martes, 20 de marzo de 2012

VIOLACIÓN

LA BELLA OTERO

María Luisa Arnaiz Sánchez

La víctima, Balthus

   La que nació humildísima en Valga (Pontevedra, España), fue una de las mujeres más ricas del mundo gracias a sus amantes -entre otros, Nicolás II de Rusia, Guillermo II de Alemania, Eduardo VII de Inglaterra, Leopoldo II de Bélgica, Alberto I de Mónaco y Alfonso XIII de España (“los reyes, en general, no son muy generosos, pero yo a todos les enseñé a dar”)-, la que vivió, parece, de la generosidad del casino de Montecarlo en una habitación de la Rue d’Angleterre de Niza porque había dilapidado su fortuna en el juego, la que olvidó su lengua materna y murió sola en 1965, esa, fue violada de forma brutal a los diez años en los alrededores de su pueblo por un tal Venancio Romero, al que no se pudo hallar. Sigue la censurada transcripción del parte oficial sobre la agresión sufrida por una niña que, según decían, “ten una fermusura diabólica”, la hija de Carmen Otero y un desconocido, Agustina Otero Iglesias, La Bella Otero.

La Bella Otero

   “Era el año 1879. Al juzgado de Caldas de Reyes acudió una madre desolada diciendo que en la noche del 6 de julio había sido bárbaramente ultrajada su hija en un camino solitario. Se instruyó el correspondiente sumario. Era juez de aquel partido don Juan Puig Vilamora, La autoridad fue a la pobre casa donde habitaba la víctima. Los médicos don José Benito Vázquez y José Francisco Vázquez la examinaron y emitieron su informe. Según este, el ultraje había sido consumado en términos tan brutales que “por decencia no pueden escribirse” y se calificaba de grave el estado de la chiquilla. Habíase producido una fuerte reacción que la hacía delirar y que trastornaba su cerebro”. Nina había gritado: “¡Auxilio, mi madriña!” y dos mujeres, que reconocieron al violador, dijeron: “¡Allá vamos!”. Carolina, como luego se hizo llamar, tenía la pelvis rota y se quedó estéril. 

4 comentarios:

  1. Ese Venancio mal nacido se merecía que le hubiera abierto la cabeza con una piedra.
    Espeluznante, Marisa.
    Un abrazo para ti.

    ResponderEliminar
  2. ¡Madre mía, cuánto canalla suelto! Y hay tantos casos ocultos aun en nuestros días... Qué horror, Isabel, qué horror.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Desconocía este dato tan duro de la biografía de la Bella Otero. ¡Qué enorme debió ser aquella brutalidad! ¿Una belleza diabólica? El diablo, sin duda, era aquel Venancio. Besos, querido amigo.

    ResponderEliminar
  4. Generalmente, Isabel, se cuenta solo lo que adorna a un mito y se calla lo que conviene a cierta moral. Un beso, querida amiga.

    ResponderEliminar