DIEGO MARÍN, EL LIBRERO Y EDITOR
Antonio Campillo Ruiz
Diego Marín no es un librero y editor de Murcia.
Diego Marín es el librero y editor de Murcia.
A lo largo de su fructífera vida profesional Diego nos sigue ayudado a saber leer. Lo conozco desde mis primeros años de bachillerato cuando la Literatura estaba, en gran parte, censurada, cuando un libro valía su peso en oro y cuando, finalmente, la lectura casi se limitaba a los libros de texto.
A pesar de ello, recuerdo con verdadera añoranza las piruetas que teníamos que hacer para conseguir determinados libros, bastantes de ellos de ensayo filosófico pertenecientes a las corrientes de pensamiento de actualidad, que se consideraban “gravemente peligrosos”. Otros muchos eran científicos y no solo no terminaban de aclarar los nuevos descubrimientos sino que anatematizaban las nuevas teorías. Diego siempre nos ayudó con su inteligencia y discreción a lograrlos ¿Cómo? ¡Ah! pues esto debe formar parte de la antigua sabiduría de los humanistas que a mí no me alcanza.
Conseguir “El origen del hombre y la selección en relación al sexo” de Charles Darwin, en una edición mejicana de 1953 que pude adquirir en 1966 y que guardo como un tesoro (viéndola, recuerdo mi juventud y la sinrazón de la censura a tan magnífico estudio), fue una epopeya. Seguí al pie de la letra sus sabios vericuetos y ¡chas…! libro que pude leer con más interés por estar prohibido (nos encontrábamos en los albores de la gran explosión del pensamiento y el saber de 1968) que por su contenido en sí, muy científico y árido para tan temprana edad.
Excepto a Diego, era un poco inútil preguntar por “novedades” en otras librerías (sin menospreciar a ninguna de ellas, era otro estilo de venta). Y, poco a poco, de forma impactante y rapidísima Diego se convirtió en el librero de Murcia: se le podía preguntar sobre cualquier obra, autor, editorial, año de edición o cualquier otra “rareza” imposible de conseguir de otro profesional consultado ¡Ah!, y sin ordenadores, sin bases de datos, casi sin ayudantes, excepto su esposa que siempre le ayudaba, y atendiendo a todos los que nos agolpábamos a su alrededor en busca de su saber. Si ninguna alabanza, en la época a la que me refiero, Diego era imprescindible para todos los que leíamos obras de autores cada vez más importantes para la rápida transformación que se estaba produciendo en la sociedad.
Poco después ya no nos podía atender a todos a la vez. Se rodeó de colaboradores, más que empleados, que, bajo mi punto de vista, han aprendido su técnica de trato personalizado a los clientes, su interés por estar no al día sino a la hora de las últimas novedades importantes y del cumplimiento estricto de los pedidos, y también por permitir que los libros se consultaran y se les echara un vistazo general en la recámara de sus locales, donde tantas tertulias y conciliábulos han tenido lugar. Estoy convencido de que tendrá reuniones periódicas con sus colaboradores para imbuirles del marchamo de toda su experiencia con el fin de mejorar.
Una de las más importantes labores para el futuro de la sociedad que ha realizado Diego ha sido la apertura de Antaño. Es un local dedicado a los futuros lectores de estudios complejos y pilares de la sociedad futura: los niños. La gran cantidad de libros infantiles y juveniles de este local es un acierto casi exclusivo en Murcia.
Niña seleccionado libros y juegos didácticos en "Antaño"
Alguien puede preguntar ¿y por qué Antonio Campillo, (Ruiz, no Meseguer, que aunque es de mi pueblo ya sabes, Diego, que él es filósofo y yo químico), habla de Diego? Bueno, voy a relatar una anécdota y se entenderá.
Hace unos días estaba citado con mi gran amiga Julina en la librería de Diego para adquirir unos libros. Como se retrasó unos minutos, saludé a Diego, hablamos un momento y enseguida llegó Julina. Diego, que se encontraba junto a mi desapareció en la recámara de la librería. Apareció a los pocos segundos y quedó a mi espalda. Me volví para seguir hablando con él: “Diego, ya sabes que si aparece alguna vez una edición de las obras completas de Albert Camus me apartas los ejemplares que sean y me llamas”. Diego me miró con una cara extraña y me dijo: “Pero ¿no las has visto? Te las acabo de sacar del almacén porque han salido esta mañana y ya te las tenía reservadas”. Al volverme un poco, encima de uno de los expositores estaban los cinco tomos, en su correspondiente estuche, de las obras solicitadas.
Nueva, por fin, edición de las obras de Albert Camus
Diego recuerda todo. Diego conoce las predilecciones en obras y autores de todos. Diego no mira información en ningún ordenador, la sabe.
Esta atención, este conocimiento sobre qué desea un amigo más que cliente, este profesional extraordinario, este lector insuperable y consejero en cualquier tema del saber humano merece, sin loas inútiles sino merecidas por su perfecto trabajo y conseguidas por él mismo, ser llamado
“EL librero y editor de Murcia”.
NOTA: En este blog, en el apartado “Web de interés”, existe un enlace con la página web de Diego Marín titulada “Diego Marín”. Se puede consultar solo con picar sobre el nombre de la misma.
Diego marin es un ladrón, que ni me entrega el libro ni le devuelve el dinero ni contesta a mis mensajes.
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