sábado, 5 de noviembre de 2011

LA CENA QUE RECREA Y ENAMORA

CENA CON LUCRECIA Y ORIANA

María Luisa Arnaiz Sánchez

Girlfriends, Gustav Klimt

   Recordemos la estrofa décimo tercera del “Cántico espiritual” de san Juan de la Cruz:

¡Apártalos, Amado,
que voy de buelo! Buélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al ayre de tu buelo, y fresco toma.

   Decía en mi página de 24 de octubre pasado, “García Lorca y el ciervo vulnerado”, que, según el desarrollo del poema, la unión de los amantes se producía en ese momento puesto que “buelo” era el acto de la posesión. Esta aseveración está fuera de duda por el testimonio de la Amada en la estrofa antepenúltima del Cántico: “y luego me darías / allí tú, vida mía, / aquello que me diste el otro día”. Pues bien, a partir de la décimo tercera estrofa todo lo que se expresa en el poema es un “después”, justificado por los tiempos verbales y por la evolución del argumento. En este sentido me quiero detener en las estrofas décimo cuarta y décimo quinta dado que, tras la excitación previa al encuentro y consumado el abrazo amoroso, se desgrana la calma natural de la satisfacción:

Mi Amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas estrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los ayres amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

   Y de entre esa retahíla gozosa hoy me quedo con el tema de la cena, “complemento casi indispensable en las relaciones amorosas, bien sea después de la unión como en la “Historia de duobus amantibus” de Eneas Silvio, o antes de ella, como en el “Amadís” dice Domingo Ynduráin.

 Lady with fan, Gustav Klimt, Gustav Klimt

   Eneas Silvio Piccolomini, Pío II desde 1458 hasta 1464, fue un prestigioso y mundano diplomático (“He conocido y amado a muchas mujeres…pero en cuanto las conseguía me causaban gran fastidio”) que abrazó la carrera eclesiástica, cumplidos los cuarenta. De sus obras fue muy conocida “Historia de los dos amantes”, relato erótico del que abominó siendo papa. Deleitémonos con este pasaje de la obra sobre el tema elegido: 

   “Llegaba la hora prescrita. Euríalo, feliz a pesar de los problemas pasados, sube por el muro, entra por la ventana abierta y encuentra a Lucrecia sentada junto al fuego, esperando con las viandas preparadas. Cuando vio a su enamorado, se levantó y lo abrazó. Se hacen caricias, se dan besos, ponen rumbo a Venus a toda vela: ora Ceres ora Baco relevan a la extenuada Citerea por la navegación. Apenas una hora feliz había pasado…” cuando llega el marido y Lucrecia vuelve a cenar con él. (Venus, Ceres y Baco son metonimias por “hacer el amor”, “comer” y “beber” respectivamente; Citerea es el nombre dado a Venus por la isla a la que se dirigió tras su nacimiento.)

Portrait of Baroness Elisabeth Bachofen-Echt, Gustav Klimt

   En cuanto al amante por antonomasia de las Letras españolas, Amadís de Gaula, aunque no he dado con el fragmento citado por Ynduráin, he aquí un episodio similar:

   “Oriana se acostó en el manto de la doncella en tanto que Amadís se desarmaba, que bien menester lo había y...desarmado…tornó a su señora y cuando así la vio tan hermosa y en su poder, habiéndole ella otorgado su voluntad, fue tan turbado de placer y de empacho, que sólo mirar no la osaba, así que se puede bien decir que en aquella verde hierba, encima de aquel manto, mas por la gracia y comedimiento de Oriana, que por la desenvoltura ni osadía de Amadís, fue hecha dueña la más hermosa doncella del mundo…Así estuvieron de consuno con aquellos autos amorosos…hasta que…llamando la doncella dieron buena orden de aderezar cómo comiesen, que bien les hacía menester”.

Portrait of Friedericke Maria Beer, Gustav Klimt

   Nada más natural que reponer fuerzas tras cada desfallecimiento amoroso, ¿verdad? Pues confieso que no por desconocerlo deja de irritarme el comentario canónico al Cántico: “Es de saber que en la divina Escritura este nombre cena se entiende por la visión divina…”, ya que san Juan se basó en el “Cantar de los cantares” para hacer la excelsa transposición del amor humano al divino.

El beso, Gustav Klimt

8 comentarios:

  1. A mí también me irritan las visiones ortodoxas de San Juan de la Cruz.El medio fraile es excelso en su "soledad sonora", el poeta más grande que dado la lengua castellana. Su lectura nunca cansa y siempre se descubren nuevos matices, sorprendentes perspectivas.
    Recuerdo que, hace ya años, un sobrino mío andaba mustio porque tenía un examen sobre los místicos. Me decía que se le atragantaban. Me puse con él, leímos, interpretamos, le señalé cómo San Juan es el mejor poeta amoroso a mi juicio, recalamos en Santa Teresa, en Fray Luis de León... El chico acabó entusiasmado, tanto que se apuntó a un taller de literatura y, desde entonces, no abomina de los libros (también es cierto que le dejé para iniciarlo algo que sabía que lo engancharía de forma definitiva: "Historias de cronopios y de famas", de Julio Cortázar).

    Mª Luisa, no puedes figurarte cómo disfruto estas magníficas entradas sobre San Juan. Para mí, son un auténtico regalo.

    Un abrazo bien grande y gracias.

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  2. Maravillosa entrada. Me gusta muchísimo cómo la presentas, cómo la acotas y la analizas de manera erudita y atractiva al mismo tiempo. Enhorabuena.

    Por otra parte, no sabía que Picolomini había sido un vividor antes de alcanzar el papado (también ya con bastante edad y con poco tiempo de vida). Me ha sorprendido verlo citado aquí - aparte de mi ignorancia de su obra - al nombrarlo como "Eneas Silvio"... Eneas el troyano, fundador de Lavinio, fue el primer antecesor de la estirpe de los Silvios de Alba Longa, a la que pertenecieron nuestra Rea Silvia y sus hijos Rómulo y Remo. Me fascina ver cómo la sociedad romana e itálica prolongaba la memoria feliz y prestigiosa a través de los nombres. Y me encantan las coincidencias en el tiempo, estos dos "Silvios"(el Eneas que llegó a ser Papa y Rea), tan distantes en el tiempo pasado y la condición, y de pronto coincidentes en el tiempo y el espacio bloguero.
    Un abrazo muy fuerte.

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  3. magníficas letras para esta hora de sábado

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  4. Bueno, Isabel, una página más y dejaré a san Juan de momento, pero es inagotable. Yo “imagino” que algunos de mis alumnos recordará sus versos porque yo se los leí y ¡de qué forma no los contagiaría!, que todos los años me decían que si no era de lectura obligatoria. ¡No! Corrían a leerlo. Carpe diem.

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  5. ¿Sabes, Isabel?, siempre me llamó la atención el nombre de este papa al que solo me acerqué por la obrita de los amantes. El mundo de las casualidades no es tal, como me explicaron, pero me sigue gustando fantasear con ellas. Carpe diem.

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  6. Hola, J. G.: creo que a san Juan de la Cruz hay que tenerlo siempre en la cabeza y acudir a sus versos cuando apetezca. Gracias por tu visita. Carpe diem.

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  7. Gracias por descubrirme a S. Juan de la Cruz. Igual un dia de estos me decido a leerlo, si me pongo al día.
    me ha hecho mucha gracia el eufemismode Amadis convirtiendo doncellas en dueñas a pesar de no mostrarse "ni desenvuelto ni osado". y a Eneas Silvio Piccolomini le pasó como que "harto de carne metiose el diablo a fraile".
    Espero otra del mistico. Un abrazo

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  8. Creo, Mariano, que siempre es tiempo de acercarse a la poesía de san Juan, pero no olvides la versión de fray Luis sobre el “Cantar de los cantares”. Y otra cosa. Entre el amante de Oriana y el de Lucrecia me quedo con quien ponía “rumbo a Venus”.

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