sociedad. Y nos anulan, claro que nos anulan. Los brazos caídos se manifiestan como ejemplo de la falta de motivación, inexplicable por otro lado, ante temores que, bien estudiados, son repulsivos: competitividad feroz, capitulación ante tropelías, y condescendencia ante hechos tan graves como los que suceden día tras día… ¿Es el miedo? No lo dudo pero me pregunto ¿a qué? ¿Es posible tener miedo a la nada? Probablemente.
Me encanta leer tus claras reflexiones, mi querida Raquel.
Un inmenso beso y … ¡a escribir!
Muy buena exposición ANtonio de lo que son esa casta de politiquillos, villanos, pelotas y "pantuflos" como bautizaba hoy por tv Monedero a los periodistas de esa casta, y muy buena comparación con los Heliotropos, siempre mirando al amo no vaya a ser..
ResponderEliminarUn abrazo y salud!!
Pues sí, mi querido amigo Toni, me alegro que retomemos, aunque sea en este foro tan personal, un diálogo que nos perjudica mucho si no tenemos fuerza para deshacernos de quienes nos maltratan y perpetúan un miedo irreflexivo, incluso dictando leyes que poseen el tufillo de muchos años atrás, de aquella autocensura que se mantenía como el mal menor de una represión inusitada, malvada y caduca.
EliminarUn gran abrazo, querido amigo Toni.
Acertadisimas reflexiones, Antonio, pero ¿quien le pone el cascabel al gato? La ignorancia y la dejadez ha colocado a los mediocres a regir nuestros destinos y ellos han elegido regir exclusivamente los suyos. El palacio de invierno sigue esperandonos...Un abrazo y recuerdos.
ResponderEliminarMariano, tu sabiduría nos despierta cuando pacientemente, sin alharacas pero con impaciencia pensamos, creemos y esperamos que la racionalidad vuelva a quienes, sistemáticamente, enturbian la mente de quienes les han aupado a puestos que ni merecen ni saben desempeñar. El palacio de invierno posee tantas "habitaciones" que incluso, en alguna de ellas sólo se permiten la estancia de muy pocas personas.
EliminarUn gran abrazo, maestro Mariano.