Un tercero en discordia
Antonio Campillo Ruiz
Gabriel Bonmatí
Un tercero en discordia
En su “Vida de Apolonio” refiere Filostrato que un mancebo de veinticinco años, Menipio Licio, encontró en el camino de Corinto a una hermosa mujer, que tomándolo de la mano, lo llevó a su casa y le dijo que era fenicia de origen y que si él se demoraba con ella, la vería bailar y cantar y que beberían un vino incomparable y que nadie estorbaría su amor. Asimismo le dijo que siendo ella placentera y hermosa, como lo era él, vivirían y morirían juntos. El mancebo, que era un filósofo, sabía moderar sus pasiones, pero no ésta del amor, y se quedó con la fenicia y por último se casaron. Entre los invitados a la boda estaba Apolonio de Tiana, que comprendió en el acto que la mujer era una serpiente, una lamia, y que su palacio y sus muebles no eran más que ilusiones. Al verse descubierta, ella se echó a llorar y le rogó a Apolonio que no revelara el secreto. Apolonio habló; ella y el palacio desaparecieron.
Robert Burton
ooh es divino, divino el cuadro y tus palabras sobre el.
ResponderEliminar╔════════════════════╗
║Feliz fin de semana
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Mágico el cuento, bien escrito y muy alecionador.
ResponderEliminarPero a veces sucede al revés te encuentras casada con un hombre reptil -una vívora- que te hace llorar toda una vida y entonces...
colorín, colorado...
Saludos A. Campillo.
Qué bien narra Robert Burton esta deliciosa historia clásica. Pocas palabras, muy bien escogidas, y hace el milagro: asistimos a la ilusión que se desvanece.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querido Antonio.
Me alegra mucho que te guste la selección de hoy, Eva.
ResponderEliminarTu original lenguaje criptográfico debe poseer una piedra Rosetta para poder traducirse. No comprendo nada.
Un día me lo tienes que traducir.
Un fuerte abrazo, Eva-
Pues sí, Maribel, puede ser que la seducción sea inversa y se produzcan otros hechos. Los crótalos y víboras son animales huidizos y se esconden con facilidad.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo.
Estimado Antonio:
ResponderEliminarVengo a través del blog de Gisa. Veo eres de España, Murcia. Padre era tomellosero y madre es tenirfeña. Yo tico con doble nacionalidad.
Estoy en un bullicioso cibercafé. Pronto tendré mi equipo en buenas condiciones y podré leer con el respeto debido.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino.
P.D. Cierto: "Cada vez es más la relación con extraños íntimos", o más o menos así apuntaste en la bitácora electrónica de Gisa.
Querida Isabel, qué excelente comentario: "...la ilusión que se desvanece..."
ResponderEliminarEs perfecta tu sabia interpretación.
Creo, como tú, que las leves y delicadas palabras de Robert Burton narran con una sutilidad exquisita este relato.
Un inmenso abrazo, Isabel.
Amigo Frank, es una satisfacción tu visita al blog. Acabo de visitar los dos tuyos y ha sido una experiencia muy fructífera.
ResponderEliminarMe alegro de que tus raíces directas sean españolas.
Esta semana no estaré en casa por tanto, espera tu computadora con tranquilidad y seguiremos hablando y leyéndonos.
UN cariñoso saludo, Frank.
La pasión puede llegar a hacer grandes locuras, pero ese estado no siempre permanece, es euforia desatada que después se va aplacando y se va viendo la realidad.
ResponderEliminarUn beso.
El amor es ciego y mueve montañas,
ResponderEliminarfeliz fin de semana.
un abrazo.
Amigo, visitar tu blog es darse un baño de cultura. Me encanta estas citas que pones sobre antiguos escritores. Perdona por no pasarme la semana pasada. Un saludo muy grande!!
ResponderEliminarUn cuento maravilloso y una narraciòn
ResponderEliminarextraordinaria.
un fuerte saludo
fus
¡Afortunadamente, María, afortunadamente! Hacer locuras racionales es una cualidad de la pasión y los humanos podemos sentirla.
ResponderEliminarLa cuestión es cuando, como dices, esa pasión es vana y fútil. Se transforma entonces en una ilusión, no un eterno sentimiento.
Cuando esto sucede, realidad y ficción se logran distinguir y se transforman en un caos.
Un fuerte abrazo, María.
Sí, cuando se presenta el amor pareciese que la realidad cotidiana desaparece a los ojos de quien ama.
ResponderEliminarEsta ceguera consentida proporciona un estado letárgico que puede ser utilizado, en egoísta beneficio, por quien es amado.
Me alegro de tu visita, Ricardo.
Un abrazo.
Raquel, en tu Arcángel de la Luz y Diario de una Novel existe tanta sensibilidad y saber que es un desafuero no visitarlo.
ResponderEliminarNo tengo que perdonarte nada, ¡hasta ahí podíamos llegar! Me alegra tanto tu visita como de que te gusten los cuentos que se seleccionan.
Un fuerte abrazo, Raquel.
Me alegro mucho de tu visita Fus y, por supuesto, de tu gusto por lo publicado. Ya he podido comprobar el buen saber hacer en tu blog.
ResponderEliminarNos seguiremos leyendo.
Un gran saludo, Fus.
Exquisito este cuento, Antonio.
ResponderEliminarDel amor y su ceguera nadie se salva, pero por suerte, para bien o para mal, en algún momento el estado ilusorio termina y la realidad se nos hace amiga o profundamente enemiga.
Como sea, prefiero la realidad....
Abrazos!
Gracias por compartir, un gusto pasar por aquí
Magnifica historia, Antonio. Nada peor que abrir los ojos ante tu imaginacion y aun peor dejarte llevar por las ferocidades y habladurias de otros
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