viernes, 5 de octubre de 2018

EL ARTE REPRESENTA A LA HISTORIA


EL ROSTRO HUMANO EN LA REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO

Antonio Campillo Ruiz


   Proyectado y realizado por Churriguera en un estilo barroco y reformado, con el trazado característico de Diego de Villanueva, el palacio de Juan de Goyeneche alberga desde el reinado de Carlos III, hacia 1773, la importante y exclusiva colección de arte y dependencias de La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Esta insustituible muestra de arte y ejemplo para profesionales, estudiantes y admiradores de la calidad artística, fue proyectada inicialmente por Felipe V, curioso hecho tratándose de tal monarca, y, posteriormente fue su hijo Fernando VI quien firmó el real decreto de la fundación definitiva. No pudo establecerse en un edificio concreto hasta que el palacio aludido acogió esta espléndida muestra de diversas artes.


   Entre ellas, se encuentra el propio edificio que no posee ni un solo rincón sin todo tipo de artes decorativas. Desde la espectacular escultura de El Ángel Caído hasta obras en diversos materiales y de diversas épocas, la colección mayor de obras de Francisco de Goya en una exposición, se encuentran resguardadas y admiradas por el visitante o profesional que retiene en su mente esa pincelada seria y rugosa, esos personajes malévolos o inocentes, ese aquelarre que es fiesta, ese autorretrato tan personal y estudiado. Junto a Goya, Zurbarán, Ribera, Tintoretto, Rubens y un largo etcétera, dejan su huella indeleble en las distintas salas e. incluso, en lugares de paso, quizás con la ilusión, por parte de la dirección, de asomar a todos los ojos pinturas o esculturas imperecederas.


   Asomarse a este remanso de arte supone realizar un largo viaje por estilos, motivos y una inmensa colección de retratos que cuentan la Historia de España desde los diversos protagonistas que ostentaron el poder y, en muchos casos, potenciaron la existencia de este y otros muchos lugares de culto a la sensibilidad y pureza de la interpretación y trabajo de autores inmortales.

Antonio Campillo Ruiz   




6 comentarios:

  1. Interesante este aspecto de la pintura, el rostro humano, parece mentira como damos a conocer a quien nos contempla nuestro ser, nuestro interior y/o estado de ánimo, una pequeña mueca, unos músculos mas o menos tensos, una caída o subida de cejas, una sonrisa mas o menos amplia. El saber interpretar todas las facciones del rostro, dan un amplio conocimiento de la persona como puede ser la escritura, no digamos ya si la comunicación pasa al oído y al tacto.
    Salud Antonio

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    1. Toni, tú, que eres pintor, sabes mejor que yo que si bien el rostro humano pintado en un cuadro puede expresar unos sentimientos, no es precisamente porque en el momento de ser pintado los expresase. Se expresa en el cuadro lo que el autor aprecia de esa expresión y contemplamos, pues, lo que el autor nos traslada. Si a esa interpretación de una realidad captada le añadimos una segunda interpretación, retenida por un aparato diferente, la cámara de fotografiar, y un encuadre distinto, la apariencia del rostro se desvirtúa más. ¿Eso quiere decir que estas pinturas están desvirtuadas? No. Están tal cual las realizó el autor pero… ¡qué malos son los peros! No son la realidad contemplada sino la abstraída de una obra que contiene más elementos de los mostrados. En cualquier caso, fuesen o no idénticos los rostros retratados a los originales, siempre creeremos que sí lo son por el realismo y naturalidad con la que fueron hechos. Un abrazo, Toni.

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  2. Qué razón tienes, contertulio Toni, cómo nuestro rostro puede expresar las emociones en una variedad de gestos y cómo estos magníficos pintores son capaces de captarlos.
    A mí, no puedo evitarlo, la atención, fundamentalmente, se me va a los ojos de los retratados. Me parece tan increible que se pueda con unos pinceles plasmar el brillo, la luz, la emoción, la intención de las miradas... Hermosos retratos.
    Gracias como siempre por compartir.

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    1. Pues sí, debe ser muy difícil plasmar con tanta realidad aspectos materiales que inducen a percibir los sentimientos de esos rostros que desde un encuadre diferente al utilizado en la obra, posiblemente, magnifica aspectos no son apreciados por el espectador. En cualquier caso, nada es mejor que visualizar in situ cualquier obra de arte puesto que la interpretación realizada desde un punto de vista diferente al propio puede inducir a desvirtual una realidad sentida. Un gran abrazo.

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  3. Veo que compartimos el interés por la mirada de los retratados. Para mí, junto a la textura de la carne son las dos características que más me atraen.
    Me ha interesado tu reportaje, ya que las dos veces que estuve en la Academia lo pasé en los archivos y no visité sus salas. Saludos.

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  4. Aunque con encuadre diferente a las obras se arte, me alegro de que hayas “visitado” virtualmente las salas que tu trabajo no dejó que disfrutaras. Sí, son obras muy importantes y especialmente la colección de Goya. Su pincelada dura y, a veces distorsionada, cumple las características que te atraen y como a mí, creo que te tratan de empujar hacia el deseo de tocar, con las puntas de los dedos, esa textura que conforma ropa y piel, así como expresa sentimientos íntimos del personaje representado. Un abrazo chillao, Anamaría.

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