Antonio
Campillo Ruiz
Vuestro violento choque
por las ásperas rompientes
os precipita por acantilados
invisibles y agresivos.
No queréis luchar contra
la dura roca cortante,
preferís ensombreceros
sobre la esbelta montaña.
La señala y protege
del abrasador sol
y del aire que horada
huecos inalcanzables.
Mar de nubes que os dejáis
tejer por los inmensos picos,
mar de agua limpia y pura
de lejanos océanos.
Vuestro eterno baile estalla
en inmensas burbujas
y desaparece en brazos
del grandioso cielo brillante.
Antonio Campillo Ruiz
Es importante que se visione el vídeo a plena pantalla
Esconder-se, às vezes é uma boa ideia para respirar.
ResponderEliminarUm grande bj
Impresionante el vídeo, querido Antonio. Música e imagen te envuelven con grandeza.
ResponderEliminarEn cuanto al poema, me has dejado muda. No te suponía poeta, pero veo que te mueves bien y has hecho un poema contemplativo y sereno. Mi enhorabuena.
Un abrazo, grande, pero muy grande, casi como tú.
Sí, Gisa, poder respirar a esas alturas, disfrutando de un mar de algodones, es una experiencia que debemos realizar con frecuencia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Gisa.
Así es, querida Isabel, este vídeo eleva el espíritu hasta la altura del Teide.
ResponderEliminarAdemás, el impresionante mar de espuma que se disfruta desde allá arriba, a la velocidad que lo vemos, es impresionante.
¿Te has fijado, Isabel, que jamás vemos los movimientos de las nubes como lo apreciamos en este vídeo, con visión de cámara lenta, foto a foto?
Solo apreciamos un leve movimiento, a velocidad normal, que no permite apreciar esos cambios burbujeantes.
No, Isabel, leo imágenes.
"Hojas de nácar" de "Si un día tu", por ejemplo, me resulta más personal y creativo.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.