TERRAZA DE VERANO II
AMIGOS
Antonio Campillo Ruiz
Sostener una historia en la pantalla grande durante ciento cinco minutos en un espacio cinematográfico cerrado, excepto muy cortas escenas, y opresivo fílmicamente a veces, es un alarde de buena planificación y de excelente interpretación de actores. “The odd couple”, “La extraña pareja”, de Gene Saks, 1968, es el ejemplo fiel de un alarde de eficacia cinematográfica.
Cuando Óscar Madison y Félix Ungar sostienen el hilo conductor de la acción narrativa, el espectador tiene la sensación de fluidez y naturalidad interpretativa. Cuando los actores secundarios, imprescindibles en todo momento, colaboran en un ritmo fílmico que no permite el más leve declive de la atención, el espectador tiene la sensación de una organización perfectamente estudiada. Cuando, en definitiva, asistimos a la proyección de “La extraña pareja”, notamos la larga mano del montador y la inigualable adaptación cinematográfica de lo que algunos pueden denominar, menospreciando el género, “una obra teatral”, “una comedia menor”, etc.
En la adaptación de una obra al cine no debe producirse la comparación con otros géneros artísticos: los lenguajes expresivos pueden ser tan diferentes que tratar de comparar es una pérdida de tiempo o un desconocimiento de los medios. La anterior alusión, por ejemplo, al espacio cinematográfico cerrado no indica que a lo largo de la película los espacios fílmicos abiertos no contribuyan a la eficacia narrativa. Son imprescindibles para la agilidad argumental.
Los tic peculiares de los actores favorecen la facilidad con la que el espectador absorbe, capta, interpreta, todos y cada uno de los momentos en los que se desarrolla la acción. A la vez, sentimientos, pensamientos e incluso relaciones personales con personajes que no aparecen en la pantalla, son inteligibles e imaginables por quien estructura su propia película desde la butaca del cine.
No, no es fácil poder transmitir la importancia fílmica de los aspectos cinematográficos. En “La extraña pareja” se consigue. Y se alcanza esta amplitud brillante aludiendo a la amistad. Una amistad peculiar, con unas diferencias que pueden llevar al infinito, pero amistad al fin y al cabo por encima de todo un peculiar y sincero sentimiento que provoca cambios de hábitos, pequeños o grandes enfrentamientos de personalidades muy diferentes, adaptaciones y enfados, comprensión y ayuda. Un largo y acertado número de conmociones que conllevan afectos que cada vez penetran más en la mente de quienes son amigos.
Es muy recomendable visionar el montaje a plena pantalla
Es muy recomendable visionar el montaje a plena pantalla
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Madrid Time
Eran grandes actores, y siempre nos quedará su recuerdo.
ResponderEliminarExcelente tu crítica, amigo, Antonio, yo también creo que no es fácil poder transmitir la importancia fílmica de los aspectos cinematográficos, y en “La extraña pareja” fue brillante, a mí me encantó, y tengo que decirte que no la he visto una vez, sino varias veces.
Besos.
Sí, Carla, el tiempo es implacable y nos roba a magníficas personas y profesionales.
ResponderEliminarMe alegro que hayas disfrutado de esta excelente película.
Una buena obra merece la pena gozarla y deleitarse con ella más de una vez.
Un fuerte abrazo, Carla.
Enhorabuena por esta refrescante idea de "Terraza de verano" II.
ResponderEliminarExcelentes actores los que muestras, Antonio, con gran capacidad para la interpretación cómica que, como muy bien dices, se apoya en ese lenguaje verbal de los tic y los gestos.
La película que propones creo que la he visto, aunque si lo he hecho ha sido hace bastante tiempo. Buen momento para recordarla.
Gracias por esta "proyección".
Un fuerte abrazo.
Sí, Marisa, han sido unos excepcionales actores.
ResponderEliminarSu capacidad expresiva diluye el posible pensamiento de realizar una similitud con el teatro filmado.
Es una película para “apagar” la mente y reír. Anímate y échale un nuevo vistazo, lo merece.
Gracias por tus refrescantes palabras. Me ayudarán.
Un fuerte abrazo.