Antonio
Campillo Ruiz
En nuestra última
conversación, Laura, hablamos de los aspectos técnicos que facilitan la percepción
del argumento de un film. Sin embargo, es frecuente no tener en cuenta esta
fase de realización. Aunque el espectador lo considere innecesario, creo que aprender
someramente algunas características propias de este arte nacido de la ciencia
mediante la técnica y que sólo posee realidad en nuestro cerebro, proporciona
una mayor objetividad a la hora de apreciar una obra.
- Es cierto. Yo
también pienso que entender cómo se ha investigado la percepción en el cine
durante el siglo pasado es importante.
- Permíteme que me
haga algunas preguntas. ¿Por medio de la belleza se justifica y alcanza la riqueza?
No es admisible. Claro que, teniendo en cuenta que es una trampa para simular
un bienestar que antepone el poder a la libertad, creo que nadie que aprecie un
argumento racional admitirá jamás el postulado inicial.
- Bueno, la
realización técnica para poder explicar tal argumento debió ser muy compleja.
- ¿Qué puedo hacer
para simular la belleza? Disfrazar la supuesta fealdad. El ser humano realiza
esta simulación con tanta frecuencia que le resulta casi cotidiana. ¿Soy realmente
feo? Esta es una apreciación subjetiva tanto de quien nos juzga, como de
nosotros mismos. Si se trata de un juicio ajeno, se puede simular la belleza o
el desprecio pero, si se está convencido de la propia fealdad, el asunto es
grave. En “Paradise,
Paradis”, película
producida por The National Film Board of Canada, L’Office National du Film du
Canada, concebida, animada y realizada por Ishu Patel y un gran equipo de
cineastas en 1984, al mirlo protagonista se le presenta un dilema.
La animación está
realizada con técnica clásica (se utiliza incluso la cámara multiplano,
inventada y utilizada por Walt Disney) y una pixelación basada en la técnica
de Norman McLaren pero… realizada con ordenador. ¡Ah, los ordenadores! ¡Cuántos
problemas resueltos del antiguo celuloide con sus compuestos de plata! Así,
mezclando esta novedad en el film, se
logra que convivan en una misma escena la técnica clásica y la informática como
herramienta de postproducción. Observarás, Laura, que el personaje poderoso desea
tanto la belleza inimitable como el simulacro de ella, mientras que el mirlo
aprecia algo tan intangible como la libertad a la vez que descubre que en la
Naturaleza el esplendor y la delicadeza existen en todos los seres. En “Paradise, Paradis” el espectador puede apreciar un
argumento difícil de explicar, primoroso, de actualidad y excelente en su
concepción cinematográfica y fílmica.
Es muy importante que se
visione el material audiovisual a plena pantalla.
ME HA GUSTADO, AMIGO ANTONIO: ENFOQUE, VICIOS, APORTACIONES ILUSTRES, FOTOGRAFÍA, CITAS. UN CINEASTA DE LUJO, SI.
ResponderEliminarLindo, leve, colorido e místico.
ResponderEliminarGosto e me encanto.
Um grande bj querido amigo
Sigues siendo un profesor, un estupendo profesor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMagnífica peli "Maese Antonio"
ResponderEliminarEl baile del mirlo ante el sultán, patético muy muy triste y aleccionador.
Un abrazo
Pepe
Todos somos Laura, tus discipulos.
ResponderEliminarAmigo Enrique, es un cortometraje de verdadero lujo. Posee tanto en tan cortos planos que posiblemente haya que disfrutarlo más de una vez.
ResponderEliminarFue una de las primeras "mezclas" de técnica de animación clásica y ordenador.
No puedes imaginar lo que me agrada que te haya gustado, Enrique.
Un fuerte abrazo.
Muy bueno, Antonio.
ResponderEliminarFelicitaciones. Es para verlo más de una vez.
Saludos.
Así lo creo yo también, Gisa. Posee un trasfondo tan importante como difícil de representar en la pantalla. A pesar de ello, con unas pocas imágenes, el realizador deja que el espectador intuya tanto...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Gisa.
Maravillosa obra, no la conocía. Me ha gustado también esa sugerencia de que el poderoso es también avaro, quiere disfrutar la belleza sólo para sí. Un abrazo, querido amigo.
ResponderEliminarThornton, Norman McLaren fue uno de los mejores profesores de todos los amantes de la imagen dinámica.
ResponderEliminarSu obra y su escuela nos hace vibrar hoy día.
En ti y en mi, al igual que en muchos otros profesores, el vicio de saber se convierte en la virtud de aprender y comunicar.
Un fuerte abrazo, Manri.
Pepe, tienes un excelente punto de vista. Como a ti, ese patético y triste baile, me parece muy importante. Requiere estudiarlo detenidamente porque posee unas consecuencias muy duras, a pesar del aprobado que obtiene.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Pepa.
Mariano, ¡no puedo leer estas palabras! Entre Thornton y tu me tenéis abrumado.
ResponderEliminarPero, ¡cómo vas a ser tu alumno si aprendo cada día de ti, puñetero!
De mi hija ya me pasa lo mismo: aprendo de ella. Lo único en la que "la puedo" es en años y, por ello, me atrevo a hablar con ella de algún temilla que es antiguo...
Un fuerte abrazo, Mariano.
Así lo creo, Alicia. Esta pequeña gran obra merece repasarla de vez en cuando.
ResponderEliminarPersonalmente la he aplicado en clase desde que se realizó. Posee aspectos comunicativos tan sugerentes que es imprescindible para quienes estudian Comunicación Audiovisual.
Para los espectadores en general, su facilidad expresiva es comprensible más allá de la sencillez con la que se expresa fílmicamente.
Un fuerte abrazo, Alicia.
Sí, Isabel, creo que fijándose en las acciones de los poderosos se escribieron las largas listas de defectos que en el mundo existen.
ResponderEliminarSu afán coleccionista de "fenómenos" únicos es similar y, una vez conseguida su posesión, es muy probable que se pierda el interés por ellos: es indiferente que la jaula se encuentre olvidada en el bosque, ya se ha disfrutado del ser que hay en ella.
Lo que son incapaces de apreciar es su significado: las jaulas pueden ser de oro o de madera pero son jaulas y suponen la pérdida de libertad.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.