DELIQUIO
Antonio Campillo Ruiz
El éxtasis de Santa
Teresa (detalle), Bernini
“Quiso el Señor que viese aquí algunas veces
esta visión: veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma
corporal…no era grande, sino pequeño, hermoso mucho…Veíale en las manos un
dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este
me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas.
Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor
grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y
tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear
que se quite…Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que
suplico yo a Su Bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento.”
Santa Teresa, Libro de la Vida , XXIX, 13
El éxtasis de la Beata Ludovica
Albertoni (detalle), Bernini
“Los
días que duraba esto andaba como embobada. No quisiera ver ni hablar, sino
abrazarme con mi pena, que para mí era mayor gloria que cuantas hay en todo lo
criado.”
Santa Teresa, Libro de
la Vida , XXIX, 14
Surpreendente.
ResponderEliminarBesos querido amigo
Al final, somos cuerpo. Un cuerpo que siente, goza y padece no sólo por el contacto físico. Quien no conoce la experiencia espiritual se asoma a estos textos de Teresa de Ávila, con una sonrisa de medio lado. Quien dice conocer alguna experiencia espiritual muy fuerte, no sonríe. Asiente. Sabe que es posible que se produzcan estas reacciones. Somos cuerpo siempre, y hasta lo espiritual provoca reacciones en nosotros.
ResponderEliminarEn unos más que en otros.
Impresionantes las dos esculturas de Bernini, la de Santa Teresa y la de Ludovica Albertoni, ambas en un éxtasis más carnal que espiritual. ¿O es que son imposibles el uno sin el otro? Hay quien opina que esa división entre cuerpo y espíritu es artificial y no responde a la realidad. Maravillosas las fotos. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarCierto, Gisa, "sorprendente" y muy pragmático.
ResponderEliminarEl amor sentido, soñado o pensado, posee una componente material importante.
¡FELICIDADES!
Un fuerte abrazo, querida Gisa.
Amando, no he querido escribir nada ante texto tan perfecto.
ResponderEliminarTú has escrito lo que falta: una interpretación exacta de la compleja relación entre razón y cuerpo, sueño y deseo, amor y pasión.
Muchas gracias, Amando, por tu sabia clarividencia.
Un fuerte abrazo para los dos.
Desde luego, Isabel, Bernini poseía la genialidad de la tridimensionalidad y la sabiduría de un mago.
ResponderEliminarSin ambas no sería posible conseguir tan perfectas expresiones en momentos que interpreta según su especial forma de advertir la materialidad de un éxtasis.
El llamado espíritu se conforma en un mundo material complejo: las neuronas. La interacción materia/espíritu, qué duda cabe, está sometida al mismo órgano fisiológico.
Un fuerte abrazo, querida Isabel
Bonita combinación, imaginación, cordura y uan visión de lo posible. MB
ResponderEliminarBernini poseía el don de la representación espacial de los sentimientos.
ResponderEliminarSiempre me ha parecido un don genial poder imaginar, desde la sencillez de un bloque de mármol, las perfectas proporciones y expresividad de la talla acabada.
Como dices, Enrique existe una combinación de factores inmateriales sin los que no se podría sentir emoción alguna más allá de la realidad.
Un abrazo, amigo.