PUEBLOS TRIBALES
Antonio
Campillo Ruiz
Si no podemos quedarnos,
la jungla no sobrevivirá.
TRIBU BAIGA, INDIA
El
ochenta por ciento de las zonas con mayor biodiversidad de la Tierra son el
hogar de pueblos indígenas y tribales. Mucho antes de que el término
“conservación” se pronunciase por primera vez, los pueblos indígenas
desarrollaron medidas muy eficaces para mantener la riqueza de su medio.
Cuentan con sofisticados códigos de conservación de la naturaleza para detener
la caza excesiva y preservar la biodiversidad. Sin embargo, se afirma con
frecuencia y de forma errónea, que sus tierras son “vírgenes” o inexploradas a
pesar de que comunidades indígenas de todo el mundo hayan dependido de ellas y
las hayan gestionado durante milenios. Incluso las regiones “vírgenes” más
conocidas del mundo, como Yellowstone, la Amazonia o el Serengueti, son de
hecho la patria ancestral de millones de indígenas que cuidaron y protegieron
sus entornos naturales durante muchas generaciones.
Los
pueblos indígenas y tribales están siendo expulsados ilegalmente de estos
territorios en nombre de la “conservación” de la naturaleza. Ahora son acusados
de “caza furtiva” porque cazan para alimentar a sus familias. Y se enfrentan a
arrestos y palizas, tortura y muerte, mientras se fomenta la caza mayor o caza
de trofeos para ricos capitalistas y poderosos extranjeros que pagan por ella.
Las grandes organizaciones conservacionistas están colaborando con la industria
y el turismo, y destruyendo a los mejores aliados del medioambiente. Las
grandes organizaciones conservacionistas son cómplices de la destrucción de la
Naturaleza.
Sobre
el papel subrayan la necesidad de obtener el consentimiento libre, previo e
informado de los pueblos indígenas antes de iniciar la creación de un área
protegida sobre los territorios que habitan. A menudo, reconocen también su
derecho a seguir utilizando los recursos naturales locales. Sin embargo en la
práctica financian un modelo de conservación de la naturaleza militarizado que
conduce a la persecución de cazadores-recolectores inocentes, se asocian con
industrias que roban tierras indígenas y desarrollan proyectos que desembocan
en expulsiones ilegales.
En
Camerún, los indígenas bakas que osan adentrarse en la que fuera su selva, de
la que han sido excluidos, son aterrorizados por patrullas antifurtivos
financiadas por WWF (el Fondo Mundial para la Naturaleza). En la India hay
pueblos tribales expulsados de sus tierras en las reservas de tigres mientras
el Departamento de Bosques fomenta que el turismo se dispare.
Ha
llegado la hora de un nuevo modelo de conservación de la naturaleza: uno que
respete el derecho internacional, que coloque los derechos de los pueblos
indígenas y tribales en el centro y que reconozca que son los mejores
conservacionistas y guardianes del mundo natural. Esto supondría el avance más
significativo de la historia para una auténtica protección medioambiental.
Porque los pueblos indígenas cuidan el medio mejor que nadie.
La
conservación de la naturaleza puede y debe hacerse de otra forma. Se deben
aceptar las pruebas crecientes que demuestran que los pueblos indígenas cuidan
de sus entornos naturales mejor que nadie. Las enormes sumas de dinero gastadas
en la conservación deben destinarse a la solución más económica: respetar los
derechos territoriales de los pueblos indígenas y tribales. Basta de abusos y
gestiones de quienes no conocen ni la Naturaleza ni los recursos que nos
aporta. El equilibrio entre habitantes que saben cómo vive el ser humano en
estado natural y los recursos debe ser cuidado y apoyado por todos los
habitantes de la Tierra. Gestionar sin conocer supone alcanzar un suicidio
colectivo de consecuencias irreparables.
Antonio Campillo Ruiz
Esperemos que es e nuevo modelo conservacional de la Naturaleza,
ResponderEliminarrespetando a los pueblos indígenas, se consiga.
El planeta ganaría, ganaríamos todos.
Un abrazo