Antonio
Campillo Ruiz
Héctor G. Oesterheld fue un
“desaparecido” del Proceso de Reorganización Nacional,
la Dictadura Militar Argentina, que probablemente murió en 1978. La misma
suerte corrieron sus cuatro hijas. Nacido en 1919, se licenció en Geología pero
abandonó la carrera y se dedicó a la historieta gráfica. Su extraordinaria historieta El Eternauta, 1957, es
quizás su obra más conocida.
Guionista y
escritor, fundó en 1956 la Editorial
Frontera, una de las más significativas de la historieta argentina, de
donde nacieron revistas como Hora Cero
y Frontera. Entre sus guiones
pueden leer: “El Eternauta”, “Doctor Morgue”, “Galac-Master” y “Vida del Che”.
También les recomiendo la historieta “Mort Cinder”.
Oesterheld fue ilustrado por los mejores
dibujantes argentinos y extranjeros, como Alberto Brescia, Francisco Solano
López o Hugo Pratt. “Ciencia” fue
tomado de El Eternauta y otros
cuentos de ciencia ficción.
Lamento tanto estos "silencios" me tocan de cerca, muy de cerca.
ResponderEliminarPero hoy no quiero ser silencio, quiero decirte a vos y a María Luisa: Feliz día de la Poesía.
No me gustan los días establecidos, pero en este caso es la única posibilidad de darles vuelos a ella, la agasajada.
Alicia
Gracias por darme a conocer a este dibujante, Antonio. Después de leer tu entrada, comprendo al final de la misma, el sentido de su título , "Creadores prohibidos". Y es que siempre ha sido muy rentable para los poderosos, mantener al pueblo en la estulticia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias, amigo Antonio. Magnifico y desconocido, para mi, claro.
ResponderEliminarQuerida Alicia, hoy te corresponde a ti la felicitación: ¡FELIZ DÍA DE LA POESÍA!
ResponderEliminarY es así porque escribir poesía debe ser tan placentero como enseñarnos a leerla, oírla y sentirla.
Sí, no creo que baste con un día para celebrar un acontecimiento que debería ser de relevancia para todos ya que leer poesía nos ayuda a ser más humanos.
Si los silencio se refieren a la prohibición y censura a la que estuvo sometido Héctor G. Oesterheld, durante la larga etapa negra que padecisteis en vuestro país, son silencios para recordar. Hoy, por fin, se puede disfrutar de sus guiones, sus críticas y su libertad, a pesar de haberle costado un alto precio: la vida.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Cuando hace un tiempo empecé a estudiar a los guionistas y dibujantes argentinos me ocurrió como a ti, Marisa, mi asombro fue grande pues nos llegaban obras de grandes creadores pero… no todos. Y sí, estaban prohibidos porque hablaban del pueblo con una imaginación que superaba, como en este caso, los famosos comic norteamericanos de la época.
ResponderEliminarProhibir es el verbo más conjugado por los poderosos, en la época a la que hago referencia y en la actualidad.
Un fuerte abrazo, querida Marisa.
En los años referidos nosotros ya teníamos la palabra prohibir grabada en todos los aspectos de nuestra sociedad. Los comic que leíamos, además de edulcorados, poseían alabanzas a los patrios designios de las hazañas de sus héroes.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique
Tus comentarios levantan el ánimo y hacen crecer la fe en el destino de la poesía. Gracias, desde lo más profundo, querido amigo. Yo sólo trato de transmitir mis emociones a través de mis poemas y soy feliz cuando veo que mis lectores participan de ellas.
ResponderEliminarUn abrazo grande, con mi amistad.